domingo, 22 de enero de 2023

Cinco poemas de Charles Simic


 
Foto: Josefina López


Miedo

El miedo pasa de un hombre a otro
sin saberlo,
como una hoja pasa su temblor 
a otra.

Y de pronto todo el árbol está temblando
y no hay señales de viento.

(De Desarmando el silencio,1971. Versión de
Marcela María Raggio. En: http://lascienciashumanas.com>,
ISSN XXX-XXX)

Mi hartazgo de las proporciones épicas

Me gusta cuando 
matan a Aquiles
o a su colega Patroclo,
o a Héctor, ese exaltado,
y toda la 
jeuneusse dorée
griega y troyana
acaba más o menos 
expertamente masacrada
y hay por fin
un poco de paz y tranquilidad
(los dioses se han callado
por un momento)
se escucha
el canto de un pájaro
y una niña le pregunta a su madre
si puede ir al pozo
y claro que puede
por esa hermosa senda
que serpentea
por el huerto de olivos.

(De Desmontando el silencio. Trad. de Jordi Doce.
Ayuntamiento de Lucena, 2004)

Guerra

El dedo tembloroso de una mujer
Recorre la lista de víctimas
La noche de la primera nevada.

La casa está fría y la lista es larga.

Todos nuestros nombres están incluidos.


Mil novecientos treinta y ocho

Fue el año en que los Nazis invadieron Viena,
Superman debutó en Action Comics.
Stalin mataba a sus camaradas revolucionarios,
abrieron la primera Dairy Queen en Kankakee, III,
mientras en la cuna yo me orinaba en los pañales.

"Seguro que fuiste un precioso bebé", cantaba Bing Crosby.
Un piloto a quien los periódicos llamaron

         "El despistado Corrigan"
despegó de Nueva York hacia California
y aterrizó en Irlanda, mientras yo veía a mi madre
sacarse el pecho de su bata azul y acercarse a mí.

En septiembre hubo un huracán que hizo que un teatro
en Westhampton Beach acabara en el mar.
La gente temía que fuera el fin del mundo.

Un pez que se creía extinguido hace más de setenta
millones de años
apareció en una red en la costa de Sudáfrica.

Yo estaba tumbado en mi cuna mientras los días
eran cada vez más cortos y fríos,
y la primera gran nevada cayó de noche
silenciando las cosas en mi habitación.
Creo que entonces me oí llorar por mucho, mucho tiempo.

(En Mil novecientos treinta y ocho. Trad.: Nieves García Prados.
Valparaíso Ediciones, 2014)

El diccionario

Tal vez haya alguna palabra por ahí
que describa el mundo tal y como es esta mañana,
una palabra para cómo la luz temprana
se deleita en apartar la oscuridad
de los escaparates y los portales.

Y otra palabra para el modo en que se detiene
sobre un par de gafas de alambre
que alguien perdió en la acera
la noche pasada, tambaleándose a ciegas
hablando consigo mismo o rompiendo a cantar.

(De The Lunatic, 2015. Trad. de Martín López-Vega.
Tomado de su blog Rima interna)


Simic, en una imagen de 2011. EPA (Avui)
Charles Simic (Belgrado, actual Serbia, 1938-Dover, Estados Unidos,  2023) fue un poeta, ensayista y traductor serbio-estadounidense, reconocido como una de las voces más relevantes e innovadoras de la literatura  estadounidense actual.

Pasó su infancia en un país en guerra (la desaparecida Yugoslavia), bajo la ocupación de la Alemania nazi, y en una ciudad bombardeada por los alemanes y los aliados, lo que dejó una profunda huella en su poesía. A pesar del horror, la guerra fue vivida por él como un  periodo de libertad y de aventura, sin el control de los adultos y con las clases suspendidas. Tras el triunfo de los partisanos en la liberación del país, se instauró un régimen comunista. Estas circunstancias empujaron a su familia a abandonar el país. En palabras del autor, "Mis agencias de viaje fueron Hitler y Stalin". Su padre, ingeniero electrónico, emigró a Italia en 1944 y después a Estados Unidos. Pero Simic, su madre y su hermano tuvieron que permanecer  en  Yugoslavia hasta 1953. Entonces pudieron llegar a París, donde esperaron un año hasta conseguir los visados para viajar a Estados Unidos en 1954, cuando el poeta tenía 16 años. En Belgrado había estudiado un poco de francés y de ruso. En París su madre  puso a los hermanos  a estudiar inglés, un idioma que Simic no tardaría en dominar. En París también entró en contacto con la poesía: aprendió a recitar de memoria poemas en francés.

