martes, 28 de enero de 2020

'La familia de papel', de Isabel Soria


Grupo de lectura "Leer juntos Hoy" del IES “Goya”
Sesión del 13 de enero de 2020
Obra comentada: La familia de papel, Zaragoza, Los libros del gato negro, 2020
Autor: Isabel Soria Irisarri
Ilustración de la cubierta: David Guirao








¿QUIÉN ES ISABEL SORIA IRISARRI?

Nacida en 1974 en Zaragoza, hija de un brillante publicista –Manuel Soria– y de una renombrada novelista –Ángeles de Irisarri–, estudió Historia del Arte en la Universidad de Zaragoza y está doctorada en Comunicación Audiovisual y Técnicas Artísticas y Museográficas.

Su trayectoria en el ámbito cinematográfico se ha orientado a la producción de cortometrajes: La idea (2000); Sueño (2001); El cuento (2001); Pecados (2002); Conversaciones con inspiración (2002); A golpe de Magdalena (2003) y La orquesta de las mariposas (2011), que ha obtenido diez premios internacionales, entre otros:  Oso de bronce en el Festival of Nations (Austria), Mención especial del Jurado en el Festival of Local Televisions (Eslovaquia) y The Indie Gathering (USA) a Premio  a mejor Fotografía en el Videofestival City of Imperia (Italia). 

Fruto de su clara vocación por los documentales, son una casi treintena de ellos: La isla de Lastanosa (2007); Daroca, puerta férrea de Aragón (2007); Emisiones//Sergio Abraín, Galería Patagolla y Galería Caligrama (2008); ¡Olé! (sobre la figura de Manolete) (2007); Ebro, vuelo de 1928 (2008); La chica de la orquesta (2019) y Los cielos españoles (2019), entre otros.


Paralelamente, ha ido desarrollando una carrera de escritora:

Libros infantiles:
La ciudad de Mau (2009)
Manazas (2010)
Moscogonía de las estrellas (2011)

Novela:
La familia de papel (2019)








LA FAMILIA DE PAPEL
L
Una majestuosa letra capitular sobria, una L inicial, como si de un códice antiguo se tratara, inaugura La familia de papel, primera novela de Isabel Soria Irisarri. Cumple la finalidad que desde tiempo inmemorial tienen encomendada estas letras: señalar “la cabeza”, el comienzo de los libros antiguos, que solían constar de un texto macizo, en el que, con suerte, se distinguían los párrafos. En esta novela no hay signo antiguo de calderón (¶) para señalar parágrafos, pero sí un delicado dibujo de tres pequeñas ondas centradas para señalar las secuencias narrativas, porque el relato no se fracciona en capítulos. 

Su estructura narrativa en constantes flash-backs se ve reforzada por la presentación material de todo el texto con letra vertical para la voz del narrador y letra versalita para la voz de los libros, que ponen de relieve dos mundos coexistentes: las vidas de los protagonistas Ana y Abelardo, con su desarrollo temporal, frente a la existencia de la Biblioteca, ajena al tiempo. Pese a ser una primera novela, su autora mueve con maestría los hilos temporales del relato, que se sigue con toda facilidad. Las andanzas y desventuras de los desdichados personajes: Don Agapito, Ana, Esteban, Abelardo, Manolita y Petra más una lorita mejicana llamada Isabelitase revelan al lector en idas y vueltas en el tiempo de su existencia, sin que la lógica se resienta en ningún momento. 

El relato ofrece una notable sobriedad de recursos descriptivos tanto para estos personajes no sabemos qué aspecto tienen Ana o Abelardo como para los interiores. No obstante, el lector capta la atmósfera en la que todo se desenvuelve. Y es que la autora crea un ambiente aparentemente real, con abundantes referencias históricas, pero tan sombrío que no deja resquicio en él para los sentimientos esperados en dos protagonistas jóvenes: la alegría o el amor. En La familia de papel el entorno aparece esquematizado, desdibujado de la realidad de la época en la que se inserta, con la deliberada intención de asfixiar a los personajes, de modo que no encuentren más liberación que la lectura.

Y es que Isabel Soria crea dos mundos que conviven paralelos: la vida real y la vida de los libros. La vida de Ana y de su hijo Abelardo, protagonistas de este relato, es contada a través de un narrador omnisciente. Los libros, en cambio, personaje colectivo que coprotagoniza esta historia, hablan de sí propios, pues se les concede la capacidad de dialogar.

La Biblioteca es un mundo aparte y la autora utiliza para él la técnica del “realismo mágico”. Así, el diálogo, muy abundante en estas páginas, está reservado casi enteramente a los libros y en una escasa medida a Petra, la criada procedente de Maleján que introduce la oralidad rural aragonesa cuando habla con el cartero Ángel.

