domingo, 23 de noviembre de 2014

"Canción de otoño" (Chanson d'automne), de Paul Verlaine





Canción de otoño


Los sollozos más hondos
del violín del otoño
son igual
que una herida en el alma
de congojas extrañas
sin final.

Tembloroso recuerdo
esta huida del tiempo
que se fue.
Evocando el pasado
y los días lejanos
lloraré.

Este viento se lleva
el ayer de tiniebla
que pasó,
una mala borrasca
que levanta hojarasca
como yo.


De Poemas saturnianos, 1866. Versión de Carlos Pujol


Versión original en francés:

Chanson d’Automne 

Les sanglots longs
des  violons
de l’automne
blessent mon coeur
d’une langueur
monotone.

Tout suffocant
et blême, quand
sonne l’heure,
je me souviens
des jours anciens
et je pleure.
Et je m’en vais
au vent mauvais
qui m’emporte
deçà, delà,
pareil à la
feuille morte.
         De Poèmes saturniens, 1866
El poeta francés Paul Verlaine (Metz,1844-París,1896) es una de las más destacadas figuras del movimiento simbolista. Hijo de un oficial de ingenieros, pasó su infancia en diversas guarniciones antes de que  su familia se instalara en París en 1851, tras el retiro de su padre. En la capital francesa cursó estudios en el liceo Bonaparte y a partir de 1963, atraído por la lectura de Baudelaire, comenzó a frecuentar a los poetas parnasianos, en cuya revista Le Parnasse contemporain aparecieron sus poemas de juventud.  Sus primeras obras se caracterizan por el antirromanticismo propio de los parnasianos, en cuyas composiciones el interés por los aspectos formales del poema prima sobre la expresión de los sentimientos. Entre sus obras de esta  etapa figuran Poemas saturnianos o saturnales (1866), muy influido por Baudelaire, y Fiestas galantes (1869) nostálgica evocación de un artificial mundo dieciochesco inspirado en la pintura de Watteau.
    El compromiso con la joven Mathilde Mauté, a la que dedicará el libro La buena canción (1870) y su matrimonio con ella en plena guerra franco-prusiana, representan un paréntesis en su desordenada vida y un periodo de estabilidad. Pero los acontecimientos de la Comuna y su encuentro con el joven poeta Arthur Rimbaud* en 1871 vuelven a desequilibrar su vida: abandona  esposa e hijo para iniciar con Rimbaud una relación que escandaliza a la sociedad francesa. Juntos viajan a Bélgica e Inglaterra, y cuando  el 10 de julio de 1873 el joven decide abandonarlo,  Verlaine, en uno de sus habituales ataques de violencia, lo hiere de bala en una mano, por lo que será condenado a dos años de prisión. Durante su estancia en la cárcel aparece Romanza sin palabras (1874), obra creada a partir de  su relación con Rimbaud que marca el inicio de su etapa de madurez, con una nueva poética basada en la musicalidad del verso. Su arrepentimiento  y su reconversión al catolicismo de su infancia le inspiraron el volumen de poemas religiosos Cordura (1881).
   Tras su última riña con Rimbaud en 1875, su vida es un continuo deslizarse hacia la autodestrucción, entre recaídas en el alcohol y la miseria y periodos de arrepentimiento, a pesar de lo cual los jóvenes poetas comenzaron a interesarse por su obra. Durante algunos años se dedicó a la enseñanza de la lengua  francesa en Inglaterra y del inglés en Francia, pero tras la muerte de L. Lentinois (su alumno favorito y amante, inspirador de muchos de los poemas de Amor [1883]), llevó una vida absolutamente escandalosa y disoluta.  De esta época son Los poetas malditos (1884), libro en el que  ensalza a poetas como Rimbaud o Mallarmé y se incluye a sí mismo, además de Antaño y ahora (1884). Después de una nueva estancia en la cárcel acusado de intentar estrangular a su madre bajo los efectos del alcohol, se instaló en París, donde fue hospitalizado en repetidas ocasiones. En sus últimos años gozó de un enorme prestigio literario y en 1894  fue elegido "Príncipe de los poetas".
   Verlaine defendía el poder de sugerencia del símbolo así como la musicalidad del verso ("La música ante todo"), y  se valió sobre todo de la correspondencia entre los estados de ánimo del poeta y el paso de las estaciones  en la naturaleza. Su influencia es fundamental en el Modernismo hispánico: a través de Rubén Darío (quien le dedicó su célebre "Responso"), llega a Manuel y Antonio Machado, así como a Juan Ramón Jiménez. 
   El poema elegido pertenece a la sección "Paisajes tristes" de Poèmes saturniens, cuyo título hace referencia al planeta Saturno que, según la astrología renacentista, regía los temperamentos melancólicos propios de los artistas. Se trata de una de las más célebres composiciones de Verlaine, en la que expresa la fusión entre el paisaje y los sentimientos personales, la correspondencia  entre el alma triste del yo poético, acosada por los recuerdos y la melancolía, y la tristeza del otoño. Las dos primeras estrofas fueron la contraseña elegida por los aliados para informar a la resistencia francesa del inicio del desembarco de Normandía en la Segunda Guerra Mundial.

