domingo, 14 de enero de 2024

"Tu memoria" y otros dos poemas de Angelina Gatell

 

©Marcel Giró


Tu memoria

Puntual llegaba a diario la paloma
cruzando el mar, y con tu voz bajaba
a posarse en mis manos.
Me decías:
"Hay nieve en mis ventanas y me ahoga
la soledad. En mi memoria sólo
descansa unos momentos la tristeza
cuando eres tú, sin ti, quien la visita
como evasiva, transparente, sombra".
Prometías volver cuando el verano
desvelara su flor: "Hemos de vernos
y hablar de tantas cosas...
Aún podemos
regresar a Orihuela..."
Cómo quema
el cristal irisado del recuerdo...
Yo también estoy sola. En otra nieve.

(De Cenizas en los labios, 2011)

Fusilamientos

A Meliano Peraile

No, no puedo olvidarlo. Es en la linde
aún indecisa de la aurora. Siento,
como si fuera ayer, la voz del viento
-¿es voz o alfanje?- que mi sueño escinde.

Mi sueño roto en el perfil del día
una vez y otra vez. Y allá, en la arena,
madruga ensangrentada la azucena
y exhausta besa la ribera fría.

Oigo la muerte. Ocupa mis oídos
la trágica manada de estampidos
que al alba irrumpe cotidianamente.

Viene del mar. Mis días infantiles
son un duro horizonte de fusiles
que me persigue encarnizadamente.

(De Noticia del tiempo, 2004)

Nana para dormir a mis hijos

Dos haces de trigo verde
en mis brazos se han dormido.
En un corro de amapolas
juegan, alegres, dos lirios.

Dormid, soñad, hijos míos.

Por las esquinas del mundo
la tristeza se ha escondido;
por las esquinas de España
rondan oscuros designios.

Dormid, soñad, hijos míos.

Por mis ojos sin descanso
cruzan barcos sin destino;
el desierto de mi boca
se ha poblado de jacintos..

Dormid, soñad, hijos míos.

Sobre esta tierra se aprietan
las penas como racimos.
Para vosotros la pena
en un viento sin sentido.

Dormid, soñad, hijos míos.

Puños quedan en la sombra;
espadas pulen su brillo.
Para vosotros la sangre
inaugura cauces limpios.

Dormid, soñad, hijos míos...

(De Esa oscura palabra, 1963)


Angelina Gatell. (RTV.es)

Angelina Gatell Comas (Barcelona, 1926-Madrid, 2017) fue poeta, traductora,  actriz de doblaje y activista.

Nació en el seno de una familia trabajadora y comprometida. Su padre era curtidor y perdió el trabajo por un cierre patronal. A los 5 años asistió, a hombros de su padre, a la proclamación de la Segunda República Española. Su vida estuvo marcada por la Guerra Civil (1936-1939). Huyendo de los bombardeos sobre Barcelona, se trasladaron a un pueblo del Vallés, donde permanecieron hasta el final de la guerra. Allí fue testigo, cuando tenía 12 años, del paso de miles de españoles camino del exilio.

La familia se traslada a Valencia en 1941. Estudió tres cursos de bachillerato en una academia nocturna, mecanografía y francés, pero se vio obligada a interrumpir los estudios cuando su padre sufrió un  ictus que lo incapacitó para el trabajo. Tradujo obras de literatura infantil y trabajó en el teatro semiprofesional. Con Eduardo Sánchez, su esposo, fundó en 1952 El Paraíso, uno de los primeros teatros de cámara españoles. En 1954 obtuvo el Premio Valencia de Poesía por su primer libro, Poema del soldado (1955), construido como un diálogo entre un yo poético, un soldado de nombre Miguel, y Dios, un interlocutor que escucha pero no responde. 

En 1954 se traslada a Madrid con su esposo. Trabajó durante 32 años como actriz de doblaje, traductora y adaptadora de guiones. Tradujo  del francés, italiano y catalán unos 200 libros y 600 películas. Su firme compromiso político la llevó a sufrir reiteradas represalias, entre ellas la expulsión de TVE y de Radio Nacional por apoyar como firmante la llamada "Carta de los Intelectuales" dirigida al ministro Manuel Fraga en 1963. A partir de entonces, trabajó como actriz para unos estudios de doblaje y participó en series como Heidi, Marco o Érase una vez... la vida. En la serie Heidi fue quien puso el nombre de Niebla al perro de la protagonista (originalmente se llamaba José), pensando en el perro que Pablo Neruda encontró en Madrid cuando se dirigía a casa de Rafael Alberti y María  Teresa León en una noche de niebla. Fundó, con José Hierro, Aurora de Albornoz y José Gerardo Manrique de Lara, la Tertulia Literaria Independiente 'Plaza Mayor', prohibida cinco años después.

