jueves, 8 de octubre de 2020

Dos microrrelatos de Augusto Monterroso

Portada del libro 'Paddy the Pigeon', de Gail Seekamp y Sean Aherneen, 
Pixie Books. (20minutos.com)


La honda de David

Había una vez un niño llamado David N., cuya puntería y habilidad en el manejo de la resortera despertaba tanta envidia y admiración en sus amigos de la vecindad y de la escuela, que veían en él —y así lo comentaban entre ellos cuando sus padres no podían escucharlos— un nuevo David.

Pasó el tiempo.

Cansado del tedioso tiro al blanco que practicaba disparando sus guijarros contra latas vacías o pedazos de botella, David descubrió que era mucho más divertido ejercer contra los pájaros la habilidad con que Dios lo había dotado, de modo que de ahí en adelante la emprendió con todos los que se ponían a su alcance, en especial contra Pardillos, Alondras, Ruiseñores y Jilgueros, cuyos cuerpecitos sangrantes caían suavemente sobre la hierba, con el corazón agitado aún por el susto y la violencia de la pedrada.

David corría jubiloso hacia ellos y los enterraba cristianamente.

Cuando los padres de David se enteraron de esta costumbre de su buen hijo se alarmaron mucho, le dijeron que qué era aquello, y afearon su conducta en términos tan ásperos y convincentes que, con lágrimas en los ojos, él reconoció su culpa, se arrepintió sincero y durante mucho tiempo se aplicó a disparar exclusivamente sobre los otros niños.

Dedicado después a la milicia, en la Segunda Guerra Mundial David fue ascendido a general y condecorado con las cruces más altas por matar él solo a treinta y seis hombres, y más tarde degradado y fusilado por dejar escapar con vida una Paloma mensajera del enemigo.


La tela de Penélope o quién engaña a quién

Hace muchos años vivía en Grecia un hombre llamado Ulises (quien a pesar de ser bastante sabio era muy astuto), casado con Penélope, mujer bella y singularmente dotada cuyo único defecto era su desmedida afición a tejer, costumbre gracias a la cual pudo pasar sola largas temporadas.

Dice la leyenda que en cada ocasión en que Ulises con astucia observaba que a pesar de sus prohibiciones ella se disponía una vez más a iniciar uno de sus interminables tejidos, se le podía ver por las noches preparando a hurtadillas sus botas y una buena barca, hasta que sin decirle nada se iba a recorrer el mundo y a buscarse a sí mismo.

De esta manera ella conseguía mantenerlo alejado mientras coqueteaba con sus pretendientes, haciéndoles creer que tejía mientras Ulises viajaba y no que Ulises viajaba mientras ella tejía, como pudo haber imaginado Homero que, como se sabe, a veces dormía y no se daba cuenta de nada.

                               (Augusto Monterroso, La oveja negra y demás fábulas, Alfaguara, 1988)


Augusto Monterroso. (diariodeleon.es)

Augusto Monterroso (Tegucigalpa, 1921-Ciudad de México, 2003), maestro del relato breve, fue un escritor guatemalteco de origen hondureño. Hijo de hondureña y guatemalteco, pasó su adolescencia y juventud en Guatemala, país al que se trasladó su familia en 1936. De formación autodidacta (a los once años abandonó la escuela voluntariamente),  publicó sus primeros cuentos en la revista 'Acento' y en el periódico 'El Imparcial'. En 1940 fundó la Asociación de artistas y escritores jóvenes de Guatemala. Simultáneamente, trabajaba clandestinamente contra la dictadura de Jorge Ubico y fue uno de los firmantes del Memorial de los 311, que exigía la renuncia del dictador. Tras la caída de este en 1944, fundó el diario 'El Espectador', pero más tarde fue detenido por orden del general Ponce Vaides, miembro del triunvirato militar que sucedió a Ubico, y tuvo que exiliarse en México, donde permanecería el resto de su vida. 