A lo largo de sus 251 páginas los libros hablan constantemente entre sí, discuten sobre ideas y temas relevantes para la historia, reflexionan y opinan sobre los personajes y sus acciones. Isabel Soria les concede, además, la capacidad de sentir y, por eso mismo, de tratar, con sus inaudibles voces, de ser escuchados por los personajes. Desean influir en la vida real de sus queridos Ana y Abelardo, porque se saben una reserva de ideas y experiencias, capaz de aportar valiosos puntos de vista sobre las situaciones que se viven. 

Los libros de esta biblioteca constituyen una sociedad gobernada con “auctoritas” por Ana, reconocida como su “librarca”. Ella rige su biblioteca con pasión lectora, con amor y es también amada y protegida por sus libros, por todos los libros, ya que la biblioteca es amplia y universal. En ella conviven todos los géneros literarios y todas las épocas de todas las naciones.  

Unos personajes fracasados en su experiencia familiar forman junto a los libros una familia, la única y auténtica familia de Ana y de su hijo Abelardo. Todos sus miembros están unidos por la inteligencia, por el respeto y por el afecto profundo que se profesan. 

Sorprendentemente, aunque nada hay en los acontecimientos que lo requiera, la autora impregna este relato de un fino humor aportado especialmente por la lorita mejicana, pero también por el narrador y por los propios libros.

El final es divertido, inesperado, sorprendente y esperanzador.

Isabel Soria Irisarri rinde en La familia de papel un homenaje rotundo a los libros, que sufren ante la perspectiva de su propio futuro, amenazado por los nuevos medios de transmitir las historias. La preocupación de la autora va más allá y se pregunta si aparecerán nuevas formas de contar condicionadas por los nuevos soportes, que parecen amenazar al libro que amamos y conocemos.


       



Francisca Soria Andreu

domingo, 26 de enero de 2020

"Dame la mano", de Renée Ferrer

Auschwitz, en el momento de la liberación. AFP


                 DAME LA MANO

Extiende hasta la mía tu manecita aterida de miedo,
caminemos juntos tal cual llegamos al mundo
el día de nuestro nacimiento,
cuando danzó el corazón de nuestros padres
alrededor de la cuna.

Abandona tus dedos en la tibieza de mi mano
para que yo los cubra de consuelo,
y entra conmigo,
pequeña y dulce flor,
a la antesala de esa vida que nos espera
más allá de la asfixia y del ultraje.
No temas amanecer convertida en velamen 
que sube hacia las nubes surcando el infinito
con las alas de tu alma en días de vendimia.
Camina asida a mí, 
como enredadera que se ciñe al ramaje
de los árboles en primavera,
y levanta tu carita triste
para que ellos se miren en tus ojos
tras el insomnio atormentado de sus noches
y, alguna vez, cuando todo termine,
los vean entrar victoriosos al supremo resplandor.

De Ignominia: Tras las huellas del holocausto, 2015.
En Poesía soy yo. Poetas en español del siglo XX (1886-1960)

Renée Ferrer (abc.com.py)
Renée Ferrer de Arréllaga (Asunción, Paraguay, 1944) es poeta, novelista, cuentista y dramaturga. Doctora en Historia por la Universidad Nacional de Asunción, es presidenta de la Academia Paraguaya de la Lengua Española y miembro correspondiente de la RAE. Miembro fundador de la Sociedad de Escritores de Paraguay, de Escritoras Paraguayas Asociadas, del PEN Club del Paraguay y de la Asociación de Literatura Infanto-Juvenil del Paraguay. En 1985 obtuvo en España el Premio Pola de Lena por su cuento "La Seca". En 1994  ganó el Premio de la UNESCO de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires por su libro de cuentos Desde el encendido corazón del monte. Como poeta, ha sido galardonada con La Porte des Poètes de París por poemas del libro El ocaso del milenio (1999), y en 2011 recibió el Premio Nacional de Literlatura del Paraguay por su poemario Las moradas del universo. En 2003 fue condecorada Caballero de la Orden de las Artes y las Letras por el estado francés. Su obra figura en numerosas antologías y ha sido traducida al guaraní, francés, inglés, alemán, sueco, rumano, portugués, italiano, albanés, árabe y chino. Es autora de una veintena de poemarios: Hay surcos que no se llenan (1965), Voces sin réplica (1967), Desde el cañadón de la memoria (1982), Peregrino de la eternidad (1985), Nocturnos (1987), Viaje a destiempo (1989),  De lugares, momentos e implicaciones varias (1990), El acantilado y el mar (1992), Itinerario del deseo (1994), El resplandor y las sombras (1996), De la eternidad y otros delirios (1997), Las cruces del olvido (2001), Celebración del cuerpo y otros cantos (2007), Poemas de la desolación y la esperanza (2011), Ignominia (2013), Tierra, estoy de paso (2015) e Ignominia: Tras las huellas del holocausto (2015), además de los dos citados arriba.

