Grupo de lectura I "Leer juntos Hoy" del IES
Goya
Sesión del 18 de enero de 2016
Obra comentada: El olvido que seremos, Seix Barral, 2007
Autor: Héctor Abad Faciolince
Sesión del 18 de enero de 2016
Obra comentada: El olvido que seremos, Seix Barral, 2007
Autor: Héctor Abad Faciolince
Héctor Abad Faciolince (Medellín, Colombia, 1958) ha
publicado un libro de cuentos, Malos
pensamientos, un libro de viajes, Oriente
empieza en El Cairo, y varias novelas, entre las cuales hemos elegido para
nuestro club de lectura El olvido que
seremos, galardonada con el premio Casa de América Latina de Portugal como
mejor obra latinoamericana y con el premio Woka.Duke en Derechos Humanos.
La obra revela el especial gusto que Abad Faciolince tiene por la
literatura española y universal: se confiesa seguidor de Proust; el título se
lo sugiere un soneto de Borges*; las Coplas
de Jorge Manrique encabezan uno de sus capítulos (‘Cómo se viene la muerte’), y
se intuye una influencia de Crónica de
una muerte anunciada de García Márquez.
Esta novela es en realidad una crónica, el relato de la
personalidad, la ideología, la vida política, social y familiar, así como todas
las circunstancias que terminaron con el asesinato del padre del autor, Héctor
Abad Gómez. De él leemos en la contraportada del libro “cayó por defender la
igualdad social y los derechos humanos”.
Por un lado, tenemos el relato de una familia llena de contrastes.
El padre, médico, ateo, despreocupado de todo lo que tenga que ver con su
economía personal, progresista en sus ideas, pero absolutamente tradicional y
machista en la práctica familiar. La madre, profundamente católica –“mi mamá
era hija del arzobispo de Medellín” (en realidad, el arzobispo era su tío)–
tiene, como era de esperar, una educación muy tradicional, pero que no le
impide responsabilizarse de la economía familiar, lo que la hace ser muy
avanzada para su época en Medellín.
Por otro lado, está la relación padre-hijo en un mundo de mujeres.
“En la casa vivían diez mujeres, un niño y un señor”. Creo que no es casual el
orden en que se citan estas personas. La primera, Tatá, niñera de la abuela,
por lo tanto tan importante en la familia como la abuela misma. A continuación,
las dos muchachas de servicio, imprescindibles para el funcionamiento de la
casa. Después, las hermanas y la madre. En último lugar, la monja-niñera, que
condena al fuego eterno al padre por no ir a misa.
Héctor padre se encarga de contrarrestar los aspectos que no le
gustan de la educación que Héctor hijo está recibiendo, o las actuaciones del abuelo,
como cuando lo obliga a comer mazamorra: “En mi casa nunca me obligaron a comer
nada y hoy en día como de todo. Menos mazamorra”.
Padre e hijo tienen una relación de complicidad. Poco o nada se
dice de cómo son o han de ser educadas las hijas.
En la finca La Inés. Héctor Abad Gómez con su esposa Cecilia
y sus hijos Maryluz, Clara, Eva, Marta, Sol y Héctor. |
En otro nivel nos describe el escenario en que se desenvuelven el
padre y su familia. Este profesor universitario lucha contra la pobreza, la falta
de higiene y las enfermedades que esta situación conlleva en bastantes zonas
del país. Se enfrenta ante los poderes establecidos, que lo acusan de marxista
y, en consecuencia, enemigo a perseguir. Este escenario no le impide a él vivir
en un entorno de elite social e intelectual acomodada, burguesa. En la casa hay
servicio, cocinera, niñera. Las hijas y el hijo van a los mejores colegios
posibles de Medellín, aunque eso suponga una contradicción adicional. Ese mejor
colegio es del Opus Dei.
En el escenario de extremada violencia social y política que
describe hay que destacar el nivel de influencia que ejerce la Iglesia
católica. Nos cuenta con detalle la ‘Gran Misión’, acaudillada por un jesuita
español, el padre Huelin, y apadrinada desde la península por el Generalísimo,
que pretendía “reevangelizar” el mundo promoviendo la devoción a la Virgen de
Fátima y el rezo en común del rosario. Otra vez aquí las mujeres son tratadas
de diferente forma. Ellas se levantan a las cuatro de la mañana para participar
en el rosario comunitario mientras ellos duermen plácidamente en sus camas.
El profesor de la Universidad de Antioquia durante una de las brigadas médicas con enfermos. |
En El olvido que seremos
se aprecian tres partes diferenciadas. La primera y más extensa se dedica a
explicar hechos que podríamos llamar objetivos: la relación del autor con su
padre, la clase de trabajo a que se entrega éste en cuerpo y alma, así como sus
viajes a Oriente para evitar problemas mayores en la Universidad, todo lo que
contribuye a que esa etapa de su vida el autor la califique como “años
felices”. Esta etapa se quiebra bruscamente con la muerte de Marta: “El
presente y el pasado se partieron ahí, con la devastadora muerte de Marta, y el
futuro ya no volvería a ser el mismo para ninguno de nosotros”.
En la segunda parte vemos cómo el profesor universitario,
profundamente comprometido con sus ideales pero hasta cierto punto con los pies
en la tierra, da una vuelta de tuerca y, en su lucha, pasa de iluso a osado.
Cualquier riesgo le parece nimio comparado con la muerte de su hija.
La tercera parte, a partir del capítulo titulado ‘Abrir cajones’,
está dedicada a lo que podríamos llamar reacciones y consecuencias tras la
muerte de Héctor Abad Gómez: los sentimientos y recuerdos del hijo mientras
revisa papeles, el exilio de los amigos y del propio hijo.
¿Qué es El olvido que seremos? Escrita con la
serenidad que le conceden los veinte años trascurridos desde la trágica muerte
de Héctor Abad Gómez, es la elegía dedicada a un padre que es genio, santo y
héroe a partes iguales y, al mismo tiempo, que tiene todos los defectos que lo
hacen humano.
El autor de la novela |
Cristina Baselga Mantecón
* Entradas relacionadas: http://elhacedordesuenos.blogspot.com.es/2015/11/ya-somos-el-olvido-que-seremos-de-jorge.html
¡Bravo, Cristina! Esto es una verdadera invitación a la lectura. Un abrazo, Carmen Romeo Pemán.
ResponderEliminarAyer vi la película me encanto por esa disyuntiva entre el exagerado catolicismo y la razón de la conciencia de ayudar a la humanidad al final un gran llanto que en ese momento me alivió el alma
ResponderEliminarNo leí el libro,aún. Rescato (de la película) dos fraces del Dr. Abad Gómez:
ResponderEliminar"El agua limpia salva más vidas que los cirujanos."
"Los héroes no presumen."