José Luis Sampedro. / RRSS. (mundiario.com) |
SU POESÍA
Tras el fallecimiento de José Luis Sampedro, su viuda, Olga Lucas, encontró una caja con centenares de poemas escritos desde 1936 hasta bien entrados los años ochenta del siglo XX. La mayoría de ellos, inéditos, porque el autor consideraba que su poesía era de muy inferior calidad a su narrativa. Siete años después de su muerte, su poesía, ordenada por José Manuel Lucía Megías, se reunió en Días en blanco, volumen que recoge cincuenta años de creación. Presentadas en orden cronológico, el volumen agrupa sus poesías en varios bloques temáticos.
El ciclo de la Guerra Civil
El primero de ellos reúne los poemas escritos durante la Guerra Civil (1936-1939), una poesía en la que, aun estando presente la guerra y la muerte, prima en ella el descubrimiento de la naturaleza, su visión de los pueblos y gentes que conoce, sus experiencias personales.
Sampedro escribió su primer poema el 24 de julio de 1936, pocos días después de estallar la Guerra Civil. En esos momentos, el escritor se encontraba en Santander, donde el 25 de junio de 1935 había tomado posesión de su plaza de oficial de tercera clase de Aduanas, que había conseguido por oposición cuando tenía dieciséis años. Santander se mantuvo fiel a la República y, tras ser nombrado alcaide de la Aduana, el 16 de abril de 1937 fue movilizado y entró a formar parte como cabo del Batallón 109 del ejército republicano. Todas estas experiencias son anotadas en cuadernos. El 26 de agosto de 1937 entran las tropas franquistas en Santander y Sampedro vuelve a su puesto de técnico de Aduanas. A finales de año puede viajar a Melilla y reunirse con su padre, médico militar, pero los meses pasados en el Batallón 109, le permitieron convivir con una realidad social muy alejada de los ambientes burgueses y católicos en los que se había movido. De esa nueva realidad dejará constancia en sus primeros versos, reunidos en su "Primer cuaderno de poesía", titulado "Ímpetu", con influencias de Juan Ramón Jiménez en sus inicios, pero que evoluciona hasta alcanzar tonos épicos propios del momento y las circunstancias en que fue escrito. El mismo tono épico se aprecia en su "Segundo cuaderno de poesía", compuesto en Melilla desde abril a octubre de 1938, mientras trabajaba en la sección de censura de Melilla. La guerra ha entrado de lleno en su poesía. En 1938, harto de su trabajo como censor, decide regresar a la Península y es destinado a una compañía de Intendencia de Montaña en el Pirineo. Del viaje desde Melilla a la localidad leridana de Tremp nace su "Cuaderno de viaje", en el que descubre las tierras castellanas, que constituyen uno de los elementos esenciales de su "Tercer cuaderno de poesía", escrito en el campo de batalla, desde Tremp a la localidad conquense de Huete, adonde fue destinada su unidad en marzo de 1939. Los últimos meses de 1939 los dedica a escribir el "Cuarto libro de poesía", del que se conservan solo las notas en prosa y el poema quinto. Este ciclo termina con el poema "Victoria". La poesía escrita en este tiempo es, según José Manuel Lucía, una poesía de aprendizaje, de la mano de Juan Ramón Jiménez y Gerardo Diego, que poco a poco encontrará su propio camino.
Al tercer libro de poesía del ciclo de la Guerra Civil pertenece el primer poema seleccionado. Poesía también de la derrota que recuerda a los que no volvieron, entre los que se encontraban algunos de sus compañeros y amigos, como Germán Sanginés, muerto en 1938. (Lucía Megías)
Poemas existencialistas y amorosos
Este segundo grupo, al que pertenecen los poemas segundo y tercero, recoge poemas llenos de imágenes urbanas y reflexiones intimistas y personales sobre el ser humano, su destino y la soledad, temas que trata también en sus novelas de esa etapa.
Poesías cómico-satíricas
En ellas brilla el Sampedro "más juguetón". Obedecen al deseo de hacer más divertido el mundo de la economía y de la política, con coplas contra la OTAN, ripios escritos durante las sesiones de Naciones Unidas en Ginebra o villancicos de actualidad con los que felicitaba las navidades a sus allegados. Un ejemplo de las mismas es el poema cuarto.
-Encontrarás información sobre la relación de José Luis Sampedro con Aragón: AQUÍ.
[La información sobre su poesía está tomada del estudio de J. M. Lucía Megías]
¡Bonita foto!
ResponderEliminarY los poemas me parecen muy buenos (vaya, que si a Sampedro le parecían inferiores a su prosa... ¡cómo será ésta!)
El que más me ha gustado es el tercero, por su erótica belleza, y el segundo por sus imágenes del viento como instrumento musical (¿no querrá decir tubo de órgano en lugar de orégano, ¿o es que es juega con nosotros al identificar órgano con el orégano que, como el resto de plantas y accidentes del paisaje, sirve de lengüeta de la boquilla de un instrumento de viento?) y por esa definición de la palabra como invento del hombre que le sirve para evitar la soledad al permitirle comunicarse con los demás. Lo de motel por posada, eso sí, no acabo de entenderlo...
Carlos San Miguel
La corrección que propones tiene sentido, pero el poema está tomado directamente del libro, donde dice "orégano". Puede haber una errata, pero, en cualquier caso, resulta poético.
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