domingo, 16 de febrero de 2014

"Ternura de tus ojos cuando el otoño iba...", de Miguel d'Ors

                                     1967

Ternura de tus ojos cuando el otoño iba
derramando en mi pecho lenta melancolía
y un sonido de flautas azules lejanísimas
convocaba en mis sueños  personajes de infancia.
    Estas cosas no puedo decirlas sin tristeza:
son tantos los momentos que se olvidó el olvido,
son tantos los papeles en que escribí tu nombre
con la caligrafía del pájaro en la playa
que pienso que estos versos no dicen lo que dicen,
que la mejor palabra que tengo es el silencio.
    Ternura de tus ojos, ternura de tus ojos:
yo descansaba en ellos como en una pradera.
Sencillamente porque tenía veinte años.
    Ignoraba que un siempre se termina tan pronto,
ignoraba que un nunca se comienza en seguida...

                                                                      (Miguel d'Ors)

Miguel d'Ors (Santiago de Compostela, 1946) es poeta, profesor y ensayista  español, nieto del escritor Eugenio d'Ors. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Navarra, donde fue profesor desde 1969 a 1979,  cuando se trasladó a Granada, en cuya universidad ejerció  la docencia  hasta su jubilación en 2009. Es autor de una obra poética muy personal pero arraigada en la tradición, cuya temática gira en torno a las preocupaciones fundamentales del ser humano, y que ha ejercido una notable influencia en escritores jóvenes. Su obra comprende los siguientes títulos: Del amor, del olvido, 1972; Ciego en Granada, 1975; Códex 3,  1981; Chronica, 1982; Es cielo y es azul, 1984; Curso superior de ignorancia, 1987, Premio de la Crítica; Poemas, 1988; La música extremada, 1991; Cosas que no soporto en un poema, 1991; Punto y aparte 1966-1990, 1992; La imagen de su cara, 1994; Variación sobre una variación de Juan Garzón, 1996; Hacia una luz más pura, 1999;   2001 (Poesías escogidas), 2001; Sol de noviembre, 2005; El misterio de la felicidad (Antología poética), 2009, y Átomos y galaxias, 2013.

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1 comentario:

  1. Buenas paradojas al concluir el poema.
    Carlos San Miguel

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