domingo, 10 de septiembre de 2023

Tres poemas de José María Álvarez




CORAL

"El sacrificio ha sido favorable"
ARISTÓFANES

"La gloria conquistada por los adolescentes"
PÍNDARO

El otro día, hojeando un viejo álbum
de fotografías
                       apareciste. En una playa
que ciega el sol (seguramente,
Le Lavandou), orgullosa y alegre
                                                     sobre las brasas
de aquel Verano.

Como un pinchazo
esa imagen me trae
algo de la pasión que sacudió esos días.
Contemplé largo rato la fotografía:
tus ojos dichosos, tu boca, esa
mano que
desenfocada
parece querer tapar el objetivo.

¿Te das cuenta? No has envejecido.
Dios sabe dónde
estarás, ni siquiera si aún vives. Pero ahí,
ah cómo brilla
intacta
tu sonrisa,
los crepitantes ojos del deseo.
Te había olvidado. Pero ahora
que esa fotografía te devuelve,
me doy cuenta de cómo la memoria
                                                          generosa
te había guardado sin decírmelo
para darme algún día
este regalo. Poder casi tocar
un instante de felicidad.

Tanto se ha ido...
                                y entonces apareces
tú,
en esa playa de la juventud,
y me haces este regalo,
                                           la posibilidad
de que viva en alguien el que fui,
la imagen deseada de quien era,
esa que hasta yo mismo ya he olvidado.
Porque igual que la otra tarde tú viniste
puede que alguna vez, si tú recuerdas esos días,
de ellos emerja un joven mediterráneo y sonriendo
y recuerdes el placer de esas horas
y algo de la pasión que entonces
abrasó nuestros cuerpos
aún te toque.

Gracias.


MORIR COMO LOS BARCOS

"Leo durante gran parte de la noche, y en el invierno parto hacia el sur"
 THOMAS STEARNS ELIOT

Si la suerte o los dioses
tienen dispuesta mi partida
bajo otros cielos,
su voluntad sea mía.
Mas si puedo pedir,
que la luz de mis ojos
se ponga contemplando este paisaje,
las antiguas playas,
la vieja mar 
junto a la que nací.


LA BELLEZA DE HELENA

"Verdaderamente muy hermosa debe ser Helena
Para que la pintéis cada día con vuestra sangre"
WILLIAM SHAKESPEARE

                                      Para Louis Malle

Pensad en Troya.
                                La historia es
conocida: El viento
de la destrucción arrasando
sus murallas, el hierro griego que traspasa
la carne de sus hijos, la peste de la muerte,
los alaridos bestiales de Casandra.

Y recordad entonces algo.

Ni en la última hora
pudieron los troyanos
condenar a la mujer que les trajera
su aniquilación. 
                           Culpaban a los dioses.
Y en el abismo del horror aún conservaron
el sueño que los había deslumbrado
ante Helena.

Y perecieron.
Y pereció su estirpe.
Sin que ninguno se atreviera
a condenar a la Belleza.

(De Museo de cera, Renacimiento, 2002)

La obra poética de José María Álvarez se  ha ido conformando lentamente en un solo título, Museo de cera, un libro que comenzó a escribir en el verano de 1960, en el café Danton, en Odeón, París. Se publicó por primera vez en 1970 (editado por Helios con el título de 87 poemas) y se ha ampliado en sucesivas ediciones  en 1974 (La Gaya Ciencia), 1978 (Hiperión), 1984 y 1990 (Tres Fronteras), 1993 (Visor), 2002 y 2016 (Renacimiento) y 2022 (Balduque). La primera edición completa del mismo (Renacimiento, 2002) incluye todos los títulos anteriores: La edad de oro (1980), Nocturnos (1983), El escudo de Aquiles (1987), Tósigo Ardento (1985), Signifying nothing (1989), El botín del mundo (1994), La serpiente de bronce (1996) y La lágrima de Ahab (1999).

El autor ha explicado, en entrevista concedida en 2020 a José Antonio Olmedo López-Amor para la revista Turia, por qué esta será su única obra al final:

"Yo lo que sí tuve desde el principio era la idea de un libro que era como una arquitectura. Por eso en este momento la última edición, la octava, la que sacó Renacimiento, ya es libro de cerca de novecientas páginas. Y después de ese han venido más libros, sueltos, pero que para mí, esos libros, en una edición que se haga un día, irán incluidos en la parte que le corresponden de Museo. O sea, que al final Museo puede ser un libro de mil seiscientas páginas. Entonces, yo tenía la idea de construir un libro, pues como una catedral, al cual se iba incorporando, incorporando incluso diversas partes."

La edición de 2002 se divide en tres libros, cada uno de los cuales está compuesto por tres capítulos. El Libro I, titulado OTIUM, está formado por Il retorno d'Ulisse in patria (en el que se incluye el poema "Morir como los barcos", compuesto en Venecia en 1982), Sala de revelado y Suicidio en un café cantante (El caballero, la muerte y el diablo). El libro II, FABULARIO, se compone de los capítulos Mano a mano o Restauración sentimental (al que pertenecen los poemas "Coral", escrito en Sevilla en marzo de 1995, y "La belleza de Helena", compuesto en Roma-Amalfi en abril de 1985), Indeseables (Tríptico de las tentaciones) y El arte de la fuga. El libro tercero, LE RÊVE, reúne los capítulos Bellos y malditos (Les chasses mystérieuses), Decoración de la "casa" de la rue d'Amboise y Un pacto honrado con la soledad (La bohémienne endormie).

-Del mismo autor, puedes leer su poema "De un libro muy amado": AQUÍ.

[Imagen: iStock]

1 comentario:

  1. ¡Hummm... qué buenos.
    Me ha gustado mucho Coral, con ese "fantasma" dulce que viene del pasado; que estaba ahí guardado una caja, como de Pandora pero en bonito, para tomar consistencia en el recuerdo. Y aún más pórtico: no saber si aquella chica de la que se apropió su imagen seguirá con vida o cómo será ahora física y moralmente... ¡Precioso
    Lo único que, al final, impera la vanidad orgulloso del "yo" porque termina deseando que así, de esa manera ideal, se le recuerde a él. Si no podremos perdurar, al menos que alguien nos recuerde con cariño a modo de supervivencia virtual.
    Y los dos poemas "clásicos" sobre Grecia y Troya también son muy evocadores (por ese viaje al Mediterráneo helénico en tiempo y espacio) y por los temas que trata del arraigo a la tierra de nacimiento y el de la Belleza y el placer, a los que todas consecuencias negativas se les perdona.
    Carlos San Miguel

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