domingo, 28 de enero de 2024

"Una especie de pérdida" y otros dos poemas de Ingeborg Bachmann

Ingebor Bachmann


Una especie de pérdida

Juntos usamos: estaciones del año, libros y una música.
Las llaves, las tazas de té, la panera, sábanas y una cama.
Un ajuar de palabras, de gestos, traídos, usados, gastados.
Un orden respetado en la casa. Dicho. Hecho. Y la mano
          siempre tendida.

Me enamoré del invierno, de un septeto vienés, y del verano.
De mapas, de un refugio de montaña, de una playa y de una
          cama.
Un culto alimentado con fechas, promesas declaradas
          irrevocables,
un algo idolatrado, que fue sublime antes de una nada,

(-del diario doblado, de la ceniza fría, del papel con un
          mensaje)
sin miedo a esa religión, ya que la iglesia era esa cama.

De la visión del mar surgió mi pintura inagotable.
A los pies del balcón estaban los pueblos, mis vecinos para
          saludar.
En el fuego de la estufa, en la seguridad, mi pelo tenía su color
          más pleno.
El timbre de la puerta era el fin de mi alegría.

No es a ti a quien he perdido,
sino al mundo.

(De Últimos poemas.  Versión al castellano 
de Javier Barreiro Cavestany)

Cada día

Ya no se declara la guerra,
se prosigue. Lo inaudito
se ha vuelto cotidiano. El héroe
permanece lejos
del campo de batalla. El débil
se ha adentrado en la línea de fuego.
El uniforme del día es la paciencia,
la condecoración, la estrella miserable
de la esperanza sobre el corazón.

Se concede
cuando ya no sucede nada más,
cuando se calla el fragor del combate,
cuando el enemigo se ha vuelto invisible
y la sombra eterna de las armas
cubre el cielo.

Se concede
por la huida ante las banderas,
por el valor ante el amigo,
por la delación de secretos indignos
y el desacato
de toda orden.

(De El tiempo postergado. Versión de 
José Luis Gómez Toré)

Nada de delikatessen

Ya nada me gusta.
¿Debo ataviar una metáfora
con una flor de almendro?
¿Crucificar la sintaxis
sobre un efecto de luz?
¿Quién se romperá la cabeza
por cosas tan superfluas?

He aprendido a ser sensata
con las palabras que hay
(para la clase más baja)

hambre          deshonra
lágrimas        tinieblas.

Con los sollozos no depurados,
con la desesperación
(y desespero de desesperación)
por tanta miseria,
por el estado de los enfermos,
el costo de la vida,
me las arreglaré.
No descuido la escritura,
sino a mí misma.
Los otros saben
dios lo sabe
qué hacer con las palabras.
Yo no soy mi asistente.

¿Debo aprisionar un pensamiento
llevarlo a la iluminada celda de una frase?
¿Alimentar oídos y ojos
con bocados de palabras de primera?
¿Investigar la libido de una vocal,
averiguar el valor de amateur de nuestras consonantes?
¿Tengo que, con la cabeza apedreada,
con el espasmo de escribir en esta mano,
bajo la presión de trescientas noches
romper el papel, barrer las urdidas óperas de palabras,
destruyendo así: yo tú y él ella lo nosotros vosotros?
(Que sea. Que sean los otros).
Mi parte, que se pierda.

(De Últimos poemas, trad. de Cecilia Dreymüller y 
Concha García, Hiperión, 1999)

Ingeborg Bachmann fue una de las más destacadas escritoras en lengua alemana del siglo XX y la primera autora mediática en esa lengua. 

Nació en 1926 en Klagenfurt localidad del estado austriaco de Carintia, región apartada del sudeste de Austria, en la frontera con Italia y Eslovenia—, donde su padre, miembro de la organización nacionalsocialista NSDAP, antecesora del partido nazi alemán, era profesor de italiano. Sus años de infancia y juventud se vieron ensombrecidos por la crisis económica,  la propagación del nazismo, la ocupación alemana y la guerra. Estas traumáticas experiencias estarán expresadas de forma implícita en toda su obra. Acabada la Segunda Guerra Mundial,  estudió filosofía, psicología, filología alemana y derecho en las universidades de Insbruck, Graz y Viena. En esta última se doctoró en 1949 con una tesis titulada La recepción crítica de la filosofía existencial de Martin Heidegger, en la que expresa su creciente desilusión con el existencialismo heideggeriano. 

En Viena entró en contacto con el mundo literario de la ciudad y en 1947 conoció  al poeta rumano de origen judío Paul Celan, superviviente del Holocausto, con el que inició una relación amorosa y de afinidad literaria que duró varios años, a pesar de que él estaba casado. El escritor español Andrés Sorel recreó esta historia de amor en su novela ...y todo lo que es misterio (2015), y la cineasta austriaca Ruth Beckermann basó su largometraje Los soñados (Die Geträume, 2016) en la correspondencia entre Bachmann y Celan.

Ingeborg Bachmann y Paul Celan

Trabajó como secretaria en la oficina estadounidense de las tropas de ocupación y en la emisora de radio de las fuerzas de ocupación americanas, donde traducía literatura anglosajona, lo que le permitió tener un amplio conocimiento de la literatura contemporánea, y adaptaba novelas al teatro radiofónico. Esta emisora publicó sus primeras obras escritas para la radio: Ein Geschäft mit Träumen (Un negocio con los sueños, 1952) o Die Radiofamilie (La familia de la radio).

