BRINDIS
A mis amigos de Santander que festejaron
mi nombramiento
profesional.
Debiera ahora deciros: —«Amigos,
muchas gracias», y sentarme, pero sin ripios.
Permitidme que os lo diga en tono lírico,
en verso, sí, pero libre y de capricho.
Amigos:
dentro de unos días me veré rodeado de chicos,
de chicos torpes y listos,
y dóciles y ariscos,
a muchas leguas de este Santander mío,
en un pueblo antiguo,
tranquilo
y frío,
y les hablaré de versos y de hemistiquios,
y del Dante, y de Shakespeare, y de Moratín (hijo),
y de pluscuamperfectos y de participios,
y el uno bostezará y el otro me hará un guiño.
Y otro, seguramente el más listo,
me pondrá un alias definitivo.
Y así pasarán cursos monótonos y prolijos.
Pero un día tendré un discípulo,
un verdadero discípulo,
y moldearé su alma de niño
y le haré hacerse nuevo y distinto,
distinto de mí y de todos: él mismo.
Y me guardará respeto y cariño.
Y ahora os digo:
amigos,
brindemos por ese niño,
por ese predilecto discípulo,
por que mis dedos rígidos
acierten a moldear su espíritu,
y mi llama lírica prenda en su corazón virgíneo,
y por que siga su camino
intacto y limpio,
y por que este mi discípulo,
que inmortalice mi nombre y mi apellido,
... sea el hijo,
el hijo
de uno de vosotros, amigos.
Gerardo Diego, de Versos humanos, 1925
[Selección del profesor Javier Lacueva]
Qué precioso es...ya lo conocía, y me encanta por lo que tiene de esperanzador pese a la asunción de la rutina vulgar y absurda que le espera.
ResponderEliminar¿Y qué sabría Gerardo Diego de su ilustre antecesor ¿qué opinaría de su Poesía y su firma de ser ¿Ya era consciente de la importancia y leyenda de Antonio Machado.
¡Afortunada Soria
Carlos San Miguel