En 1953 contrajo matrimonio con la mexicana Dolores Yáñez, con quien tuvo una hija, y se trasladó a Bolivia cuando el gobierno revolucionario de Jacobo Arbenz lo nombró cónsul de Guatemala en La Paz, cargo al que renunció en 1954, al ser derrocado Arbenz. De allí marchó a Santiago de Chile, donde trabó amistad con Pablo Neruda. En 1956 regresó a México y trabajó en diferentes puestos relacionados con el mundo académico y editorial. En 1959 publicó su primer libro, Obras completas (y otros cuentos), que incluye "El dinosaurio", considerado durante años el cuento más breve de la literatura hispanoamericana.  En 1962 se casó con la colombiana Milagros Esguerra, madre de su segunda hija. En 1967 viajó por distintos países europeos y en 1970 conoció en la Universidad Nacional Autónoma de México a Bárbara Jacobs, quien en 1976 se convertiría en su tercera esposa. En colaboración con ella realizó la recopilación Antología del cuento triste (1992).

Entre sus obras, además de las ya citadas,  destacan: La oveja negra y demás fábulas (1969), que supone su reconocimiento definitivo; Movimiento perpetuo (1972); Lo demás es silencio (1978), su única novela; Viaje al centro de la fábula (1981), conjunto de entrevistas realizadas al autor por diversos estudiosos; La palabra mágica (1983), breves homenajes literarios ilustrados por el autor; el libro autobiográfico La letra e. Fragmentos de un diario (1987);  Los buscadores de oro (1993), nostálgica evocación de la infancia, y Pájaros de Hispanoamérica (2002), homenaje a sus coetáneos escritores. Su obra se caracteriza por la precisión del lenguaje, la ironía, la crítica social y cultural y la intertextualidad. 

Ha recibido importantes reconocimientos. En 1975 ganó el Premio Xavier Villaurrutia por Antología personal, y en 1978 recibió la condecoración del Águila Azteca por su aportación a la cultura de México. En 1993 fue nombrado miembro de la Academia Guatemalteca de la Lengua, en 1996 fue galardonado con el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances,  en 1997 con el Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias y en 2000 con el Príncipe de Asturias de las Letras, en reconocimiento a toda su carrera.

A. K. Kleveland* incluye los microrrelatos de La oveja negra y demás fábulas en un nuevo tipo genérico denominado la nueva fábula, que presenta rasgos relacionados con la teoría de la posmodernidad, como es el escepticismo propio de nuestra época, del que surge una técnica retórica nueva que 

en vez de predicar una moral o educar al lector a través de una moraleja explícita, exige que sea el propio lector quien extraiga la conclusión, a veces resultando en una antimoraleja.

Relacionada con el escepticismo se encuentra también la ambigüedad, otra técnica habitual en la nueva fábula, junto a la sátira y la parodia.

Monterroso, como los nuevos fabulistas, -explica Kleveland- no se limita a los antiguos motivos de la fábula sino que toma otros "iconos" de la cultura occidental, como la Biblia y obras clásicas como la Odisea o la Ilíada, de lo que los textos seleccionados son excelentes ejemplos. En ellos se observa igualmente la desmitificación del héroe, convertido en antihéroe o en hombre común. Así,  "La honda de David" está protagonizada por David N., un antihéroe actual, "no muy inteligente, brutal, destrozado por la sociedad violenta en la que vivimos", que, por extraño que parezca,  guarda cierta similitud con el David de la Biblia. En "La tela de Penélope", Ulises queda despojado de la astucia que le atribuye la tradición y aparece como un hombre actual que viaja para "buscarse a sí mismo". La desmitificación, abarca también a Penélope y al mismo Homero, que quizá se equivoca al escribir la historia. 

*KLEVELAND, Anne Karine: "Augusto Monterroso y la fábula en la literatura contemporánera". América Latina Hoy, 30, 2002, págs. 119-155.

©Liniers

2 comentarios:

  1. El primero es genial jajaja
    El segundo, en la línea desmitificadora que vamos viendo últimamente por aquí jejeje
    Qué me llevo el primero
    Carlos San Miguel

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  2. ¡Felicidades en su centenario, por cierto
    Carlos

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