Mantuvo vínculos  con el célebre Grupo 47, cuyo objetivo era  renovar y redimir la lengua alemana manchada tras el Holocausto, para crear un mundo nuevo.   Miembros  de este grupo fueron, entre otros,  Ilse Aichinger, Paul Celan, Heinrich Böll y Günter Grass. Bachmann se convertirá en una celebridad cuando este círculo literario vanguardista premie en 1953 su primer libro de poemas: Die gestundete Zeit (El tiempo postergado o El tiempo aplazado), "lamento por un mundo en ruinas y advertencia contra el nacionalismo militante" (Dreymüller), expresado por medio de "metáforas originales, en una expresión escueta y renovadora" (C. A. Molina), y lleno de referencias intertextuales a la poesía de Paul Celan. El título "recoge el tópico bíblico de lo transitorio de la existencia humana, cuando se refiere a un tiempo solo concedido a plazos" (Dreymüller). Tras este,  solo publicará en vida un segundo poemario, Anrufung des Groβen Bären (Invocación a la Osa Mayor, 1956), escrito en Italia y reconocido con el premio literario de Bremen. Como observa Dreymüller,  pese a la presencia constante de los paisajes mediterráneos, la visión de Italia no es una imagen idealizada, sino que se centra en el contraste entre el esplendor de su pasado y el caótico presente, entre la belleza natural y la miseria social. Continúa la denuncia por un mundo devastado y sin amor, con poderes amenazantes (la figura de la Osa Mayor), al tiempo que se anima a la resistencia y a la confianza en las fuerzas del amor y de la escritura, personificada  por la lechuza del poema "Mi pájaro". La preocupación por la decepción amorosa, presente en el libro anterior, se hace aquí más intensa. Tras la publicación de su segundo poemario, decide abandonar la poesía: "Dejé de escribir poemas cuando sospeché que 'sabía' hacerlos", afirma en una entrevista. No obstante, en la edición de las Obras completas de 1978  se incluyeron dieciocho poemas inéditos compuestos entre 1957 y 1967, agrupados bajo el epígrafe de Últimos poemas. En ellos se acentúa  la visión pesimista del amor, una relación marcada por la tiranía del hombre sobre la mujer. Y en 2000 apareció en Múnich No sé de ningún mundo mejor, una colección de textos inconclusos que, en palabras de sus hermanos, expresan el "luto por la poesía perdida y el sufrimiento de los seres y son al mismo tiempo una crítica implacable de la sociedad".

En 1955 realiza un viaje a Estados Unidos para asistir  al "Seminario Internacional de Harvard", invitada por su director, Henry Kissinger (1923-2023), entonces profesor y, más tarde, político estadounidense de origen judeo-alemán que llegaría a ser secretario de Estado. Bachmann se siente  enormemente  desilusionada  con  Estados Unidos y con Harvard, según se desprende de su correspondencia con familiares y amigos. Pero sin ese viaje resultaría inconcebible, tal como la conocemos,  su más famosa pieza de teatro radiofónico, El buen dios de Manhattan, una obra sobre la problemática existencial del ser humano,  escrita en 1957 y estrenada el 29 de  mayo de 1958. Con ella obtuvo en 1959 el premio más prestigioso de Alemania para este tipo de producciones, el Premio para Obras Radiofónicas de la Asociación de Invidentes de Guerra (Hörspielpreis der Kregsblimden).

En la primavera de 1958, cuando Bachmann era ya una joven estrella del universo literario,  el novelista y dramaturgo suizo Max Frisch, quince años mayor que ella,  le escribe una carta porque ha quedado impresionado por El buen dios de Manhattan. El 3 de julio de ese mismo año tiene lugar su primera cita, en París, donde Bachmann visitaba a su antiguo amante Paul Celan.  Se  inicia entre ellos una tormentosa relación abierta marcada por el deseo de emancipación de Bachmann— que durará cuatro años, durante los cuales conviven en Zurich y en Roma, adonde se había trasladado la autora en 1953. En 1962, la ruptura, motivada por los celos de Frisch y las convenciones de la época, con las que choca el ideal de independencia femenina de Bachmann (Dreymüller),  dejará a la escritora devastada, incapaz de dormir ni de escribir. Para sanar sus heridas emprende un viaje a Egipto y Sudán con el escritor Adolf Opel. Con motivo del cincuenta  aniversario de la muerte de la autora, esta historia fue llevada al cine por Margarette von Trotta, directora alemana especializada en biopics de importantes figuras femeninas. Ingebor Bachmann-Journey into the desert (2023), que se acaba de estrenar en España,  se presentó en la Berlinale 2023. Muchos de los diálogos se basan en las cartas de sus amigos Hans-Werner Henze, Paul Celan y Hansa Magnus Enzensberger, pues la realizadora no pudo acceder a la correspondencia entre Bachmann y Frisch, entonces inédita, que se publicaría en el otoño de 2022 con el significativo título de No lo hicimos bien

Max Frisch e Ingeborg Bachmann en 1962, en la única imagen conocida en la que aparecen ambos juntos.
 
MAX FRISCH ARCHIVE; ZURICH; PHOTO: MARIO DONDERO (SUHRKAMP VERLAG)

Entre noviembre de 1959 y febrero de 1960 impartió cinco conferencias sobre poética en la Universidad Goethe de Frankfurt, consideradas como parte central de su obra. Tras abandonar la poesía, se vuelca en otros géneros para expresar sus preocupaciones existenciales: guiones para radio (publicados bajo el seudónimo de Ruth Keller) y televisión, libretos de ópera para el compositor alemán Hans Werner Henze, ensayos y narrativa. 

