miércoles, 5 de mayo de 2010

"Poema de Qjiang", de Du Fu


Pintura: Qui Baishi


POEMA DE QJIANG

Vuela un pétalo de flor,
y con él se va un poco de primavera.
Miles de pétalos vuelan al viento,
y el hombre siente
una profunda tristeza.
Mejor cubrir con la mirada
esas flores prestas a marchitarse
y no apartar el vino de los labios
cuando es tan grande la pena.
Junto al río, en los pequeños quioscos,
anidan pajarillos variopintos;
y por todos los jardines, y en las elevadas tumbas,
reposan los unicornios.
Si examinas de cerca la ley que rige los cambios,
sabrás que buscar el goce es lo primero.
¿Qué significa el ansia de vano renombre,
si no es amarrar el cuerpo?

                                                  758, en Chang’an

(Du Fu, El vuelo oblicuo de las golondrinas)



Du Fu nació en Gongxian (actual provincia de Henan, China) en 712 y murió a los 59 años en una barca que navegaba por el río Xiang; años después, sus restos fueron trasladados al pie del monte Shouyang, en la tierra que lo vio nacer. Considerado uno de los grandes poetas de la dinastía Tang, no gozó en vida del merecido reconocimiento, tendrían que pasar varias décadas para que otros poetas descubrieran el valor de sus versos. En los últimos años se han multiplicado las ediciones de su obra, y la cabaña donde vivió —hoy lugar sagrado de la literatura china— se ha convertido en centro de peregrinación para turistas de todo el mundo. De su ingente obra se han conservado más de mil cuatrocientos poemas, teñidos siempre de un intenso lirismo, tanto los que describen paisajes como los que exponen un conflicto personal o tratan de asuntos políticos o militares. Por otra parte, su poesía es el reflejo de un espíritu taoísta que desprecia las riquezas y el lujo. La antología bilingüe El vuelo oblicuo de las golondrinas (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2000) reúne cuarenta y siete poemas compuestos en diferentes etapas de la vida del autor.

1 comentario:

  1. Entonces se contradice lo que expresa en el poema sobre que los cambios vienen dados por la búsqueda del goce con su filosofía taoísta de desprecio del lujo...bueno,no,no tiene por qué: muchas veces no es el dinero o la ostentación, ni siquiera alcanzar los placeres más físicos y materiales, que suelen ser los más buscados, lo que nos da el verdadero sosiego y gozo.
    Supongo yo que la conservación de tamaña obra tan prolífica se deberá al papel de que China disponía; igual en Europa con el pergamino no habría sido posible, aparte de la estabilidad del Imperio.
    Carlos San Miguel

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