Fue militante del Partido Socialista Obrero Español hasta su muerte. En 1968 recibió el encargo del Partido Comunista de España (PCE) de preparar una antología en apoyo del pueblo vietnamita y en contra de la guerra de Vietnam. Se presentó la solicitud para su publicación el 14 de septiembre de 1962, firmada por Vicenta Fernández Montesinos, sobrina de García Lorca. El proyecto fue prohibido en 1969 y los ejemplares presentados quedaron archivados en una caja del Ministerio de Información y Turismo, del que era titular Manuel Fraga Iribarne. El profesor Julio Neira encontró esta documentación en el Archivo General de la Administración, en Alcalá de Henares,  y el libro fue publicado por Visor en 2016, con el título original: Con Vietnam.

Angelina Gatell forma parte del grupo de mujeres poetas, condenadas con frecuencia al olvido,  que surge en los años 50 del siglo XX y desarrolla una actividad paralela a la de los escritores de la Generación de los 50  o del medio siglo. María Eugenia Álava, en su tesis doctoral, distingue dos etapas en la producción poética de Gatell: la primera de poesía social y la segunda de poesía de la memoria histórica y personal. A la primera pertenecen sus libros Poema del soldado (1955), Esa oscura palabra (1963) y Las claudicaciones (1969), obra que sirve de bisagra entre las dos etapas y a la que sigue un largo silencio creativo y un más largo silencio editorial de 32 años. A la segunda etapa corresponden los libros escritos a partir de la década de los ochenta: los cinco publicados en Bartleby (Los espacios vacíos y Desde el olvido [2001], la colección de sonetos Noticia del tiempo [2004], Cenizas en los labios [2011, una elegía en cinco tiempos a otros tantos amores, con título tomado de un verso de Antonio Machado] y La oscura voz del cisne [2011]), además de uno bilingüe  de edición póstuma, La voz perdida / La veu perduda (2017), en el que vuelve al catalán, la lengua de su infancia. 

El poeta  Miguel Sánchez Gatell, uno de los hijos de la autora, observa en su obra  la tensión entre lo individual y lo colectivo característica de la poesía de posguerra, que se hace más evidente en la poesía escrita por mujeres  y que, con frecuencia, se resuelve en claudicación o renuncia (Las claudicaciones es precisamente el título uno de sus poemarios), lo que "abre la puerta a desarrollos poéticos más intimistas". Sánchez Gatell distingue las dos mismas etapas señaladas por Álava, aunque observa que quizá  la obra posterior a Cenizas en los labios marque el inicio de una tercera etapa de carácter más intimista y personal. En la primera, la autora incorpora lo social a lo existencial, mientras que  en la segunda, muy influida por Antonio Machado, "transita a una creciente conciencia del tiempo" entendido como memoria y por tanto "como conciencia del individuo".

Como crítica literaria, sintió especial interés por la literatura escrita por mujeres, como prueban sus ensayos Delmira Agustini y Alfonsina Storni, dos destinos trágicos (Cuadernos Hispanoamericanos, 174, 1964) o La poesía femenina en el romanticismo cubano (Cuadernos Hispanoamericanos, 165, 1963), y las antologías preparadas en colaboración con Carmen Conde,  Antología de la poesía amorosa contemporánea (1969) y Poesía femenina española (1971), o en solitario: Mujer que soy. La Voz Femenina en la poesía social y testimonial de los años cincuenta (2016). Es autora, así mismo, de la biografía Neruda (1971), el libro autobiográfico Memorias y desmemorias (2012) y de varias obras de literatura infantil.

-Puedes leer "Silencio", otro poema de la autora: AQUÍ.

Referencias:

-María Eugenia Álava, Una poeta comprometida del medio siglo: Angelina Gatell, 2020.
-Miguel Sánchez Gatell, La poesía de Angelina Gatell, infoLibre, 23 de febrero de 2018. 

1 comentario:

  1. Caramba... la foto de la autora me ha recordado inmediatamente a mi profesora de Lengua y Literatura en EGB, doña Carmen Lejárraga... ¡clavadas
    Una biografía muy interesante, especialmente para quienes disfrutamos con aquellas series de dibujos animados jejeje.
    Y respecto a sus poemas... la nana es preciosa, desde luego.
    Carlos San Miguel

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