Entre sus obras en prosa, se encuentran sus libros de cuentos: A los treinta años (1961) y  Tres senderos hacia el lago (Simultan, 1972, es el título original). El primero, concebido en fechas próximas a las  conferencias de Frankfurt,  reúne siete relatos algunos de ellos de carácter autobiográfico, como el titulado "Años de juventud en una ciudad de Austria", en los que los personajes y situaciones le sirven para ejemplificar ideas. Su protagonista, que experimenta a los treinta años una gran crisis, reflexiona sobre su pasado y sobre el rumbo a tomar (Dreymüller). El segundo pertenece al ciclo de Formas de morir (Todesartenzyclus), junto a la trilogía inacabada formada por  MalinaEl caso Franza y Réquiem para Fanny Goldmann, pues se concibieron simultáneamente y, tanto las novelas como los cinco relatos, tienen como personajes centrales a mujeres vienesas con un problema común: "unas vidas torcidas o al menos limitadas por no encontrar su lugar (como mujer) en el mundo moderno", explica Dreymüller. Malina (1971), única novela terminada de la trilogía y uno de los best-sellers de la época, "es una autobiografía espiritual donde a través de la ficción la narradora desdobla la voz del 'yo' en otro personaje",  observa Serra Pfeninnig, quien añade:

Malina  como ser ambiguo, desposeído de toda cualidad humana, cerebral y carente de emociones, se enfrenta a otro personaje, cuya ambigüedad es a la vez su otro yo, que junto con el amante Iván forman una relación triangular, un mundo de relaciones imposibles que les lleva a la aniquilación y al crimen.
      Malina es una novela compleja, fuera de todo canon tradicional, considerada por la crítica literaria como una de las obras más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Es una obra que admite una multiplicidad de lecturas posibles, que van desde la perspectiva del doble, pasando por una novela de amor, un Klunstlenrroman, una novela policíaca, una novela vienesa, un estudio filosófico y finalizando en última instancia a un prototipo de novela "patriarcal".

Ingeborg Bachmann, cuya dependencia del alcohol y de los fármacos la obligó a someterse a una cura de desintoxicación en 1962, tras su ruptura con Max Frisch, murió en Roma en 1973 a los 47 años, como consecuencia de las quemaduras de un incendio en su piso cuyo origen no ha sido bien aclarado. El síndrome de abstinencia por su adición a los barbitúrico pudo contribuir al fatal desenlace. Desde entonces, uno de los premios literarios más prestigiosos en lengua alemana lleva su nombre. En 2021 el estado de Carintia adquirió la casa de su infancia para convertirla en museo.

Referencias:

-Cecilia Dreymüller, Vida y escritura de Ingeborg Bachmann, en Tuerto rey. Consultado el 21/01/2024 en: https://www.tuertorey.com.ar/php/autores.php?idAutor=142

- Cecilia Dreymüller, Ingeborg Bachman: un icono se humaniza, ctxt. Contexto y Acción, Nº 302, nov. 2023. En: https://ctxt.es/es/20231101/Culturas/44715/Cecilia-Dreymuller-Ingeborg-Bachman-poesia-literatura-amor-libre-homenaje.htm. Consultado el 20/01/2024.

- César Antonio Molina, Libido de una vocal, en: https://www.revistadelibros.com/obras-de-ingeborg-bachmann/. Consultado el 20/01/2024.

-Isabel Serra Pfennig, La imagen de Italia en la obra de Ingeborg Bachmann, "Transfer" III: 1 (mayo 2008), pp. 9-17, en: file:///C:/Users/Personal/Downloads/203817-Text%20de%20l'article-272464-1-10-20101018.pdf. Consultada el 22/01/2024.

[Imagen inicial: best-poems.net]

lunes, 22 de enero de 2024

'Tiempo de prodigios', de Simeón Martín Rubio

Grupo de lectura "Leer juntos" del IES Goya
Sesión del 18 de diciembre de 2023
Autor: Simeón Martín Rubio
Obra comentada: Tiempo de prodigios. Comuniter, 2023.








Algunos apuntes con mirada histórica sobre la obra  
Tiempo de prodigios de Simeón Martín Rubio

 

 La novela, o la historia de vida o el estudio socio-histórico sobre la minoría morisca en el s. XVI de Simeón Martín Rubio, Tiempo de prodigios, me ha gustado mucho, porque contiene los elementos esenciales que, desde mi punto de vista, la literatura puede aportar a la historia, sin entrometerse ni interferirse, incluyendo aquellos aspectos que componen la historia total, que, muchas veces, no se abordan en los libros de Historia, en los que predomina lo político. Y empiezo por aquí porque precisamente son  esos elementos los que yo voy a tratar de analizar.

No me referiré a la obra en sí ni a los aspectos literarios; para ello hay otras voces con más autoridad. Sólo dos detalles sobre el libro:

-     El título, Tiempo de prodigios, hace referencia, por una parte, a su tiempo y a su realidad. Por otra, este título está lleno de simbolismos, sugerencias y emotividad.

-      La imagen de la portada, una reproducción de una de las miniaturas del libro Las muy ricas horas del Duque de Berry (ca. 1410), representa una típica escena feudal en la Edad Media tardía, una realidad social prolongada hasta tiempos no tan lejanos. Menos lejanas son las dificultades sociales de las que habla la novela.

En primer lugar, quiero destacar el rigor histórico de la novela, lo que conlleva un  exhaustivo trabajo de investigación y documentación histórica en archivos y bibliografía y un gran conocimiento de la historia. Las explicaciones del autor sobre el descubrimiento del documento y la historicidad de los personajes son muy esclarecedoras. Yo las incorporaría al texto, junto con el documento final.

La obra muestra, además, un absoluto respeto por la historia. Los hechos históricos no se abordan, no se entra en ellos, no se deforman. Son el bastidor, el escenario donde se desarrolla la acción. Se citan, a modo de pinceladas, para proporcionar la localización cronológica, geográfica y política. No es un libro de historia, sino un libro con historia.

      ¿Qué aporta Tiempo de prodigios a la Historia?