Escucha el poema, interpretado por Georges Brassens: AQUÍ.

También puedes oírlo cantado por Charles Trenet: http://youtu.be/5Ppf0sHLaz0

*Entrada relacionada:

5 comentarios:

  1. Otoño y Tu Recuerdo

    El verano cansinamente se marcho
    Con su fragua de ardiente de soles
    Con el cantar de las olas del mar
    Y el salitre en el viento al respirar
    dorando la piel de un bronceado color
    las gaviotas con sus hirientes graznidos
    cantaron su canción de despedida
    para recibir el nuevo Otoño
    con su romántico abanicos de colores
    con sus lluvias, sus viejos y nostálgicos Amores.

    Porque será que te siento tan mía
    Cuando llega el Otoño con sus hojas
    Trayendo la lluvia y sus mañanas frías
    Y al imaginarte tu recuerdo me destroza
    Y me convierto en una hoja más
    Que el viento arrastra
    Para desintegrarme sobre el hormigón
    De las calles desiertas y solitarias
    Y morir en silencio repitiendo tu nombre
    en mi memoria.







    Porque me gusta el Otoño
    Si me va matando lentamente
    Mi corazón ya no late
    Solo voy sobreviviendo a la deriva
    Y mi alma me grita tu nombre
    Que retumba en lo profundo de mi mente
    camino solitario y aturdido entre la gente
    Como un paria castigado por el destino
    Para morir solitario y ya vencido
    Quedara una solitaria cruz sin nombre
    Y mis huellas al costado del camino.

    Cada hoja del otoño me recuerda tu mirada
    Y es para mi vida como una puñalada
    Que atraviesa mi pecho
    Lo necesito para sobrevivir
    Sé que de ti no tengo el más mínimo derecho
    Y al recordarlo me vuelvo viento y olvidos
    Y como una sombra que vaga por las calles
    Soy una patética y borrosa figura que se diluye
    En la negra noche donde se funden
    Los sueños perdidos.



    El otoño seguirá gritando sin cordura
    Por las vacías calles con su voz
    de vientos, lluvias y locura
    Yo seguiré por mi camino
    Pensando en ti y soñando
    ese será del Mendigo su destino
    Ambos somos la doliente partitura
    Que canta el viento en las noches Solitarias
    en las copas de los árboles
    con el fantasmal coro de las sombras
    desde los rincones más profundos de la Noche.

    Mezcla de viento, silencio, lluvia y soledad
    Con su cruz acuesta
    “El mendigo” por las calles va
    Los charcos de agua como espejos
    reflejan su lento y pausado andar
    la luna lo mira pasar y al ver su dolor
    llora con lágrimas de estrellas
    al entender su penar por ese Amor
    Corre por su negro abrigo la lluvia
    Que va anidando en las huellas
    Que van dejando sus rotos zapatos
    Tan rotos y destrozados como sus sueños
    Por la oscura Noche el Mendigo
    Se va convirtiendo en una sombra más.
    No siempre fue triste y Mendigo
    Hace tiempo también reía
    Pero Lo que él no sabía
    Que la vida en Poeta lo convertiría
    Ahora tiene llanto en la risa
    Y al igual que el sol en cada atardecer
    se va muriendo sin prisa.
    Lleva una marca gravada a fuego en su piel
    Por el Rojo hierro del destino que así lo quiso
    Como una cicatriz llevo escrito tu nombre
    En el medio de mi pecho Adéle
    Y moriré con mis manos abrazo junto a él.

    Mario Anónimo


    "Todos los derechos reservados para el autor"

    ResponderEliminar
  2. La verdad me dieron mucha información Y muchísimas gracias por eso, pero, me gustaría saber cuáles son esos aspectos que tenían la actitud parnasiana Y simbolismo que se reflejan en el poema canción de otoño

    ResponderEliminar
  3. Yo le tengo especial cariño a ese poemita introductorio a la Sonata se Primavera de Valle Inclán que le dedica Rubén Darío al Marqués de Bradomín y en el que cita a Verlaine, ya muerto: ...el chorro de agua de Verlaine estaba mudo..."
    Qué datos tan interesantes y anecdóticos cuentas siempre, como ese de que fue empleado por la Inteligencia de la Resistencia francesa cuando el Desembarco en Normandía.
    Carlos San Miguel

    ResponderEliminar
  4. La traducción es horrible!

    ResponderEliminar