Unos niños muestran sus números de identificación
tatuados en los brazos. REUTERS

El 27 de enero de 1945 las tropas soviéticas entraron en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau y liberaron a más de 7.000 prisioneros. En 2020  celebramos el 75 aniversario de la liberación.

Entrada relacionada:

Actualización (16/7/2024):

Renée Ferrer ha recibido el Premio de Literatura Infantil y Juvenil Iberoamericano Cervantes Chico. Algunas de sus obras son El hada que perdió sus poderes (2015), El misterio de la mariposa azul (2018) o Pupunca (2023).

miércoles, 22 de enero de 2020

Zaragoza en tiempos del Quijote


Los alumnos de 3º de ESO del Instituto Goya hemos hecho en este mes de enero un recorrido histórico-literario por el barrio de San Pablo para imaginarnos lo que podían haber visto de la ciudad don Quijote y Sancho Panza si la hubieran visitado. Nos explicaron que Miguel de Cervantes había planeado traer a los personajes a Zaragoza para participar en unas justas que se celebraban para San Jorge, pero cambió de opinión y desvió la ruta inicial. A lo mejor influyó en ello su enfado al ver que un autor escondido bajo el seudónimo de Alonso Fernández de Avellaneda se le había adelantado a escribir la segunda parte del libro. El caso es que sí estuvieron en Pedrola, donde los duques de Villahermosa tenían un palacio (que todavía se conserva).

Las primeras explicaciones nos las dieron en el Centro de Documentación del Agua y del Medio Ambiente (Biblioteca del Agua), porque allí estaba el Convento de Santo Domingo, que se hubieran encontrado don Quijote y su escudero si hubieran entrado a Zaragoza por la antigua Puerta de Sancho (Zaragoza estaba rodeada entonces por una muralla). Después de escuchar la introducción en el patio exterior (¡qué mañana tan fría la del 9 de enero!), entramos en la actual biblioteca donde antes estaba el refectorio (comedor) de los monjes. Bajamos luego a las antiguas bodegas y nos hablaron de la imaginación de don Quijote que le hacía ver cosas que los demás no veían. Nos enseñaron unas imágenes de cosas que veía el hidalgo y debíamos relacionarlas con las imágenes de lo que veía Sancho. A don Quijote se le tomaba por loco y en muchos episodios lo parecía, pero muchas otras veces demostraba gran sabiduría. Algunos personajes le seguían la corriente para evitar problemas, pero otros se burlaban o se enfrentaban con él. En la charla, lo compararon con personajes de películas que también habían tenido problemas por “chocar” su visión personal con la realidad; por ejemplo, Torrente, Forrest Gump o Paco Martínez Soria. 


A continuación fuimos al Palacio de los Duques de Villahermosa, en la calle de los Predicadores, y allí nos contaron más cosas de la Zaragoza del siglo XVII y de las aventuras de don Quijote y Sancho con los duques que aparecen en el libro. 

Por el callejón del Sacramento, llegamos al Espacio Las Armas, donde antiguamente estaba la picota, es decir, donde se ejecutaba a los delincuentes. Allí leímos algunos fragmentos del famoso libro de Cervantes.

Finalmente fuimos a una casa palacio de la época, donde se ubica la Escuela Municipal de Música y Danza. En su patio hicimos la actividad que más nos gustó. Nos contaron cómo los duques de Villahermosa querían burlarse de Sancho Panza y para ello le hicieron creer que lo nombraban gobernador de la ínsula Barataria y que tenía que impartir justicia. Pues bien, nos dividieron en dos grupos y nos plantearon un caso a cada grupo de los que tenía que resolver Sancho. Y la verdad, que no era nada fácil. Hubo debate entre nosotros y después de dar nuestra respuesta, nos dijeron cuál había sido la de Sancho, y comprobamos que, a pesar de no tener estudios, tenía un gran sentido común.

La excursión fue muy interesante y entretenida. Cristina, la guía, nos contó muchas anécdotas y fue muy simpática con nosotros. Nos dio una buena introducción al tema que aún tenemos que estudiar en clase y nos explicó un barrio histórico de Zaragoza que pocos de nosotros conocíamos.

Alumnos de 3º A de ESO