1.       Una visión realista de la sociedad del Antiguo Régimen

La famosa pirámide de la sociedad feudal nos ha creado una imagen mental  de estricta separación de clases y los “malos usos”, con el cinematográfico ius prima noctis, que, seguramente, nunca existió, una  idea equívoca de la convivencia cotidiana en otros tiempos.

La novela cuenta el día a día y muestra estas relaciones de forma muy diferente. La sociedad feudal, por ser una sociedad atomizada y ruralizada, mantiene unas relaciones de proximidad y cercanía y de convivencia, sin que ello signifique que no existan las diferencias de clase, discrepancias, conflictos y enfrentamientos entre diferentes grupos y estamentos.  Está muy claro que no es lo mismo el estatus de un capataz que el de un pechero, aunque el primero también deba pagar sus impuestos al señor. Y que hay formas de alcanzar un cierto estatus, aunque eso provoque las envidias de los otros.

La cercanía posible del señor con sus súbditos, al menos con algunos, las relaciones entre las gentes distintas, vecinos, amigos y transeúntes, los corrillos callejeros en los que se conocían las noticias o se producían interesantes conversaciones, la difusión de los chascarrillos….

La novela se centra en un grupo social determinado, los hispano-musulmanes, grupo de gran trascendencia en el espacio peninsular bajomedieval: los mudéjares (el término no implica conversión al cristianismo) y los musulmanes conversos. Los moriscos o “cristianos de moro”, como se los denominaba en la época, entre el 20 y 30 % de la población en la Corona de Aragón. Una minoría social que ha pasado de la condición de dominadora a dominada y más adelante, por razones de política interior y política exterior, ha sido obligada a perder uno de los elementos más importantes de su identidad, la religión. Finalmente, en 1609, a pesar de tratarse de población hispana, fue obligada a partir al exilio.

Siglos de convivencia, habitualmente pacífica por las necesidades políticas y económicas, no lograron la homogeneización social y la integración, como muestran la pervivencia de numerosos rasgos culturales y la insistente búsqueda de la identidad.

Todo ello queda  muy bien reflejado en la novela.

2.      El urbanismo de la época

La obra se desarrolla en ambientes urbanos, pequeñas y medianas ciudades tardo-medievales hasta la renovada ciudad de la Corte. Burbáguena, Deza y Zaragoza, pero también Daroca, Valencia, Alcalá, Medinaceli y  Madrid. El estudio urbanístico explica la estructura, la función, el uso y, lo más difícil, el propio ambiente de las calles y plazas, sin olvidar el nomenclátor, con el significado  y razón del nombre de las calles.

3.      Los viajes

Los continuos desplazamientos de los protagonistas son aprovechados por el autor para construir un auténtico mapa de carreteras que dan idea de los recorridos, la articulación de los pueblos y ciudades y las dificultades de las comunicaciones. Y si seguimos los itinerarios sobre el mapa, podemos identificar los accidentes geográficos e imaginar los relieves y paisajes, no exhaustivamente descritos en la novela, pero cuando lo hace, como en el caso del  Moncayo, es con gran detalle y verismo (cf. Pilar Cancer).

4.      Profesiones y ocio, dos aspectos de la vida cotidiana

El catálogo de actividades laborales, artesanales y comerciales es muy largo y ello da una interesante imagen de la vida económica de lo que hoy llamamos pueblos, mientras las actividades meramente agrícolas tienen menor protagonismo.

Dos “oficios”, las profesiones de los protagonistas, destacan sobre las demás: la profesión de sanador y la profesión de narrador, “cuentacuentos”, memorioso  o como se le quiera llamar (aquí se aúnan, casual y oportunamente, la documentación histórica y los gustos del autor), pero podemos seguir el rastro de muchas más, con buena información de los tipos de trabajos que se realizan, las formas de intervenir, los instrumentos de trabajo, etc.

El tratamiento de la profesión de sanador es amplio y profundo. Enfermedades, formas de sanar, remedios sanadores, plantas y minerales… y la creciente polémica entre las prácticas tradicionales y las nuevas instituciones que desembocaron en la intransigencia inquisitorial.

La segunda profesión, la de narrador, da acceso a otro importante aspecto social, el ocio. Ferias, fiestas, celebraciones religiosas y sociales, veladas en las casas privadas, pudientes o no, tabernas… dan pie al autor a introducir un tema bien conocido por el autor, el ambiente literario de la época. Una excelente lección de historia de la literatura y un buen repertorio de editores, literatos, incluidas las literatas, en la época renacentista.

En los dos casos se plantea también la forma del acceso al conocimiento. Y, otra vez, un acercamiento cercano y personal del autor: la educación, con otras formas de docencia y discencia.

5.      La vivienda, el vestido, los objetos de la vida cotidiana

La descripción de todo el escenario material en el que se desarrolla la vida social es  extenso, preciso y meticuloso. Y enormemente pictórico, evocador de la pintura del Barroco.

6.      La Inquisición

Como el autor en su novela, he querido dejar este aspecto para el final.

Es verdad que se está anticipando desde el comienzo, “se masca la tragedia”.  Pero también es verdad que los procesos inquisitoriales han sido abundantemente tratados por la historia y la literatura y este, con gran acierto, no es el tema de la novela. Un morisco sabio, sanador y con éxito social sólo puede acabar en la hoguera, afortunadamente para él, “en efigie”.

7. El vocabulario y el estilo narrativo (“cervantino”, cf. Carmen Romeo, 2023, “Tiempo de prodigios”. MOCADE) son, sencillamente, deliciosos. La precisión en las muy exhaustivas enumeraciones es excelente, tal vez excesiva. Aunque creo que aquí existe una clara intención del autor, para acercarnos, quizá, a una literatura más oral, más homérica.

7.      A la editorial COMUNITER

Me atrevo a pedirle a la editorial una nueva revisión del texto para eliminar algunas erratas en una próxima reedición.

