domingo, 27 de septiembre de 2015

"Ahora que amanece" (Ora che sale il giorno), de Salvatore Quasimodo




           AHORA QUE AMANECE


Finita es la noche y la luna
Se deshace lenta en el sereno,
Se pone en los canales.

Así de vivo es septiembre en esta tierra
De llanura, los prados son verdes
Como en los valles del sur la primavera.
He dejado la compañía
Y recuesto el corazón entre los viejos muros
Para estar solo recordándote.

¡Cómo te sé más lejana que la luna,
Ahora que amanece
Y sobre las piedras bate el casco de los caballos!


          Traducción del italiano, Mario Bojórquez


        ORA CHE SALE IL GIORNO

Finita è la notte e la luna
si scioglie lenta nel sereno,
tramonta nei canali.

E’ così vivo settembre in questa terra
di pianura, i prati sono verdi
come nelle valli del sud a primavera.
Ho lasciato i compagni,
ho nascosto il cuore dentro le vecchie mura,
per restare solo a ricordarti.

Come sei più lontana della luna,
ora che sale il giorno
e sulle pietre batte il piede dei cavalli!

        En Círculo de poesía. Revista electrónica de poesía

Hijo de un ferroviario, el poeta, ensayista y traductor italiano Salvatore Quasimodo nació en Modica, Sicilia,  en 1901. Después de realizar estudios técnicos en Messina, se trasladó a Roma para cursar ingeniería, carrera que abandonó pronto atraído por la literatura y por el estudio  del griego y del latín. En 1929 marchó a Florencia donde su cuñado, el escritor Elio Vittorini,  lo introdujo en los círculos literarios. Allí empezó a colaborar en la revista 'Solaria' y a publicar sus primeros libros de poesía. Más tarde, en Milán, ayudó en labores editoriales al escritor y guionista cinematográfico Cesare Zavattini y se incorporó a la redacción de  'Il Tempo', donde fue crítico teatral. En 1938 había publicado ya cinco poemarios, y en 1939 fue nombrado profesor de literatura italiana del conservatorio de Milán. En 1959 obtuvo el Premio Nobel de Literatura por expresar "la trágica experiencia de nuestra época". Falleció en Nápoles en 1968.  
Su primera colección de poemas fue Aguas y tierras (1930). Con Oboe sumergido (1932) y Erato y Apollión (1936)  se convirtió en uno de los principales representantes de la escuela hermética, grupo de poetas italianos que, ante la imposibilidad de criticar abiertamente al fascismo, optan por un lenguaje extremadamente oscuro y complejo. La evocación nostálgica de su tierra natal, Sicilia, está presente en obras como  Nuevas poesías (1936-1942) o Y de repente la noche (1942). Las vivencias de la guerra y de la ocupación alemana marcaron un giro en su poesía, que se alejó paulatinamente del hermetismo y se hizo más comprometida -expresando su oposición al fascismo, los horrores de la guerra y  el sentimiento de culpa del pueblo italiano (Con el pie extranjero sobre el corazón, 1946, y Día tras día, 1947)-  y vitalista (La vida no es sueño, 1949; La tierra incomparable, 1958, y Dar y tener, 1966).

Quasimodo fue, además, un excelente traductor de autores clásicos griegos y romanos, como Homero, Virgilio, Catulo, Sófocles o Esquilo, así como de Shakespeare, Molière, Neruda, P. Eluard y  otros poetas modernos, fundamentalmente británicos y norteamericanos. Su labor como traductor resultó determinante en la formación de su estilo.

Escucha su poema "Forse il cuore":





Entradas relacionadas:

La imagen inicial procede de: objetivomalaga.diariosur.es
La fotografía de Salvatore Quasimodo, de: www.lombardiabeniculturali.it

miércoles, 23 de septiembre de 2015

"Ciudad abierta", de Teju Cole


TEJU COLE: Ciudad abierta, Acantilado, 2012, 292 páginas.
   Teju Cole (1975) es el seudónimo de un estadounidense de origen nigeriano, que se define en su propia web como fotógrafo, experto en Historia del Arte y escritor.
   En sus fotografías urbanas y en su primera novela larga, Ciudad abierta, se aprecia una mirada curiosa y refinada en la que lo objetivo y lo subjetivo se unen para construir un mensaje artístico lleno de alusiones a una vasta formación cultural, al tiempo que un juego de perspectivas invita a pensar sobre lo limitado de nuestras percepciones habituales y sobre la complejidad de cuanto nos rodea. Dos ejemplos de sus fotografías que coinciden con asuntos y enfoques presentes en la novela: los elementos de la naturaleza que conviven con el hombre en la ciudad, vistos en el reflejo de un espejo retrovisor; o un primer plano de un coche a través de cuyas ventanillas se ve otro coche conducido y ocupado por hombres de raza distinta a la del observador, que a su vez ocupa el asiento trasero de otro vehículo.

