domingo, 7 de mayo de 2017

"Positividad", de María Luisa Mora





                     POSITIVIDAD


Hay que salir un poco,
ponerse el poncho grande
que cubre el continente de la pena,
levantar la persiana,
hacer un flan de huevo y de vainilla
y mezclarlo con pasas 
y con ron.
Que esté tan bueno
que dé pena dejarlo mucho tiempo
sobre el plato.
Hay que ponerse rimel
en el borde superior de las pestañas,
sombra azul más bien suave
y colorete rosa
en lo más elevado de los pómulos,
perfilar bien esos labios asimétricos
para que no se note
y usar luego carmín que disimule
ese rictus que cae
sobre la comisura de la boca.
No se puede quedar una tan quieta
que llegue el corazón a vernos y se asuste,
y que un jilguero pálido nos cante
al tiempo que se va por donde vino
sin dejar en nosotros
su regalo de alegría.
Así que me levanto.
Me peino un poco. Bebo
mi café con galletas.
Y me pongo los besos
que me da mi marido entre los ojos
como si fuera
una hermosa bufanda.
Me abrigo de esperanza.
Y la ilusión se torna en mi vestido.
Me perfumo con sueños.
Con los versos que escribo
me hago unos pendientes preciosísimos.
Y me torno valiente.
Me torno esperanzada.
Y soy maravillosa.
Como siempre lo he sido.


             De El mundo raro, 2012



María Luisa Mora Alameda (Yepes, Toledo, 1959) es una poeta española de formación autodidacta y alejada de los círculos literarios. Empezó a escribir desde muy joven y pronto publicó varios libros de poesía: Las hiedras difíciles (1986), Este largo viaje hacia la lluvia (1988), La tierra indiferente (1990), La mujer y la bruma (1992) y con su libro Busca y captura obtuvo el Premio Adonáis en 1994. Le siguieron Meditación de la derrota (2001), La isla que no es (2002), La respuesta está en el viento (2005), Navegaciones (2009) y Poemas del crepúsculo (2011). En 2011 recibió el Premio "Ciega del Manzanares" por El don de la batalla (2012), libro articulado en torno a un doloroso episodio: la prematura muerte de su hija Verónica;  en 2012, el Premio Rafael Morales por El mundo raro, y en 2014, el Premio Nicolás del Hierro por Simulacro cero.  El pan que me alimenta (1986-2013) reúne su poesía completa.

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1 comentario:

  1. Pues aún tiene más mérito al ser autodidacta e ir a su bola.
    A mí me ha gustado un montón el poema por su forma y optimismo.
    Carlos San Miguel

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