viernes, 21 de febrero de 2014

Leer Juntos "Muerte en Estambul" de Petros Márkaris



Grupo de lectura del IES Goya. Zaragoza
Reunión del día 17 de febrero de 2014.
Obra comentada:  Muerte en Estambul (Παλι, πολύ παλιά) . Novela. Fecha de publicación 2008
Autor: Petros Márkaris (Estambul, 1 de enero de 1937),  traductor, dramaturgo, guionista y novelista griego, conocido ante todo por sus novelas policíacas protagonizadas por el comisario Kostas Jaritos.



En esta sesión contamos con la presencia de algunos miembros de la Asociación Heleno-Aragonesa Pansélinos, para que nos aportaran detalles sobre el autor y la historia de la presencia griega en Estambul.
El presidente de la Asociación y profesor de Griego Moderno del Centro de Lenguas Modernas de la Universidad de Zaragoza, Emanouil Giatsidis Ignatiadis, nos hizo un resumen de los acontecimientos más destacados del conflicto greco-turco y de su repercusión en la vida de los griegos que vivían en Estambul, así como de la situación actual de la comunidad griega en esta ciudad.
     Teresa Serra Bosquet, de la Filmoteca de Zaragoza, nos informó de la faceta cinematográfica de Petros Márkaris, autor de numerosos guiones del cineasta griego Theo  Angelópoulos y nos habló también  de la película griega Un toque de canela (Πολίτικη κουζίνα/polítiki kuzína), del director Tassos Boulmetis, que tiene como escenario la Estambul de 1955, de la  que debe partir desterrada una familia griega.


     Siguiendo la tradición griega de los Nóstoi (Νόστοι), poemas épicos en los que se narraba el regreso a sus patrias de los héroes griegos después de la Guerra de Troya, Petros Márkaris  pone en esta novela al inspector Kostas Jaritos tras los pasos de una griega del Ponto (Mar Negro), que en su regreso a la patria perdida ejerce una suerte de Justicia Divina,  a fin de que expíen sus crímenes aquellos que se aprovecharon de los griegos víctimas de las limpiezas étnicas que realizó el Estado turco a lo largo del siglo XX.