Y también una mayor proyección y promoción de esta obra, que yo considero una de las mejores novelas históricas que he leído desde hace mucho tiempo.

 

Concha Gaudó Gaudó



Tres breves apuntes a Tiempo de prodigios de  Simeón Martín Rubio

Género

Tiempo de prodigios es una obra inequívocamente literaria, pero de muy difícil adscripción a un género. ¿Novela histórica? ¿Historia novelada? Todo el libro es Historia e “Intrahistoria” con toda la documentación necesaria y su correspondiente erudición, recabadas durante más de veinte años de investigación. Hay también Historia de la Literatura y del ocio ligado a la misma, tratados con documentación y rigor.

Desde 1868 en España se inicia una tendencia literaria encarnada por Benito Pérez Galdós, que propugna que las obras de tema histórico estén fundamentadas en documentación “positiva.” Esta narración cumple con el requisito muy por encima de lo exigible a una obra de ficción, lo que la convierte en “literatura para historiadores”.

 Y precisamente la proporción de información histórica que contiene y su especial tratamiento estilístico hacen de ella un ensayo histórico y literario al mismo tiempo, es decir, una narración compleja de muy difícil inscripción por género.

La literatura

Tiempo de prodigios es la obra de un filólogo y por todas partes aparece su pasión por el libro, cuya presencia es constante: enumeraciones de libros de medicina natural y artes curativas, alguno especialísimo, como el Liber pantegni; la nómina exhaustiva de las novelas de caballería; la precisa cita de los principales editores; la mención de los principales autores, incluido Cervantes, que forma parte del argumento y de la propia estructura de esta novela, etc.

Y, además, la “huella lectora”. El rastro es de tales dimensiones que, a veces, funde obras muy distantes en el tiempo: La Celestina, la abundante literatura erótica de los siglos XVI y XVII, y Yerma se unen en el episodio del “exorcismo” de Ana Sanz, aquejada de un extraño mal que resulta ser “mal de madre”, para el que se le da la solución lorquiana: “Son muchas las romerías que hay a las que puedes ir con tu marido y con el pretexto de rezar a la Virgen buscar el remedio donde esté, ya sabes en qué consiste”. (p. 230)

Narración, Descripción y Diálogo

Tiempo de prodigios es una obra narrada, con extensas descripciones y una gran proporción de diálogo.

Merecen especial mención las enumeraciones, en las que destaca el completo vocabulario perteneciente a las plantas medicinales y a los remedios naturales para combatir la enfermedad, que el autor usa con prolijidad y una certera voluntad de estilo. En esas descripciones exhaustivas radica en tantas ocasiones el tono lírico de la novela, que llega a su punto máximo, la enumeración caótica, ante la presencia de un buhonero. (p.156)

El diálogo es abundantísimo y va cobrando un ritmo más vivo e intenso a partir de la segunda mitad del texto, lo que se debe, según explicación del propio Martín Rubio, a un fallo informático que le borró la segunda parte y hubo de reconstruirla. En este caso, se cumple el refrán “No hay mal que por bien no venga”.

Tiempo de prodigios, a lo largo de sus 375 páginas, pide una lectura larga y siempre atenta, y lo logra por el interés de todos los temas, sometidos a su probada habilidad literaria.   

Francisca Soria


Simeón Martín Rubio (Burbáguena, Teruel, 1946)

Reproducimos a continuación la semblanza biográfica escrita por Carmen Romeo Pemán y publicada en el blog Letras desde Mocade con ocasión de la presentación de la novela Tiempo de prodigios, que tuvo lugar el 27 de abril de 2023 en el Museo de Zaragoza. Recomendamos la lectura de la entrevista que le hizo nuestra compañera de tertulia Carmen al autor y que se recoge en el mismo artículo.

Tengo el placer de presentaros a Simeón Martín Rubio. Y tengo tantas cosas que decir, que no sé por dónde empezar.

Conocí a Simeón cuando yo llevaba uniforme y calcetines blancos. Luego coincidimos en la Facultad, en esa época que tan bien refleja en su primera novela, Pintan Bastos. Profesionalmente nos fuimos pisando los talones. Yo llegué al Instituto Goya el mismo año que él se fue destinado a Borja, adonde también habían destinado a mi marido. Y la araña del destino nos fue envolviendo, fuimos haciendo amigos comunes, que llegan hasta hoy.

Simeón, Chimeneo en la Facultad y Chime para los amigos, nació y vivió su infancia en Burbáguena. Cuatro siglos antes había nacido allí Bartolomé de Palau, un importante autor de teatro de la escuela prelopista, y la familia del médico Juan de Luna: su mujer, partera y su hijo, Román Ramírez, un memorioso recitador de novelas de caballería. En el mismo siglo XVI, pasó su infancia el nieto de Juan de Luna, Ramón Ramírez junior, otro morisco sanador como su abuelo y recitador memorioso como su padre. Precisamente esta familia de cristianos de moro nos convoca hoy para que oigamos las confesiones del proceso inquisitorial de Ramón Ramírez. Y estas raíces, tan largas y tan hondas, han condicionado la vida y las aficiones de nuestro Chime, habitante del barrio del Moral, como la familia de Juan de Luna.

Simeón es catedrático de Lengua y literatura, escritor de poemas y novelas, autor, adaptador y director teatral. Ha ejercido de profesor en el Instituto Goya de Zaragoza (1972-1977), en el Juan de Lanuza de Borja (1977-1983) y el Avempace de Zaragoza (1985-2011), donde fue uno de los impulsores de la REM; creador y mantenedor del grupo de teatro del instituto y un profesor de referencia.

