El
título hace referencia al nombre que le daban los armadores del Egeo a Andros,
la más septentrional de las islas del archipiélago de las Cícladas, ya que muchos
de ellos, como el armador Jarulis de la novela, tenían sus oficinas en Londres.
La
historia nos narra la historia de una familia de Andros, a la par de la de
otros habitantes de la isla, durante veinte años. El trasfondo histórico es el
período entre las dos guerras mundiales, la ocupación nazi (en realidad durante
la Segunda Guerra Mundial Grecia sufrió una triple ocupación alemana, italiana
y búlgara, siendo ocupada la isla de Andros por los italianos) y la posterior
Guerra Civil. Pero este escenario histórico no es más que un simple tapiz que
hace de fondo de la historia verdaderamente importante, la de los sentimientos
y la de las relaciones humanas. “Las entrañas de los seres humanos son los
sentimientos y la fuerza de estos sentimientos es atemporal” (Ionna Karystiani).
La hermosa
isla griega de tradición marinera es una isla habitada casi exclusivamente por
mujeres, que cual Penélopes deben esperar las visita que sus Ulises, embarcados
en cargueros que recorren todos los mares del mundo, les hacen cada dos o tres
años.
Mientras
los hombres recorren el mar de China o hacen cola en los burdeles de Buenos
Aires, las mujeres son las encargadas de administrar la casa y criar a los
hijos.
|
Andros, Chora |
Una de
estas mujeres es Mina, que gobierna su casa según las férreas tradiciones
isleñas y que acrecienta su patrimonio familiar comprando fincas en el Ática y
concertando el matrimonio de sus hijas.
La
novela hace una rica caracterización psicológica de los personajes femeninos,
las verdaderas protagonistas, ya que los personajes masculinos no son sino los
meros catalizadores de los acontecimientos que ellas protagonizan. Mina, fría y
calculadora, siempre con el libro de contabilidad en las manos, mujer sin amor “se
había casado con quien no quería y no había permitido que la amara”, condena a sus
hijas a una vida también sin él “No le
gustaba hacer daño a sus hijas, pero la vida es así, el amor dura poco y las
penas siempre sobreviven al paso del tiempo”, “Es mil veces mejor que una chica
no se case con el hombre al que ama, porque cuando salga corriendo detrás de
cualquier perdida, el dolor será más soportable”.
Orsa,
la hija mayor y víctima propiciatoria de la tragedia que se presiente desde un
primer momento, es una chica melancólica, solitaria, amante de la poesía y que había
decidido que lo único importante en su vida sería el amor. “El azul del mar ha
empañado tus ojos, Orsita” “Una chica extraña, unas veces sumisa, otras
rebelde, a veces transparente y alegre y otros tanto inaccesible y melancólica”.
Mosja,
la hermana pequeña, rebelde, inconformista, siempre acompañada de su pandilla
de amigas, que sentía envidia de su hermana mayor por ser el ojito derecho de
su padre y que juraba que nunca se casaría con un marino, pero que tampoco pudo
escapar de su destino “¿acaso se puede escapar del destino?”
Naná,
la profesora, confidente de sus exalumnas, siempre dispuesta a escuchar, que tras
su llegada a Andros quedó atrapada en la isla por esa red invisible que hacía
que las mujeres no pudieran escapar de ese pequeño mundo y que “consideraba la
habitación de Orsa una especie de altar a los amores perdidos”
La
yaya, finalmente única confidente del secreto que guarda Orsa, que no comparte las
decisiones de su nuera, critica la poca implicación en la vida familiar de su
hijo y comprende los sentimientos de la nieta, “ Bienaventurados los que aman y
se quieren con locura”.
Katerina,
viuda a los 15 años, como tantas mujeres de la isla, que no soportaba ver el
azul del mar y borda, cual Penélope, los naufragios de los marinos de Andros en
las sábanas , regalo de bodas, que no había tenido tiempo de usar.
Annezió,
nodriza de Nikos, que cuidaba del viejo amo, ciego por la sífilis que se
llevaba también a tantos marinos, con un hijo comunista emigrado a Estados
Unidos , que “ no soportaba a los rusos pero disfrutaba con la humillación de
los alemanes” y que culpa de todo a Mina.
La
Murena, a cuya casa iban las viudas y todas aquellas que dormían solas, a
mitigar su soledad solazándose con las historias picantes que inventaba.
Por su
parte los personajes masculinos, el capitán Savvas, padre de las protagonistas,
el héroe Spyros, marino de raza, o el tímido Nikos…, tienen una personalidad
mucho menos compleja que las mujeres, “cuando los sacaban del agua, se hacían
un lío con los sentimientos, las amistades, los asuntos familiares”.