  


    Las dos claves que mejor explican Ciudad abierta son: una novela-reportaje sobre Nueva York (que incluye una “tranche de vie”) y un palimpsesto. Veamos:
   El protagonista, Julius, siquiatra de un hospital, ocupa sus horas de ocio en caminar por Manhattan observando con mirada “no usada”, con la sensibilidad de sus genes africanos y de su formación histórico-artística, por lo que relaciona e interpreta objetos, lugares, personajes, situaciones con referentes de la Historia mundial, la Pintura, la Arquitectura, la Música, el Cine, la Literatura… De su trabajo con los pacientes poco se muestra, pero desde su ojo clínico hay un magnífico diagnóstico de la situación actual de Nueva York: una ciudad que desde 2001 no ha experimentado el necesario proceso de duelo, por lo que vive bajo un manto de angustia. También desde su privilegiada perspectiva de mestizo en África (su madre era alemana), de negro en EEUU y en Europa, de inmigrante y de ciudadano del mundo, da cuenta de lo difícil que es vivir en cualquier lugar conservando la singularidad, la diferencia.
   En la novela no hay argumento con nudo y desenlace, sino retazos de una vida que va encontrando a personajes variopintos que ayudan a definir dos posturas vitales: la de quienes no admiten al otro (al extranjero, al diferente) y la de quienes se mudan a sociedades que se abren y los acogen pero solo se quejan de su destino porque se toman el mundo como afrenta personal. Entre los dos polos hay algunos hombres que han superado las fricciones culturales por la vía de la acción (Pierre, un limpiabotas haitiano) o por la vía intelectual (el viejo profesor Saito).
   Nueva York es un palimpsesto, en el que se superponen civilizaciones (los indios, los esclavos africanos, los colonos europeos) que han escrito la historia y que han dejado conflictos sin resolver que condicionan el presente. También Bélgica (adonde Julius viaja en sus vacaciones de invierno) se presenta como paradigma de tensiones raciales, étnicas y lingüísticas de origen pretérito. O los países árabes, sobre los que ha caído la tinta del imperialismo de EEUU. Y siempre, los perseguidos y pobres del mundo, que van escribiendo en el mapa de los países desarrollados –a donde llegan en busca de la felicidad- las historias de su decepción.





   Nueva York es una ciudad abierta no solo por acoger sin resistencia, sino, como la Roma de Rossellini, una città aperta, donde hay vida y esperanza a pesar de las dificultades.

Concha Botaya Zumeta,
profesora de Lengua castellana y Literatura del IES Goya


martes, 22 de septiembre de 2015

Sobre Ignacio Martínez de Pisón

Ignacio Martínez de Pisón./EFE


El zaragozano Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960) se ha convertido en una de las voces más valoradas de la actual narrativa española. Su obra ha sido reconocida con prestigiosos premios, entre los que se cuenta el de la Crítica (http://elhacedordesuenos.blogspot.com.es/2012/04/ignacio-martinez-de-pison-premio.html), obtenido en 2011 por su novela El día de mañana (http://elhacedordesuenos.blogspot.com.es/2012/09/el-dia-de-manana-de-ignacio-martinez-de.html), y el Premio Nacional de Narrativa,  con el que acaba de ser galardonada   La buena reputación, novela sobre el devenir de una familia  en la Melilla de la época del Protectorado y su recorrido vital hasta la transición española. Los padres, Samuel y Mercedes, contemplan con preocupación el futuro de sus dos hijas ante la inminente descolonización de Marruecos y el regreso de los españoles del Protectorado a la Península. Estamos en Melilla, son los años cincuenta y, en ese contexto de cambio e incertidumbre, el matrimonio decide viajar a Málaga para establecerse en una España que comienza a abrirse lentamente a la modernidad. De la mano de cinco miembros de una misma familia, esta saga recorre treinta años de nuestra historia y transita por ciudades como Melilla, Tetuán, Málaga, Zaragoza o Barcelona. Los deseos e ilusiones de Samuel y Mercedes, de sus hijas y de sus nietos se verán condicionados por secretos inconfesables en una vida que transcurre fugaz e inesperada. La buena reputación es una novela sobre la herencia que recibimos del pasado y sobre el sentimiento de pertenencia, la necesidad de encontrar nuestro lugar en el mundo.

Puedes ampliar la información sobre la novela premiada en:

Sobre la obra de Martínez de Pisón en estos dos enlaces:


Aquí puedes leer la opinión del escritor Enrique Vila-Matas: