domingo, 22 de enero de 2012

"Ahora que conozco la humildad de mi vida", de Ildefonso-Manuel Gil



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Ahora que conozco la humildad de mi vida
como una gota de agua en el caudal del río
y siento mi palabra por amor bendecida
y me ofrece el recuerdo todo cuanto fue mío,

ahora que en los juegos de mis hijos encuentro
las ocultas sorpresas de mis primeras risas,
y con seguro paso firmemente me adentro
en el sencillo mundo del árbol y las brisas,

ahora que en mi pecho tengo la llaga abierta
del amor de los padres, ahora, mansamente
mi corazón se aquieta en la penumbra cierta
del destino del hombre fluyendo oscuramente,

fluyendo leve, incierto, ciego en la alternativa
de relámpago y sombra, de sonrisa y de llanto,
y aprendo que mi alma es la alondra cautiva
que ciegamente quiere liberarse en mi canto.

(Ildefonso-Manuel Gil, de El tiempo recobrado, 1950)
                     
Ildefonso-Manuel Gil (Paniza, Zaragoza, 22 de enero de 1912- Zaragoza, 2003), narrador, ensayista y poeta adscrito a la generación del 36. Licenciado en derecho y doctorado en letras, destacó pronto en los círculos literarios madrileños y fundó junto a Ricardo Gullón la revista Literatura. Durante la Guerra Civil estuvo encarcelado en el seminario de Teruel; de vuelta a Zaragoza, desempeñó distintos trabajos para sobrevivir pues había perdido su puesto administrativo: fue profesor auxiliar en la universidad, dio clases, tradujo Os Lusíadas de Camoens y publicó una Historia de la literatura universal. En 1962 marchó a Estados Unidos e impartió clases de literatura española en una universidad hasta su jubilación. Tras su vuelta a España en 1983, fija su residencia en Zaragoza. En la capital aragonesa dirigió la "Institución Fernando el Católico" (1985-1993), desde donde reivindicó la figura de Benjamín Jarnés y organizó el congreso sobre el destierro aragonés. Fue miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua española y, por tanto, correspondiente de la RAE. Recibió numerosos premios y reconocimientos de las instituciones aragonesas: Medalla de Oro de Zaragoza (1982); Premio Aragón de las Letras (1992), Medalla de Santa Isabel de Portugal de la DPZ (1993), Aragonés de Honor (1996) y Medalla de Honor de la IFC (2000). Murió en Zaragoza, pero fue enterrado en Daroca, ciudad en la que transcurrió su infancia y con la que siempre mantuvo una estrecha vinculación.
    Como narrador, es autor de las novelas La moneda en el suelo (1951), sobre un violinista que pierde sus manos en un accidente e inicia un proceso de autodestrucción; Juan Pedro el dallador (1953), historia de una venganza, llevada al cine por el director aragonés José Luis Gonzalvo, con el título La ley de una raza (1967), y rodada en Daroca, y Concierto al atardecer (1992), sobre los horrores de la Guerra Civil. Escribió, además, el libro de cuentos La muerte hizo su agosto (1978).
    Es autor, asimismo,  de una obra poética muy personal, calificada por sus estudiosos de neorromática, si bien en algunas de sus obras se relaciona con la poesía social de posguerra. Caracterizada por la claridad y sencillez del lenguaje y el dominio de la versificación, está recogida en los siguientes poemarios: El tiempo recobrado (1950), El incurable (1951), De persona a persona (1971), Luz sonreída, Goya, amarga luz (1972), Poemas del tiempo y del poema (1973), Poemaciones (1982) y Las colinas (1989).

2 comentarios:

  1. ¡Pues menuda figura literaria teníamos en Aragón de quien no tenía ni idea! y de Paniza, como doña María Moliner...
    Me ha interesado el argumento de la novela sobre el violinista y también la de "Juan Pedro el dallador". Ah, y el hecho de que otro aragonés rodara una película sobre ella.
    Carlos San Miguel

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