domingo, 22 de septiembre de 2024

"La cuchara" y otros tres poemas de Begoña Abad

 

Cucharas de palo


La cuchara

HABLAR de la cuchara
humilde en los cajones
no sirve, me dices, para un poema
y yo sonrío, vieja ya de todo,
no discuto, no contradigo...
La cuchara con la que crié a mis hijos,
la que llevas a tu boca cada día con suerte,
la que tu madre usaba los días festivos,
la que hacía música sobre el cristal de las copas,
la que con su frío aplacaba el dolor de tus
    chichones,
la de peltre, de mi abuela y de la suya
que me dan sopas con honda
cuando me crezco, sabihonda,
y olvido el humilde valor de la cuchara
y de mi origen.


HAN cocinado, frotado, acunado, planchado,
llevado hijos, sujetado padres, consolado
    abuelos,
repartido ternuras, esperado regresos,
disculpado ausencias, acarreado agua,
multiplicado escaseces, 
hecho milagros de los panes y los peces,
dibujado sonrisas, aligerado cargas,
intentado conquistas
y además han procurado 
no perder su identidad
y ejercer de Eva, pase lo que pase.
Si pusiéramos en fila 
la inmensa cantidad de tareas invisibles
que han hecho en la vida,
no habría mundo capaz de contenerlas.

(De A la izquierda del padre, Pregunta, 2024)

Nada soy

CUANDO paseo en el bosque, árbol soy
y el sol que se filtra entre las hojas,
el aire que las mueve o el insecto que las habita.
Y si es el mar lo que contemplo
me hago ola mansa y espuma y pájaro marino.
Si escucho música me transformo en nota
o en prolongado silencio del pentagrama.
Cuando es el cielo lo que veo
ando volando, pues nube me hago,
o lluvia fina, nieve a veces o hielo transparente.
Piel se hace mi piel  junto a la tuya
y mano en la caricia y ojos en tu mirada,
en palabra que pronuncias, me reconozco.
Y cuando avanzo hacia ti, soy tú.
Lo soy todo y nada de eso soy.

Mater amábilis

MI madre no recuerda el nombre de su madre.
Ha olvidado el camino de regreso a la vida,
no sabe usar el peine, ni la cuchara,
se pone, casi siempre, la chaqueta al revés
y revuelve cajones en su memoria,
pero siempre sonríe al escuchar mi nombre.
Mi madre no recuerda si tuvo algún amante,
si ha viajado muy lejos, si ha perdido algún tren,
dónde están sus anillos, si alguna vez fue guapa,
que le gustaba tanto el Chinchón y el café,
que las letras unidas tienen significado
y que el perro que amaba nos dejó ya hace un mes.
Mi madre me recuerda, sin amargura, 
lo que yo he olvidado tan tontamente,
la oración de su abuela que me dormía,
las canciones de cuna que me cantaba,
y unas romanzas moras que, en letanía,
desgrana mirando por la ventana.
Mi madre y yo sujetamos recuerdos olvidados
como podemos, a veces con dolor,
otras con risas, siempre con esperanza.

(En: José María García Linares, Nacer para aprender,
volar para vivir. Un acercamiento a la poesía de Begoña
Abad, Pregunta, 2019)



Begoña Abad. (Cátedra Miguel Delibes)
Begoña Abad de la Parte
nació en el pueblo burgalés de Villanasur Río de Oca en 1952, pero pasó su infancia y adolescencia  en diferentes lugares hasta que se instaló en Logroño. Actualmente reside en Zaragoza. Obligada a abandonar los estudios a temprana edad, primero para cuidar a sus padres y después para criar a sus hijos, durante años leía y escribía a escondidas, cuando sus numerosas obligaciones se lo permitían. Pero a los cincuenta años rompió con esa vida convencional de madre y esposa abnegada ("A los 50 me nacieron alas"), pues pudo emanciparse cuando consiguió el puesto de portera en un edificio de la ciudad de Logroño, donde trabajó durante dos décadas. Fueron los años en que empezó a publicar. Se dio a conocer en 2006, con 54 años,  con la plaquette Begoña en ciernes, a la que siguieron La medida de mi madre (Olifante, 2008), Cómo aprender a volar (Olifante, 2012), Musarañas azules en Babilonia (Babilonia, 2013), Palabras de amor para esta guerra (Baile del Sol, 2013), A la izquierda del padre (La Baragaña, 2014; Ruleta Rusa, 2015; Pregunta, 2024), Estoy poeta (o diferentes maneras de estar sobre la tierra) (Pregunta, 2015), El hijo muerto (Babilonia, 2016), la antología Diez años de sol y edad (Pregunta, 2016), El techo de los árboles (Pregunta, 2018) y Madres (Pregunta, 2021). También ha publicado el libro de relatos Cuentos detrás de la puerta (Pregunta, 2013). Poemas suyos han sido incluidos en diferentes antologías y en revistas culturales.

[Imagen inicial: fundacionbat.com.co]

1 comentario:

  1. Máter amábilis me parece muy emotivo y hermoso. El terrible precio de llegar a la vejez y que paga la víctima que se ve impedida y la familia, que afronta la carga, el enfado y el dolor y tristeza que supone esa especie de zombie en que se convierte el paciente.
    Que el Destino nos libre de convertirnos en uno de ellos.
    Carlos San Miguel

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