domingo, 6 de noviembre de 2011

"El desayuno", de Luis Alberto de Cuenca



                    El desayuno

Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».

(Luis Alberto de Cuenca*, El hacha y la rosa, 1993)

[Selección del profesor Francisco Javier Aznar]



1 comentario:

  1. Sincero que es el poeta...jeje. A mí me gusta la cotidianeidad de las cosas que cuenta, aunque a veces sean barbaridades como alguna del disco de Loquillo "Entre todas las mujeres" o como la del poema que has publicado por ahí "La mujer sin cabeza"; aunque sean barbaridades, el entorno es el cotidiano.
    Bueno, y ¿qué métricas son estas pues? ¿son homologadas o invenciones suyas? Parece mentira que los antiguos se ciñeran siempre a unos esquemas tan rígidos pudiendo hacer uno lo que le venga en gana como desde principios del siglo XX.
    Carlos San Miguel

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