sábado, 21 de abril de 2012

"Gatos, gatos y gatos", de Rafael Alberti




Gatos, gatos y gatos


Gatos, gatos y más gatos

me cercaron la alcoba en que dormía.

Pero gato que entraba no salía,

muerto en las trampas de mis diez zapatos.


Cometí al fin tantos asesinatos,

que en toda Roma ningún gato había,

más la rata implantó su monarquía,

sometiendo al ratón a sus mandatos.


Y así hallé tal castigo, que no duermo,

helado, inmóvil, solo, mudo, enfermo,

viendo agujerearse los rincones.


Condenado a morir viviendo a gatas,

en la noche comido por las ratas

y en el amanecer por los ratones.


          de Roma, peligro para caminantes


[Selección  de Natalia Almudí, 2º de Bachillerato H]

Roma constituye la última  etapa del largo exilio del poeta  Rafael Alberti (1902-1999). En el popular barrio del Trastevere vivió durante sus catorce años en la ciudad, desde 1963 hasta 1977, cuando pudo regresar a España. Sus vivencias de estos años inspiraron su libro  Roma, peligro para caminantes (1968), visión de una ciudad muy alejada de los tópicos turísticos: ciudad llena de gatos y suciedad, ciudad de callejones y tráfico imposible (de ahí el título). Años más tarde, en alguna de sus rápidas visitas a Roma, observa que los gatos han desaparecido de la ciudad, y se pregunta:
¿Qué será de Roma sin sus gatos? Creo que a cada habitante de la Santa Urbe le corresponden no sé cuántas docenas de ratas. Desde hace tiempo, durante mis últimas y breves permanencias en Roma, me he soñado comido por las ratas, anidadas las cuencas de los ojos de los ratones. Yo miro y miro ahora desde la ventana de mi cocina y sólo veo siempre esa alta oleada de tejados inmóviles, sin aquella atropellada gracia de los gatos que corrían saltando, audaces, sin peligro, de las cornisas a los balcones al filo de las terrazas, para tomar su puesto a la hora de la comida. ¿En dónde se hallan hoy? ¿A dónde se llevaron a todos aquellos decorativos y maravillosos que poblaban el Foro Republicano, en el centro de Roma, coronando columnas y capiteles, sentados sobre los pórticos caídos, entre la maleza de todo aquel embarandado recinto, desde donde la gente de la calle y los asombrados turistas contemplaban cómo, sobre todo las caritativas ancianas, los alimentaban, llenas de ternura y devoción, tirándoles atinadamente la comida tristeza: ¿dónde están los gatos de los tejados y calles de mi barrio, dónde aquellos que siempre contemplé entre las ruinas ilustres de Roma?
                                    (La arboleda perdida 2, Tercero y cuarto libros [1931-1987], Madrid, Alianza Editorial. Biblioteca Alberti, 1998)

Otros poemas de Alberti en este blog:
http://elhacedordesuenos.blogspot.com.es/2011/10/poema-de-la-semana.html
http://elhacedordesuenos.blogspot.com.es/2012/02/elegia-de-rafael-alberti.html

3 comentarios:

  1. Jajaja. Me ha sorprendido y gustado mucho...no sé...por lo inesperado del tema en un poema, que se supone está siempre destinado a ser vehículo de más altas temáticas.
    La ley de la Naturaleza, que cuando es cuestionada y modificada, se siembra el caos.
    Carlos San Miguel

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  2. Estoy triste por los gatos:(

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