Alejandra Pizarnik. [ABC.es] |
Nació en el seno de una familia de inmigrantes judíos de origen ruso que perdió su apellido original, Pozharnik, al instalarse en Argentina. Sus padres llegaron a Argentina con veintisiete y veintiséis años, respectivamente, sin hablar una palabra de español, y se instalaron en una amplia casa del suburbio de Avellaneda, donde su padre ejerció su profesión de joyero. Su infancia se vio ensombrecida por las noticias procedentes de Europa, sobre todo por la masacre de Rivne (Ucrania) en 1941, en la que perdieron la vida, fusilados por los nazis, varios miembros de ambas familias.
Su condición de extranjera así como la constante comparación con su hermana mayor, que propiciaba su madre, le afectaron negativamente en la formación de su personalidad, y su tartamudez, sus crisis asmáticas y su tendencia a ganar peso minaron la seguridad en sí misma. Cursó estudios de Filosofía y Periodismo, carreras que no terminó, además de pintura, en el taller del pintor surrealista Juan Batlle Planas. De 1960 a 1964 vivió en París, dedicada al estudio en la Sorbona de la literatura francesa y de la historia de la religión; a la colaboración en diferentes medios, como la revista Cuadernos, y a la traducción de autores como A. Artaud, H. Michaux, Aimé Césaire, Yves Bonnefoy* o Marguerite Duras. Tras su regreso, comenzó a recluirse en su casa, en la que, no obstante, recibía a sus amigos. La muerte de su padre en 1967, supuso un tremendo golpe para la autora. El 27 de septiembre de 1972, con 36 años, se quitó la vida durante un fin de semana en que había salido de permiso del hospital psiquiátrico de Buenos Aires, donde se hallaba ingresada por un cuadro depresivo y tras dos intentos de suicidio.
Su producción lírica está compuesta en torno a dos polos magnéticos, su infancia en Buenos Aires y su fascinación por la muerte, y comprende los siguientes poemarios: La tierra más ajena (1955), La última inocencia (1956), Las aventuras perdidas (1958), Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965), Extracción de la piedra de la locura (1968), El infierno musical (1971) y Textos de sombra y últimos poemas, publicada póstumamente en 1982. Escribió también un diario personal desde los 18 años hasta el final de su vida, publicado en 2003, además de relatos y alguna novela breve.
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¡Pobre mujer...
ResponderEliminarSupongo que si hubiera dado caza al pájaro del amor del primer poema, su vida habría sido diferente...O quizá el pajarito se habría tornado un buitre.
Carlos San Miguel