Con la escritura nos ha dado tempranas y constantes alegrías. A su primera novela, Pintan bastos (1980, Ámbito Literario), le siguieron Aire de un momento (Bóveda de Borja, 1981) y los escritos nacidos al calor del buen yantar en el Instituto Avempace: Silva de varia cocción. (Cuadernos 1 y 2. 1996-1997), Cocer y contar. (Cuadernos del 3 al 8. 2005). Y, finalmente, Comer y contar (Cuadernos del 9 al 23, 2006-2021). En ello sigue cada viernes durante el curso, hasta hoy.

Pero su gran vocación es el teatro, como habréis notado en las páginas de Tiempo de Prodigios. Ha sido, y es, director, autor, adaptador y actor en varios grupos teatrales. En 1978 fundó el grupo de teatro del Instituto de Borja que representó sus obras en los pueblos de la comarca, dentro de las actividades culturales. Los alumnos de Borja, dirigidos por Simeón, fueron los primeros que representaron en España Proceso por la sombra de un burro de Friedrich Durrenmatt. A esta le siguieron otras. Con Yerma de Federico García Lorca obtuvieron el Primer Premio de Teatro Rural en Alfajarín. También representaron Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipciaca, de José Martín Recuerda, escrita en 1970, inicialmente, prohibida por la censura.

En su etapa del Avempace (1985-2011), y como profesor jubilado (2011-2023) ha dirigido tres tipos de grupos teatrales: Sólo con alumnos. Con profesores y padres. Y, finalmente, solo con profesores, en lo que siguen hasta hoy, dentro de la Red de la Experiencia. Han representado en Institutos y Centros Cívicos de todo Aragón. Muchas obras adaptadas por el propio Simeón y El derecho de la mujer al voto, de la que es autor. Una pieza única en su género que se representa cada año en varios centros y que ya es un clásico para la celebración del 8 de marzo.

Pero, por encima de los actos académicos, Chime es nuestro bardo de cabecera. Es el poeta que inmortaliza las hazañas de un grupo de amigos nacido al calor del instituto de Borja. Nosotros, sus amigos, hemos recogido esos poemas espontáneos, de gran frescura y calidad, en dos publicaciones; Cutorrimas, escritas en medio de las faenas de la matanza de unos cerdos en Maleján,  Zaragoza. Y Pateando en las alturas, escrito en Espierba, Huesca, entre hígados y muslos de patos, salpimentados con abundantes partidas de guiñote.

Carmen Romeo Pemán

 

Carmen Romeo y Simeón Martín a la izquierda. 
Distintos momentos de la tertulia




domingo, 21 de enero de 2024

"Origen" y otro poema de Arturo Tendero




ORIGEN

Procedo de una hoguera en el bosque
y oigo cantar las llamas dentro y fuera de mí.
Cuántas veces la sangre de mi sangre
se quemó con ortigas, cómo tiene
grabada en el instinto la fuga de la liebre,
una rama que cruje, el lejano relámpago,
la aspereza del liquen en la piedra.

Si oyes pasar la brisa en los abrojos,
la oímos a la vez. Si te cercó la lluvia
al abrigo de un risco,
si has confundido una carrasca oscura
con una alimaña en el barranco,
nos acurrucábamos juntos.

Oigo la sed de la simiente
y cuando abrazo un árbol
abrazo a su raíz, y en el jersey
presiento el pulso de la lana viva
y escucho las campanas vacías de sonido
y en los torrentes secos oigo correr el agua.

Porque en la sangre llevo los parajes
tal como estaban antes de que llegáramos.
Y, aunque vivo en ciudades hechas para el olvido,
saco a galopar mis venas
y el sudor me devuelve las tierras arrasadas.

(De La memoria del visionario, Visor, 2006)

CONSULTAS

El olor de la ropa de mi padre
aún lo mantiene vivo
en el armario.
A menudo me acerco
a hacer lo que no hacía
cuando él aún estaba,
a consultar zozobras.

Oráculo sin voz,
abro el armario
y ya no me hace falta 
ni saber las preguntas.
Todo está en él,
como en un bosque.

Y mira que mi padre
se quejaba a menudo
de no entender las cosas
cuando lo superaban.
En cambio, ahora consuela
su olor, el sinsentido
de que no esté presente.

(De El principio del vuelo, Páramo, 2022)


Arturo Tendero
Arturo Tendero López nació en Albacete en 1961 y reside en Chinchilla (Albacete). Estudió teatro y periodismo, y durante más de treinta años ha sido profesor de Educación Física. Como poeta ha publicado Una senda de aldeas cotidianas (1991), Las aves sin dueño (2000), Adelántate a toda despedida (2005), La memoria del visionario (2006), Cosas que apenas pasan (2008), Alguien queda (2013), El otro ser (2018) y El principio del vuelo (2022). En este género, ha obtenido, entre otros galardones, los premios Jaén, Gerardo Diego, Manuel Alcántara y José Agustín Goytisolo. Además ha publicado libros de relatos y ha estrenado varias obras teatrales. Ejerce la crítica literaria en InfoLibre, La tribuna de Albacete y el blog El mundanal ruido. Cofundó la revista La siesta del lobo, de la que han aparecido veinte números y que ha publicado también medio centenar de libros. Organiza las jornadas Poesía Viva en las primaveras de Albacete.

[Imagen inicial: Unsplash]

domingo, 14 de enero de 2024

"Tu memoria" y otros dos poemas de Angelina Gatell

 

©Marcel Giró


Tu memoria

Puntual llegaba a diario la paloma
cruzando el mar, y con tu voz bajaba
a posarse en mis manos.
Me decías:
"Hay nieve en mis ventanas y me ahoga
la soledad. En mi memoria sólo
descansa unos momentos la tristeza
cuando eres tú, sin ti, quien la visita
como evasiva, transparente, sombra".
Prometías volver cuando el verano
desvelara su flor: "Hemos de vernos
y hablar de tantas cosas...
Aún podemos
regresar a Orihuela..."
Cómo quema
el cristal irisado del recuerdo...
Yo también estoy sola. En otra nieve.

