domingo, 30 de abril de 2017

Dos poemas de Fermín Herrero

Rastrojera o rastrojo. © Javier Milla



Por más que el tiempo arrase palmo
a palmo lo que atraparan los días
de la infancia y sepa que ha de quitarme
todo, sin prisa o a traición, espero,
hasta que el cuerpo aguante, que nunca
me someta. Y aun entonces, si fuese factible,
abandonarme, no reconocerme en nada
de lo que me pertenezca. Ser por siempre,
al olor de la mies mojada, canto de alondra 
       en rastrojera, dejándose llevar.

De De la letra menuda, Cálamo, 2010



              Estado del bienestar

Con cerca de setenta años y una hernia 
       discal que nunca se operó, mi madre
está cavando el huerto. La recuerdo
siempre así, sin parar, desviviéndose
por nosotros, sus manos de penuria inquietud
día y noche, la abnegación echada al hombro hasta
dejarlo todo aviado y acabar molida: frota
que te frota ordeñando, acarreando, frota
que te frota barriendo, fregando, vareando
en la era la lana de los colchones, haciendo aulagas
para prender la lumbre y caldear la casa... Siempre
así, sudando como una descosida, sin dar abasto
y pese a todo -igual que el resto de las esclavas
de posguerra- no tiene derecho
a pensión. Cuando puede ver el parte se hace
cruces de lo bien que hablan los políticos.

                                          De Tierras altas, Hiperión, 2006



Fermín Herrero [www.diariodeleon.es]
Fermín Herrero (Ausejo de la Sierra, Soria, 1963) es un poeta español originario de la comarca soriana de Tierras altas, "el alto llano numantino y machadiano", "un lugar olvidado, sumido en la condena del abandono" -como denuncia el autor-, pero donde "la poesía está, anda suelta". Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza, actualmente es profesor de lengua castellana y literatura en el instituto "Juan de Juni" de Valladolid. 

Fermín Herrero, quien concibe la poesía como "vía de conocimiento de lo inefable" cuyo fin último es "dar sentido a la existencia", ha creado una obra poética reconocida con numerosos y prestigiosos premios, que comprende los siguientes poemarios: Anagnórisis (1995, Premio Gerardo Diego), Echarse al monte (1997, Premio Hiperión), Un lugar habitable (2000), El tiempo de los usureros (2003), Endechas del consuelo (2006, Premio Fray Luis de León 2005), Tierras altas (2006), La lengua de las campanas (2006), De la letra menuda (2010), Tempero (2011, Premio Valencia "Alfons el Magnànim"), Furtivo de los días (2014), La gratitud (2014, Premio Jaime Gil de Biedma y Premio de la Crítica de Castilla y León ) y Sin ir más lejos (2016, Premio Jaén de Poesía y Premio de la Crítica de poesía en castellano 2016). En 2015 recibió el Premio Castilla y León de las Letras por el conjunto de su obra. Sus poemas han sido publicados en revistas literarias y antologías poéticas.

Las palabras del jurado del Premio de la Crítica, destacando del libro galardonado "su claridad de expresión y su estética limpia y sencilla, que aspira a convertirse en la conciencia de lo que es la vida, el tiempo y siempre enraizada con la tierra castellana", pueden aplicarse al conjunto de su obra, de la que ha escrito el también poeta Álvaro Valverde* (El Cultural, 17-2-2017):
El lenguaje, como el paisaje de su tierra: áspero y despoblado, seco, esencial, resistente. El tono, sentencioso. La expresión, austera: "Cuanto más simple, más hondura". Un lenguaje que juega con la sintaxis a favor del sentido. Que maneja con solvencia el encabalgamiento. Que logra el ritmo que exige su música callada, la de sus amados místicos, a los que cita explícitamente.
En sus poemas, las viejas palabras castellanas, las palabras de antaño, nombran un mundo de cuya desaparición el poeta es testigo, una civilización campesina a punto de extinguirse que tiene como fondo el paisaje y el campo sorianos, convertidos para el autor en "refugio contra el mundo".

Escucha los poemas "Catastro" y "Estado del bienestar", recitados por el autor:



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1 comentario:

  1. ¡Maravillosos! ¡Me han gustado mucho! El Tiempo que todo lo da y todo lo quita...otros dicen que es Dios. Yo también quiero creer que no me someta y que no me rebaje a pedir más Tiempo cuando ya se me haya escurrido entre los dedos; que se por orgullo y por la rabia de ser su juguete.
    ¡Y qué emocionante es Estado de bienestar! Esa generación es envidiable por su austeridad y orgullo. ¿Su error? nosotros, a quienes han malcriado.
    Carlos San Miguel

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