domingo, 3 de abril de 2011

"A sí mismo", de Giacomo Leopardi

Giacomo Leopardi


                        A SÍ MISMO

Ahora, cansado corazón, por siempre
reposarás. Murió el engaño extremo,
que eterno imaginé. Murió. Bien veo
que de los dulces goces la esperanza
no sólo ha muerto en mí, sino el deseo.
Reposa ya. Bastante
palpitaste. No valen cosa alguna
tus anhelos, ni es digna de suspiros
la tierra. Acíbar, tedio
es la vida no más, y fango el mundo.
Cálmate desde ahora. Desespera
la última vez. A nuestra especie el hado
no dio sino el morir. De hoy más, despréciate,
desprecia la creación, el espantoso
poder que, oculto, para el mal impera
y la infinita vanidad del Todo.

       (Giacomo Leopardi, en Mil años de poesía europea. 
                                                 Francisco Rico (ed.), Planeta, 3ª ed., Barcelona, 2009.
                                                                               Versión de Miguel Romero Martínez)

[Selección de Paula Campo Torrero y Sara Oliveros Pérez, 4º ESO 

Giacomo Leopardi (1798-1837), poeta romántico, uno de los mayores de la literatura italiana. Nacido en una familia aristocrática pero de escasa fortuna, desde niño mostró su precocidad y amor por los estudios clásicos. Las numerosas horas dedicadas a la lectura y el estudio en la biblioteca del palacio familiar le ocasionaron problemas de visión y una deformación en la columna. Tras una amarga vida de penurias económicas y de fracasos amorosos y laborales, murió en Nápoles a consecuencia del cólera. Su obra poética, recogida bajo el título de Cantos (1831), presenta una visión de la existencia humana y de su propia vida radicalmente pesimista, solo mitigada por la evocación de la infancia y de los tiempos heroicos de los griegos.
    En el poema seleccionado, el poeta quiere calmar su corazón, persuadiéndolo para que se resigne estoicamente a la suerte humana, despreciándose a sí mismo, a la creación, al poder "y a la infinita vanidad del Todo".

2 comentarios:

  1. nos a parecido el mejor poema elejido de todos los que se han publicado hasta ahora en este blog.
    una muy buena eleccion por parte de estas dos alumnas.

    ResponderEliminar
  2. Sí, claro, es lo mejor alcanzar ese estado filosófico de desprecio a toda ambición y anhelo...pero si uno es lo suficientemente fuerte como para no caer en la depresión que provoca esa falta de ilusión por nada. Imagino que, en el fondo, Leopardi agradecería al Cólera que le liberara de la crueldad de este mundo y de su propia desgana.
    Pero mola mucho.
    Carlos San Miguel

    ResponderEliminar