(De Cenizas en los labios, 2011)

Fusilamientos

A Meliano Peraile

No, no puedo olvidarlo. Es en la linde
aún indecisa de la aurora. Siento,
como si fuera ayer, la voz del viento
-¿es voz o alfanje?- que mi sueño escinde.

Mi sueño roto en el perfil del día
una vez y otra vez. Y allá, en la arena,
madruga ensangrentada la azucena
y exhausta besa la ribera fría.

Oigo la muerte. Ocupa mis oídos
la trágica manada de estampidos
que al alba irrumpe cotidianamente.

Viene del mar. Mis días infantiles
son un duro horizonte de fusiles
que me persigue encarnizadamente.

(De Noticia del tiempo, 2004)

Nana para dormir a mis hijos

Dos haces de trigo verde
en mis brazos se han dormido.
En un corro de amapolas
juegan, alegres, dos lirios.

Dormid, soñad, hijos míos.

Por las esquinas del mundo
la tristeza se ha escondido;
por las esquinas de España
rondan oscuros designios.

Dormid, soñad, hijos míos.

Por mis ojos sin descanso
cruzan barcos sin destino;
el desierto de mi boca
se ha poblado de jacintos..

Dormid, soñad, hijos míos.

Sobre esta tierra se aprietan
las penas como racimos.
Para vosotros la pena
en un viento sin sentido.

Dormid, soñad, hijos míos.

Puños quedan en la sombra;
espadas pulen su brillo.
Para vosotros la sangre
inaugura cauces limpios.

Dormid, soñad, hijos míos...

(De Esa oscura palabra, 1963)


Angelina Gatell. (RTV.es)

Angelina Gatell Comas (Barcelona, 1926-Madrid, 2017) fue poeta, traductora,  actriz de doblaje y activista.

Nació en el seno de una familia trabajadora y comprometida. Su padre era curtidor y perdió el trabajo por un cierre patronal. A los 5 años asistió, a hombros de su padre, a la proclamación de la Segunda República Española. Su vida estuvo marcada por la Guerra Civil (1936-1939). Huyendo de los bombardeos sobre Barcelona, se trasladaron a un pueblo del Vallés, donde permanecieron hasta el final de la guerra. Allí fue testigo, cuando tenía 12 años, del paso de miles de españoles camino del exilio.

La familia se traslada a Valencia en 1941. Estudió tres cursos de bachillerato en una academia nocturna, mecanografía y francés, pero se vio obligada a interrumpir los estudios cuando su padre sufrió un  ictus que lo incapacitó para el trabajo. Tradujo obras de literatura infantil y trabajó en el teatro semiprofesional. Con Eduardo Sánchez, su esposo, fundó en 1952 El Paraíso, uno de los primeros teatros de cámara españoles. En 1954 obtuvo el Premio Valencia de Poesía por su primer libro, Poema del soldado (1955), construido como un diálogo entre un yo poético, un soldado de nombre Miguel, y Dios, un interlocutor que escucha pero no responde. 

En 1954 se traslada a Madrid con su esposo. Trabajó durante 32 años como actriz de doblaje, traductora y adaptadora de guiones. Tradujo  del francés, italiano y catalán unos 200 libros y 600 películas. Su firme compromiso político la llevó a sufrir reiteradas represalias, entre ellas la expulsión de TVE y de Radio Nacional por apoyar como firmante la llamada "Carta de los Intelectuales" dirigida al ministro Manuel Fraga en 1963. A partir de entonces, trabajó como actriz para unos estudios de doblaje y participó en series como Heidi, Marco o Érase una vez... la vida. En la serie Heidi fue quien puso el nombre de Niebla al perro de la protagonista (originalmente se llamaba José), pensando en el perro que Pablo Neruda encontró en Madrid cuando se dirigía a casa de Rafael Alberti y María  Teresa León en una noche de niebla. Fundó, con José Hierro, Aurora de Albornoz y José Gerardo Manrique de Lara, la Tertulia Literaria Independiente 'Plaza Mayor', prohibida cinco años después.

Fue militante del Partido Socialista Obrero Español hasta su muerte. En 1968 recibió el encargo del Partido Comunista de España (PCE) de preparar una antología en apoyo del pueblo vietnamita y en contra de la guerra de Vietnam. Se presentó la solicitud para su publicación el 14 de septiembre de 1962, firmada por Vicenta Fernández Montesinos, sobrina de García Lorca. El proyecto fue prohibido en 1969 y los ejemplares presentados quedaron archivados en una caja del Ministerio de Información y Turismo, del que era titular Manuel Fraga Iribarne. El profesor Julio Neira encontró esta documentación en el Archivo General de la Administración, en Alcalá de Henares,  y el libro fue publicado por Visor en 2016, con el título original: Con Vietnam.

Angelina Gatell forma parte del grupo de mujeres poetas, condenadas con frecuencia al olvido,  que surge en los años 50 del siglo XX y desarrolla una actividad paralela a la de los escritores de la Generación de los 50  o del medio siglo. María Eugenia Álava, en su tesis doctoral, distingue dos etapas en la producción poética de Gatell: la primera de poesía social y la segunda de poesía de la memoria histórica y personal. A la primera pertenecen sus libros Poema del soldado (1955), Esa oscura palabra (1963) y Las claudicaciones (1969), obra que sirve de bisagra entre las dos etapas y a la que sigue un largo silencio creativo y un más largo silencio editorial de 32 años. A la segunda etapa corresponden los libros escritos a partir de la década de los ochenta: los cinco publicados en Bartleby (Los espacios vacíos y Desde el olvido [2001], la colección de sonetos Noticia del tiempo [2004], Cenizas en los labios [2011, una elegía en cinco tiempos a otros tantos amores, con título tomado de un verso de Antonio Machado] y La oscura voz del cisne [2011]), además de uno bilingüe  de edición póstuma, La voz perdida / La veu perduda (2017), en el que vuelve al catalán, la lengua de su infancia. 