Entraron a Estados Unidos por el puerto de Nueva York, ciudad por la que se sintió fascinado. En su primera noche, su padre lo llevó a un club de jazz, pues el jazz -del que llegó a decir que había hecho de él un norteamericano y un poeta- le apasionaba desde que siendo un niño de cinco o seis años empezó a escucharlo por la noche a través de la radio. La familia se estableció en Chicago, donde Simic terminó la secundaria pero no fue a la universidad, sino que empezó a trabajar como ayudante de oficina y corrector de pruebas en el Chicago Sun-Times. En 1958, mientras sus padres se estaban divorciando,  se trasladó a Nueva York, ciudad en la que realizó distintos trabajos para subsistir mientras estudiaba por las noches. Publicó sus primeros poemas en 1959 en la Chicago Review. En 1961 fue reclutado y  enviado  como policía militar a Europa, donde pasó dos años, periodo en el que revisó su poesía y se dio cuenta de que la influencia de los grandes autores que había leído era vergonzosamente evidente, por lo que decidió tirar todos sus poemas. A su regreso a América, encontró una voz poética propia observando los objetos cotidianos: los primeros poemas que decidió conservar tratan sobre una carnicería (escrito en 1963), un par de zapatos y un tenedor. Con ellos inicia sus "object poems", tan celebrados por crítica y público.

En 1964 contrajo matrimonio con Helen Dubin, con quien tuvo dos hijos. Se tituló en la Universidad de Nueva York en 1966, y al año siguiente apareció su primer poemario, What the Grass Says (Lo que dice la hierba), bien recibido por la crítica. En 1971 se convirtió en ciudadano estadounidense y fue contratado como profesor en el campus de Hayward del California State College. En  1973 renunció a ese puesto para ejercer como profesor de literatura en la Universidad de New Hampshire. Es autor de cerca de una treintena de libros de poesía, ensayo y crítica, así como editor de la revista The Paris Review y traductor al inglés de poesía francesa,  serbia, croata, macedonia y eslovaca. 

En 1990 recibió el Premio Pulitzer de Poesía por El mundo no se acaba y fue finalista para el mismo galardón en dos ocasiones: en 1986 por Selected Poems, 1963-1983 y en 1987 por Unending Blues. Recibió, además, el premio Griffin de poesía en 2005 y el Wallace Stevens en 2007. Fue nombrado el decimoquinto poeta laureado por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos en 2007. En 2011 recibió la Medalla Frost, por toda una vida dedicada a la poesía. Falleció en estado de demencia en una residencia de ancianos de Dover, New Hampshire, el 9 de enero de 2023.

Además de los títulos mencionados, podemos destacar otros como Hotel Insomnia (1992), A Wendding in Hell (1994), Walking  the Black Cat (1996), finalista del National Book Award en poesía, o Jackstraws (1999), nominado como Libro Notable del Año por el New York Times. Muchos de sus libros han sido traducidos al castellano. DVD publicó en 1999 El Mundo no se acaba y otros poemas. Bajo el sello editorial Valparaíso han aparecido Mil novecientos ochenta y cuatro. Antología (2014), Días cortos y largas noches (2017), Paseando al gato negro (2017), Picnic nocturno (2018), El señor de las máscaras (2018), Poesía (1962-2020) (2021), Libro de dioses y demonios (2021), Ese pequeño detalle (2021) y Una boda en el infierno (2022). Vaso Roto ha publicado Mi séquito silencioso (2014), El monstruo ama su laberinto (2015), El lunático (2017), La vida de las imágenes (2018), Garabateando en la oscuridad (2018), Acércate y escucha (2020) y Una mosca en la sopa (2010), su libro de memorias. En Visor apareció Antología poética en 2019.