Todos
ellos acompañados por el paisaje de la isla, cuyos rincones son testigos de un
gran amor, esa mar “tragona insaciable”,
que devora hombres y sentimientos y que lo cubre todo “de la patina del olvido”,
los santos y santas de la isla que hacen de confidentes de ese gran amor, y el
techo, ese techo tacaño que destilaba los ruidos de la casa de arriba y que
envenenaba los corazones de sus moradores.
|
Andros, Monasterio de Panaxantrou con el Ojo de Dios al fondo. |
|
Iglesia de Santa Marina |
|
Paisaje de Andros |
|
Andros, Chora |
|
Paisaje de Andros |
|
Faro Turliti, Andros |
Ioanna
Karystiani haciéndose heredera de la tradición griega, teje una auténtica
tragedia al estilo de Eurípides, en la que los hombres son personajes endebles
y son las mujeres, con sus complejas personalidades, las capaces de los mayores
sacrificios pero también de las mayores venganzas. También se puede rastrear su
herencia clásica en los temas tratados en la novela, temas atemporales, como
ella misma indica en una cita anterior, y que son los temas universales de las
tragedias griegas, las relaciones del poder, la jerarquía, la obediencia a los
progenitores, la falta de comunicación dentro de la familia, la venganza, los
celos, las relaciones personales, la soledad, la fuerza del amor y el destino,
tan presente en la cultura griega. “Los isleños son muy dados al fatalismo y al
romanticismo”. Todo ello narrado con un estilo corrosivo, como las olas del mar
que azotan las costas de la isla y los corazones de los isleños, lleno de
patetismo ( πάθος) y hermosos momentos de un
lirismo sobrecogedor, “y la esperó en la pequeña cueva donde las alcaparras
colgaban de las paredes como mechones de pelo cubriéndole la frente”. “Ella se
encogió como un caracolillo, sintió un ardor por todo el cuerpo y, justo
después, cómo el corazón le estallaba, sin ruido, como una granada, y los
pequeños rubíes formaban flechas, se deslizaban por sus hombros hacia él y
saltaban a las baldosas de la iglesia como luciérnagas.”
En la
tertulia contamos con la presencia de Tomás Diafas, lector de griego moderno
del Centro Universitario de lenguas modernas de la Universidad de Zaragoza, licenciado
en Filología Hispánica y en Cine por la
Universidad de Atenas, y máster en
literatura Española por la Universidad de Zaragoza, poeta y colaborador en
obras de teatro y de cine en Grecia. Él nos aportó su visión de la novela, en
su opinión reflejo de la sociedad tradicional griega , “ Esta tragedia
moderna de amores secretos en la Grecia de los años 30 nos recuerda al dolor
que sufrieron muchas mujeres en la historia literaria por no poder vivir al
lado de los hombres a los que amaban. La
familia griega siempre ha sido conservadora y materialista pero en este caso
llega a ser también perversa, sacrificando todo lo ético y humano por un
dote. La posición de la mujer en la sociedad queda clara: es incapaz de elegir
su futuro aunque al mismo tiempo las mujeres casadas son las que deciden qué
hacer con lo que queda atrás cuando el hombre se va, siendo no sólo amas de
casa sino también administradoras del dinero, ya que los hombres están lejos
trabajando en barcos en el medio de la nada”.
También nos aportó datos sobre la autora, Ioanna Karistiani
y nos comentó su visión sobre su estilo literario
“Lo interesante de esta obra es la escritura de Karistiani,
quien crea un mapa, un conjunto de pensamientos sin dividir las frases según el
sujeto que actúa, mostrando así la homogeneidad de la sociedad femenina, lo
común de la tristeza de la ausencia de los esposos. Los diálogos en voz directa
son pocos, formando así un tipo de notas, un resultado de informaciones juntas,
mezclando lo social con lo personal. Las palabras usadas son en su mayoría
características de los marineros y también de la isla de Andros, creando un
estilo complicado incluso para un griego. La ausencia de verbos en muchas de
las frases, o ubicados estos al final de la frase después de muchos sintagmas
nominales y adjetivales, ayudan por un lado a que se mantenga esta identidad de
lo romántico de la época y por otro a expresar de la mejor manera el caos de
información que había entre los personajes. Ya lo dije: por un lado lo personal
por otro lo social. Y en este caso lo social era lo mismo que lo personal,
todas sufrían lo mismo y por las mismas razones, excepto Orsa, quien guardaba
bien su secreto”.
“Karistiani en su obra prefiere usar la lengua formal,
sustituir palabras populares por cultas, así llega a divinizar a sus
personajes, a expresar lo interior y lo exterior siempre con una distancia,
hecho lógico si pensamos en lo prohibido que sería en una sociedad con tantos
problemas dejar llevarse por lo sentimental. Pero la escritora sí que insiste
en los sentimientos más que en los hechos -quizás esta sea la razón por la que
en la versión cinematográfica el silencio aparece más que en el libro, los
pensamientos fueron sustituidos por miradas por suspiros e imágenes”.
Ioanna Karistiani nació 1952 en
Chania en Creta en el seno de una familia de Asia Menor. Estudió Derecho y
trabajó como caricaturista para varios medios, entre ellos el periódico
comunista griego Risospastis y las revistas Tetarto, Ena e Eikones. También ha
trabajado para la industria cinematográfica griega.
Vive a caballo entre Atenas y la
isla griega de Andros y está casada con el director de cine griego Pantelis
Voulgaris, con el que tiene dos hijos y con el que ha trabajado en películas
como Nyfes (Novias).
Como novelista, Ioanna Karystiani ha alcanzado un gran éxito
con sus obras traducidas a varios idiomas. A su primer libro de cuentos "I
kyria Kataki" (la señora Kataki) le sucedió la novela "Mikra
Anglia" ("Pequeña Inglaterra") .Con esta novela, traducida a
diez idiomas, Ioanna Karystiani se convirtió en ganadora del Premio Nacional de
Literatura de Grecia. Esta novela fue llevada al cine en 2014, por el director
de cine Pantelis Voulgaris y con guión de la propia Karystiani. La película
constituyó un gran éxito de crítica y de taquilla.
|
Ioanna Karystiani | | | |
|
|
|
Tráiler oficial de la película basada en la novela "Pequeña Inglaterra"