domingo, 2 de mayo de 2021

"Mañana de la cruz", de Juan Ramón Jiménez



Mañana de la cruz


Dios está azul. La flauta y el tambor
anuncian ya la cruz de primavera.
¡Vivan las rosas, las rosas del amor,
entre el verdor con sol de la pradera!

Vámonos al campo por romero,
vámonos, vámonos
por romero y por amor...


Le pregunté: "¿Me dejas que te quiera?"
Me respondió, radiante de pasión:
"Cuando florezca la cruz de primavera,
yo te querré con todo el corazón."

Vámonos al campo por romero,
vámonos, vámonos

por romero y por amor...

"Ya floreció la cruz de primavera.
¡Amor, la cruz, amor, ya floreció!"
Me respondió: "¿Tú quieres que te quiera?"
¡Y la mañana de luz me traspasó!

Vámonos al campo por romero,
vámonos, vámonos
por romero y por amor...


Alegran flauta y tambor nuestra bandera.
La mariposa está aquí con la ilusión...
¡Mi novia es la virjen*de la era
y va a quererme con todo el corazón!


De Baladas de primavera (1907). En Segunda
antolojía poética (1898-1918)*, 1920

*Juan Ramón escribe con una ortografía personal, alejada de
las normas. Nunca usa la letra g para representar el fonema
velar fricativo sordo, es decir, cuando suena como j. De ahí
que escriba virjen y antolojía.


Baladas de primavera es un libro formado en su primera edición por veintiséis poemas que comparten el comienzo del título "Balada de...". Fue compuesto en Moguer en 1907, un momento de compenetración con su tierra (Urrutia), y publicado en 1910. El libro fue inspirado por Blanca Hernández Pinzón, su primer amor, con la que se reencontró en Moguer en 1906. En él introduce la inspiración de corte tradicional, que servirá después a los poetas de la generación del 27. 

Jorge Urrutia llama la atención sobre el prologuillo en el que el autor se sitúa en el campo, nos explica el símbolo del pájaro, del ruiseñor, que es el sentimiento, y nos permite relacionar la escritura del libro con la de Platero y yo (Corazón florecido sobre un asno, en un mediodía con amapolas!), y vincularlo con la asunción del paisaje. Añade Urrutia que este libro representa "un paulatino paso hacia la felicidad a través de la aprehensión de la naturaleza". Si su libro anterior, Las hojas verdes (1906), terminaba "sin posibilidad de primavera, las baladas llegan a convertirse en un canto a dicha estación del año, hasta integrarla en el título del volumen". El campo va curando el sentimiento de melancolía del poeta, que ya está listo para el amor. El descubrimiento del blanco será, según Urrutia, su definitiva salvación. Y Blanca es precisamente el nombre de la mujer amada. Ha vuelto a encontrar los pájaros y las flores, y la cita inicial de Albert Samain nos lo presenta con el corazón habitado por mil pájaros que cantan. 

Se trata de un libro que para Díaz-Canedo representa la perfección misma, del que escribe  Urrutia:
En él se dan, sin duda, metáforas sorprendentes que demuestran la plenitud simbolista del poeta. Es, por otra parte, dentro de su variedad métrica, una obra de plena asunción de la naturaleza y de la cultura. Las abundantes lecturas que ya tenía Jiménez emergen (los clásicos, los cancioneros, los poetas simbolistas...) en sus versos, acompasados muchas veces por unos ecos de poesía tradicional que el poeta ha sabido entender unida al paisaje que le rodea.
Entre los poemas destacados de este libro se encuentra "Balada de la mañana de la Cruz", que reaparece, como es frecuente en la poesía de Juan Ramón Jiménez, con notables variantes en sus diversas antologías. Se incluyó luego en la Seg. ant. (1898-1918) (versión que reproducimos aquí) e igual en la Terc. (1898-1953), con algunos cambios en ambas respecto a la primera que, en opinión de Sánchez Barbudo, mejoran el poema "sin alterar su carácter de exaltado canto de amor". Más tarde, en  la versión recogida en Canción (1936) y en Leyenda (1896-1956 ) -última selección de su obra, publicada en 1978-, sustituye el sustantivo "cruz" por "luz", entre otras modificaciones.

Se trata del primer poema del libro, que se abre, como observa Urrutia, "con una manifestación de plenitud  y de comunión de todos los elementos naturales". El poema hace referencia a las tradicionales romerías de la "Cruz de primavera" o "Cruz de mayo", festividad de la Iglesia Católica celebrada el 3 de mayo por ser esta la fecha de la "invención" o hallazgo por santa Elena en 326 de la "vera cruz". La exaltación de la primavera  como estación propicia para el amor y la referencia a una celebración de principios de mayo,  conectan el poema con las composiciones tradicionales denominadas mayas.

Referencias:
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ: Las hojas verdes, Baladas de primavera, prólogo de Jorge Urrutia, Edición del Centenario, Taurus, Madrid, 1982.
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ: Antología comentada, Antonio Sánchez Barbudo (ed.), Ed. de la Torre, Madrid, 1986.

[Imagen: Shutterstock]

1 comentario:

  1. Sí,... ya... es simpática, dulce y agradable y huele a campo y se respira la sencillez campesina...pero a mí, las de carácter popular de Juan Ramón me conmovieron Platero y la de la niña coja, así que yo recuerde ahora. Y de las otras, de las otras más profundas y filosóficas, sobre todo la que comienza con el " Y yo me iré, y de quedarán los pájaros cantando..." ¿se titula "El largo viaje" o algo así...? ¡Pues esa! ¡esa es una maravilla que me la aprendí por mi propia iniciativa de lo que me conmovió!
    Carlos San Miguel

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