En  su poesía, caracterizada por el humor y el minimalismo, el autor observa una clara evolución. En una primera etapa estuvo interesado en poemas más visuales e  impersonales: "Escribía sobre piedras, cuchillos, tenedores y zapatos". Después comenzó a incluir, de forma más directa, su propia vida en unos  poemas más narrativos y se inclinó por la claridad en sus composiciones y una mayor preocupación por el lenguaje y la musicalidad de los poemas:

"Ahí está ese cambio: pasé de ser impersonal y un poco objetivo a ser más personal. También estaba interesado en imágenes y metáforas muy fuertes: mi influencia surrealista. Durante los primeros 20 años -incluso por más tiempo- mi obra incluyó esas imágenes. En algún momento empecé a apreciar los poemas escritos con claridad, en los que el lenguaje es muy simple. [...] Yo quería un poema que fuera totalmente accesible, en que el lector quedara desarmado, contrario a la idea de cuando estás leyendo un poema y piensas "esto va a ser difícil" y no sabes qué diablos significa el poema. Se trata de dar a los lectores un poema al que puedan acceder con facilidad. Pero luego les tiendes trampas. Parece sencillo, pero cuando lo terminen van a decir: "algo más está pasando aquí". Apuesto a que releerán el poema. Entonces los tienes atrapados".

Se convirtió así, dice el autor, "en un poeta de país tanto como  en un poeta de ciudad".

Simic es el gran poeta de la civilización urbana,  capaz de ver lo absoluto en una escena cotidiana, según Diego Doncel, para quien la voz de Simic

"está tocada de aquella levedad de que hablaba Italo Calvino, una levedad capaz de expresar los más íntimos dramas humanos que se viven junto a la luz de los neones, de los anuncios publicitarios y de los cubos de basura. Su sensibilidad está llena de las boquitas pintadas de las mujeres infelices que salen de trabajar en los grandes almacenes, de los viejos que van a buscar sus medicinas, de la epidemia de los corazones solitarios. Es decir, de vida y de tiempo, de absurdo e intensidad".
Pasaporte yugoslavo emitido el 18 de junio de 1953 para 
Charles Simic (arriba) y su hermano. (Revista Nexos)

Referencias: 

-Diego Doncel, "Muere Charles Simic, la voz más irónica y pop de nuestro tiempo", ABC, 10 de enero de 2023.

-Daniel Gigena, "A los 84 años, murió Charles Simic, el poeta que quiso convertir 'lo divino en cosa humana'", La Nación, 10 de enero de 2023.

-Eduardo Lago, "Muere Charles Simic, una de las voces más desenfadadas e innovadoras de la poesía norteamericana", El País, 10 de enero de 2023.

 -C. Simic, "Espero que a la muerte le gusten mis bromas" /Entrevistado por Alejandro García Abreu. En Nexos, nº 444, dic. 2014. Trad. de Álvaro García. Consultada en: http://www.enriquevilamatas.com/escritores/escrgarciaabreu3.html.

-C. Simic, "Entrevista con Charles Simic"/ Entrevistado por Juan Carlos Gaicano. Revista Poesía, nº 133. En: https://poesia.uc.edu.ve/entrevista-con-charles-simic/.

-C. Simic, "Entrevista a Charles Simic" / Entrevistado por Mark Ford, de The Paris Rewiev. En Círculo de Poesía. Revista electrónica de literatura. Consultada en: https://circulodepoesia.com/2014/03/entrevista-a-charles-simic/.

-Fernando Valverde, "Charles Simic", Altazor. Revista Electrónica de Literatura, 1 Época, Año 4, Enero 2023. En: https://www.revistaaltazor.cl/charles-simic-3/.

5 comentarios:

  1. Ah, pues ya podías haber mostrado un ejemplo de poemas sobre esas cosas vulgares como un zapato...
    Me he quedado intrigado porque estos que has puesto son sobre temas "profundos". Tan profundos como esa observación sobre la propagación del miedo o la angustia colectivos.
    De plena actualidad, pues... ¡Pero qué dolor y qué grotesca paradoja supone el que una mente así termine totalmente desquiciada.
    Carlos San Miguel

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  2. Siento no haber incluido ninguno de esos poemas, pero estoy segura de que tú los buscarás en la red porque han despertado tu interés. Un saludo, Carlos.

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  3. Vaaale pues, ya los buscaré 😄

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  4. Jo, ¡pues son complicados de entender! Tanto el de los zapatos como otros que he leído de esos más actuales que dice que deberían ser leídos con facilidad... Sí, claro que se leen fácilmente pero ¿cómo hay que interpretarlos? Como él dice, es un experto "trampero". Y cada poema, un cepo del que no sé salir.
    Carlos

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    1. Sí, esos son más difíciles. Es después cuando se propone ser claro.

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