     Kostas Jaritos marcha de vacaciones con su esposa, Adrianí, a Estambul (Constantinopla para los griegos), para olvidar las tensiones sufridas en la familia por el matrimonio civil de su hija Katerina. Allí deberá trabajar codo con codo con Murat, policía de nacionalidad turca aunque nacido y criado en Alemania, para encontrar a una anciana griega, que va sembrando  su  periplo por la ciudad donde vivió su juventud de víctimas de sus tirópitas (empanadas de queso) envenenadas.
      La relación con Murat, que comienza con las habituales suspicacias entre griegos y turcos, termina en una sincera amistad con intercambio de regalos y teléfonos incluido, reflejando la típica hospitalidad (ξενία/xenía) de los pueblos mediterráneos:
"Nermín abraza primero a Adrianí y luego se me acerca. Recuerdo que, la noche en que fuimos a cenar a su casa, Murat me advirtió que no le diera la mano y me limito a hacer una pequeña reverencia. Nermín me la devuelve y Murat me da un paquete que llevaba en la mano.
– What is this? -pregunto extrañado.
– Es para su hija -explica Nermín-. Un regalo de boda. A wedding gift.
– Es una alfombra hecha a mano -añade Murat-. La puede colgar en la pared o ponerla en el suelo.
– Para que su hija tenga algo de Estambul en su nueva casa -concluye Nermín-. Y para que, cada vez que ustedes vean la alfombra, recuerden su primer viaje a Estambul, asociado para siempre al feliz acontecimiento de la boda".
    En esta novela Petros Márkaris nos hace conocer la serie de persecuciones que sufrió la comunidad griega que vivía en la actual Turquía, en concreto en Estambul y en la zona del Ponto, durante la primera mitad del siglo XX, mostrándonos  una serie de personajes representativos de esta comunidad. Por otra parte plantea las dificultades con las que tienen que convivir las minorías étnicas en cualquier país, ejemplarizándolo no sólo con las historias de los griegos de Estambul, sino con la historia de Murat y su esposa, turcos que marchan de Alemania a causa de las presiones sociales.
   Todo ello aderezado con unas descripciones magistrales de la bella ciudad de Estambul, ciudad que mantiene una relación simbiótica con los personajes, como lo hace Atenas en las demás novelas de la serie, y de las costumbres turcas, en especial de su cocina, tan igual y diferente a la vez de la griega:
"Pido un ekmek con dos capas de ekmek y una de nata, como lo toman aquí, y no con una capa de ekmek y una de helado, como lo tomamos en Grecia, mientras que Vasiliadis limita su apetito a un airani. Espera discretamente que disfrute de mi dulce, pero yo he decidido prolongar el placer al máximo. De manera que separo las dos capas, coloco la nata en medio, la vuelvo a cubrir con la segunda capa de ekmek y convierto el dulce en un sándwich."
     Aunque esté ambientada en Estambul, no obstante no pierde la oportunidad el autor para hacer una crítica de la sociedad griega actual,  con su habitual tono sarcástico:
"Así que terminamos en Prínkipos y, en calesas, dimos la «vuelta pequeña» a la isla, según nos explicó la señora Murátoglu, que conocía la historia de cada mansión de madera, de todos los viejos propietarios griegos y de algunos armenios y judíos. Nosotros nos comimos montones de fondos de la Unión Europea y no fuimos capaces de crear un mísero registro de la propiedad, mientras que la señora Murátoglu se sabe de memoria a quién pertenecen las fincas de los griegos de aquí."
  Por último me gustaría hacer dos citas de la novela que me han impresionado en especial:
 "A Murat le gusta mucho la cocina alemana. Porque nació y creció en Alemania. Yo fui allí cuando tenía siete años. -Hace una pausa antes de añadir con cierta amargura-: Yo aprendí de los alemanes hasta su cocina. Los alemanes no aprendieron nada de mí.– Por eso digo que las minorías están siempre bajo sospecha y siempre tienen la culpa -interpone Murat-. Por eso te dije que comprendo mejor a los griegos. Porque he pasado por esto".
"Porque en Alemania la soledad es más llevadera. En Turquía, las familias son grandes y viven juntas. A tu alrededor siempre oyes ruido, gente que habla, niños que lloran, madres que les regañan, y eso hace la soledad todavía más insoportable. En Alemania, en cambio, son muchos los que viven solos, los ves a tu alrededor continuamente, y eso te consuela, porque sientes que no eres el único."
 Se terminó la sesión degustando una tirópita como las que prepara María Jambu en la novela, eso sí sin veneno.
Receta utilizada:

Ingredientes:
500 gramos de pasta filo
150-200 gramos de queso feta
150-200 gramos de queso curado de oveja
150-200 gramos de queso gouda
150-200 gramos de queso semicurado
4 huevos
1/2 litro de leche
Pimienta
Aceite de oliva

Preparación:
Troceamos el queso, mezclamos todos los tipos de queso y le echamos un poco de pimienta. 
Cogemos una bandeja de horno y la untamos de aceite de oliva. Cogemos tres o cuatro capas de filo y las extendemos en la bandeja, untadas de aceite. Ponemos encima la mezcla de quesos. Cogemos tres o cuatro capas de filo, las cortamos con las manos y las ponemos entre la mezcla de quesos. Con los trozos que sobresalen de las capas de filo tapamos la mezcla. Ponemos el resto de filo encima untándolo de aceite. Batimos los huevos junto con la leche y lo echamos encima. Lo metemos al horno a 170 grados durante una hora.
 Kαλή όρεξη/ kalí órexi (buen provecho).

                                                                               Mercedes Ortiz Ortiz


La deliciosa tirópita elaborada por Mercedes  Ortiz


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