El poeta  Miguel Sánchez Gatell, uno de los hijos de la autora, observa en su obra  la tensión entre lo individual y lo colectivo característica de la poesía de posguerra, que se hace más evidente en la poesía escrita por mujeres  y que, con frecuencia, se resuelve en claudicación o renuncia (Las claudicaciones es precisamente el título uno de sus poemarios), lo que "abre la puerta a desarrollos poéticos más intimistas". Sánchez Gatell distingue las dos mismas etapas señaladas por Álava, aunque observa que quizá  la obra posterior a Cenizas en los labios marque el inicio de una tercera etapa de carácter más intimista y personal. En la primera, la autora incorpora lo social a lo existencial, mientras que  en la segunda, muy influida por Antonio Machado, "transita a una creciente conciencia del tiempo" entendido como memoria y por tanto "como conciencia del individuo".

Como crítica literaria, sintió especial interés por la literatura escrita por mujeres, como prueban sus ensayos Delmira Agustini y Alfonsina Storni, dos destinos trágicos (Cuadernos Hispanoamericanos, 174, 1964) o La poesía femenina en el romanticismo cubano (Cuadernos Hispanoamericanos, 165, 1963), y las antologías preparadas en colaboración con Carmen Conde,  Antología de la poesía amorosa contemporánea (1969) y Poesía femenina española (1971), o en solitario: Mujer que soy. La Voz Femenina en la poesía social y testimonial de los años cincuenta (2016). Es autora, así mismo, de la biografía Neruda (1971), el libro autobiográfico Memorias y desmemorias (2012) y de varias obras de literatura infantil.

-Puedes leer "Silencio", otro poema de la autora: AQUÍ.

Referencias:

-María Eugenia Álava, Una poeta comprometida del medio siglo: Angelina Gatell, 2020.
-Miguel Sánchez Gatell, La poesía de Angelina Gatell, infoLibre, 23 de febrero de 2018. 

domingo, 7 de enero de 2024

"Soneto para la madrugada de un seis de enero", de Carlos Murciano

 

Gustave Caillebotte, Jeune homme à sa fenêtre, 1875


Soneto para la madrugada de un seis de enero

Abro el balcón de pronto. Está vacío.
Un pájaro se escapa cielo arriba
y en la baranda, entre la nieve viva,
va desangrándose un clavel tardío.

Buenos días, Invierno. Nada. Frío
y nada. Y soledad. La luz, esquiva,
juega a poner de acíbar mi saliva,
sombría el alma, el corazón sombrío.

De niebla, silenciosos, cruzan ellos
y silenciosos cruzan sus camellos
para no despertar a la alegría.

Pero como les vi pasar, mañana
habrá un niño asomado a la ventana
de mis ojos, soñando todavía.

(En Porque esta noche el Amor. Poesía navideña del 
siglo XX, introducción y selección de poemas de
Miguel de Santiago y Juan Polo Laso, BAC, 1997)

Carlos Murciano. ELOÍSA BENÍTEZ (El Norte de Castilla)

Carlos Murciano (Arcos de la Frontera, Cádiz, 1931) es un escritor español, que ha destacado como poeta, narrador y ensayista. Es, además, musicólogo, traductor, crítico de arte y crítico literario. Hermano del poeta Antonio Murciano (1929), con quien fundó la revista Alcaraván, es padre del también poeta Jorge del Arco. Desde 1956 reside en Madrid. Trabajó de intendente mercantil desde 1956 hasta 1987, cuando abandonó su cargo para dedicarse en exclusiva a la literatura. 

Miembro destacado de la Generación de los 50, está considerado el mejor sonetista en castellano de la época actual. En 1970 obtuvo el Premio Nacional de Poesía con Este claro silencio. Otros poemarios suyos son Un día más o menos (1963, Premio Ciudad de Barcelona 1962), Los años y las sombras (1966, Premio Ausias March), Libro de epitafios (1967, Premio Boscán, 1966), Clave (1972, Premio Ciudad de Palma), El revés del espejo (1973, Premio Ciudad de Zamora), Yerba y olvido (1977, Premio González de Lama), Del tiempo y soledad (1978, Premio Francisco de Quevedo), Historias de otra edad (1984, Premio Leonor), Quizá mis lentos ojos (1988, Premio Ibn Zaydun y Premio Prometeo de Poesía), Sonetos de la otra casa (1996, Premio Feria del Libro de Madrid), Diminuto jardín como una araña (1998, Premio San Juan de la Cruz), Concierto de cámara (2001, Premio Antonio Machado, de Collioure) y Algo tiembla (2011, Premio Ángaro 2010). En 2000 un jurado internacional constituido por poetas de cinco países le concedió el Premio Internacional Atlántida por el conjunto de su obra poética, de la que se ha destacado el dominio formal, la variedad de temas y registros y el estilo depurado.

En 1982 se le otorgó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por su libro El mar sigue esperando, y La niña calendulera (1989) fue seleccionada por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez como una de las cien mejores obras de la literatura infantil española del siglo XX. Es Hijo Adoptivo de Fontiveros, cuna de San Juan de la Cruz, e Hijo Predilecto y Medalla de Oro de su ciudad natal. Como traductor destacan sus versiones de obras de poetas anglosajones como Mary Madeleva, Richard Eberhart, Langston Hughes, John Berrynan, Anne Sexton o Mary Wilson.