jueves, 13 de agosto de 2020

"El buen impresor", microcuento de Alfonso Reyes


El buen impresor


El sino del impresor "amateur" es la desdicha.

Tenía que imprimir una Doctrina Cristiana que empezaba con la frase: "Dios hizo el mundo en siete días", y quería a toda costa emplear en el libro sagrado la mejor capitular que tenía: una hermosa mayúscula de misal, vestida de rojos y oros vivos, con ángeles azules y festones de flores, bandas y columnas simbólicas, pájaros vistosos.

Ahora bien, el libro empezaba por "D", y la mayúscula historiada era una "F".

El impresor se decidió a tocar levemente el original, e imprimió así:

"Francamente, Dios hizo el mundo en siete días".

(Y es lástima que no fuera erudito en doctrinas heterodoxas, porque pudo haber puesto, con mayor sentido: "Finalmente, Dios hizo el mundo en siete días". ¡El principio del fin!).

De Calendario, 1923

El escritor Alfonso Reyes. (elpais.com)
Alfonso Reyes Ochoa (Monterrey, 1889-Ciudad de México, 1959) fue un escritor, crítico y ensayista mexicano, considerado por Borges como el mejor prosista español de cualquier época. Junto con Henríquez Ureña, Antonio Caso y José Vasconcelos formó parte del grupo cultural Ateneo de la Juventud (1909-1913).  Licenciado en Derecho en 1913, tras la muerte violenta de su padre, el general Bernardo Reyes, se exilió en España y residió en  Madrid desde 1914 hasta 1924. En esos años trabajó en el Centro de Estudios Históricos de Madrid, dirigido por Menéndez Pidal, y escribió la versión en prosa del Cantar de mio Cid. Su ingreso en el servicio diplomático lo llevó a destinos como París, Río de Janeiro y Buenos Aires, donde entró en contacto con Silvina Ocampo, Leopoldo Lugones, Borges y Bioy Casares. Desempeñó diferentes cargos hasta 1938, en que abandonó la carrera por  la literatura. De vuelta a su  país, fundó la cátedra de Historia de la lengua y literatura españolas en la universidad de la capital y creó y dirigió la Casa de España, que daría origen al Colegio de México, y la Capilla Alfonsina. En 1940 fue elegido miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, de la que fue director entre 1957 y 1959. En 1945 ganó el Premio Nacional de Literatura. Fue candidato al Premio Nobel en cinco ocasiones. Murió el 27 de diciembre de 1959 y fue enterrado en la Rotonda de Hombres Ilustres.

Hombre de inmensa cultura, es una de las figuras más importantes de las letras hispanoamericanas, que destacó especialmente  como filólogo y crítico. Sus estudios sobre literatura continúan siendo un referente en lengua castellana. Cultivó casi todos los géneros literarios. De su obra poética destacan el poema dramático Ifigenia cruel (1924), Romances del río de enero (1933), Otra voz (1936), Cantata en la tumba de Federico García Lorca  (1937) y la antología Obra poética: 1906-1952 (1952). De su narrativa, El plano oblicuo (1920), La casa del grillo (1945) y Los tres tesoros (1955); y de su vasta producción ensayística: El suicida (1917), Visión de Anáhuac y Cartones de Madrid (1917),  Retratos reales e imaginarios (1920), Simpatías y diferencias (1921-1926), Cuestiones gongorinas (1927), Las vísperas de España (1937), La crítica en la edad ateniense (1941), La experiencia literaria (1942), El deslinde: prolegómenos a la teoría literaria (1944), Letras de la Nueva España (1948), Estudios helenísticos (1957) y La filosofía helenística (1959). Nos dejó, además, excelentes traducciones de Chejov, L. Sterne, G. K. Chesterton, así como sus ediciones críticas de autores españoles.

3 comentarios:

  1. Muy bueno el microrrelato. Pero tan buena, o mejor, la semblanza de Alfonso Reyes. Un buen trabajo, Josefina.

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    1. Te agradezco la enorme generosidad con que juzgas este trabajo, Carmen.

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  2. A mí me han gustado mucho ambos, el relatico y tu bio.
    Carlos San Miguel

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