domingo, 15 de marzo de 2015

"Una canción de amor" (Distant village), de John Berger




          Una canción de amor

Las montañas son despiadadas
la lluvia funde la nieve
volverá a helar.

En el café dos extranjeros 
tocan el acordeón
y canta la habitación abarrotada de hombres.

Las melodías llenan
los sacos del corazón
los pesebres de los ojos.

Las letras llenan
los establos
que rugen entre los oídos.

La música suprime las papadas
relaja las articulaciones,
la única cura para el reumatismo.

La música limpia las uñas
suaviza las manos
restriega las callosidades.

Una habitación abarrotada de hombres,
venidos del ganado empapado,
del gasoil, de la pala eterna,

acaricia
el aire de una canción de amor
con manos dulces.

Las mías han abandonado los brazos 
y están cruzando las montañas 
en busca de tus pechos.

En el café dos extranjeros
tocan el acordeón
la lluvia funde la nieve.

          En Páginas de la herida, Visor, 2003, 
pp. 143-144.Versión de Pilar Vázquez


Distant village

The mountains are pitiless
the rain is melting the snow
it will freeze again.

In the cafe two strangers
play the accordion
and the roomful of men are singing.

Tunes are filling
the sacks of the heart
the troughs of eyes.

Words are filling
the stalls
which bellow between the ears.

Music shaves the jowls
loosens the joints,
the only cure for rheumatism.

Music cleans the nails
softens our hands
scours the callouses.

A roomful of men
come from drenched cattle,
diesel oil, the eternal shovel,

are caressing
the air of a love song
with sweetened hands.

Mine have left my wrists
and are crossing the mountains
to find your breasts.

In the cafe two strangers
play the accordion
the rain is melting the snow.



John Berger (Londres, 1926) participó en la Segunda Guerra Mundial en las filas del ejército británico, y al finalizar la contienda retomó sus estudios de arte. Poco después inició su vida profesional, además de como pintor, como profesor de dibujo en la escuela donde Henry Moore impartía clases de escultura (1948-1955). Colaboró como crítico de arte en 'Tribune', editado por  George Orwell, y en la revista 'New Statesmann'. En esta época trabó relación con el partido comunista británico  y en los años cincuenta decidió dedicarse por completo a la escritura como forma de compromiso político. De acuerdo con sus ideas marxistas, defendió el arte realista. Tras un primer matrimonio sin descendencia, tuvo tres hijos: Jacob, director de cine; Katya, escritora y crítico de cine, e Yves, artista. Desde hace años vive en un pequeño pueblo de los Alpes franceses, donde sitúa el escenario de su obra más conocida en España, la trilogía De sus fatigas, una meditación sobre el éxodo rural compuesta  de Puerca tierra (1979), Una vez en Europa (1983) y  Lila y Flag (1990)De su extensa obra literaria, destaca el ensayo Modos de ver, obra de referencia para  toda una generación de historiadores del arte.

La antología Páginas de la herida reúne algunas composiciones incluidas en su obra narrativa y ensayística junto a otras inéditas por las razones expuestas por el autor.
Cuando se dice "es poeta" se describe una cualidad que incluye, entre otras cosas, el valor y la sinceridad. Por eso no me parece apropiado autocalificarse "poeta". Decir "soy poeta" equivale un poco a decir "soy inolvidable" o "soy sincero". Mejor dejar que juzguen los otros. El lector y sólo el lector puede confirmar si un poema es un poema y un poeta, poeta. Esta convicción o más bien obsesión, me impidió publicar o incluso pensar en publicar un libro de poemas, pues obviamente con ello me estaría autoproclamando poeta.
Juzgue, pues,  el lector si "Una canción de amor" es o no poesía.

ACTUALIZACIÓN:

John Berger ha fallecido hoy, 2 de enero de 2017, en su casa de Antony (París), a la edad de noventa años.

Mont Blanc

[La  foto del Mont Blanc está tomada de www.turifrance.com]

2 comentarios:

  1. Ah, pues no tuvo en cuenta las decepciones políticas del editor de la revista donde publicaba sus críticas, Orwell...
    Para mí, la música es vital. Desde la mili soy adicto a la la radio musical; primero aquella emisora donde sólo había canciones en español, Cadena Dial, que no sé si existe; luego M80 Radio en sus buenos tiempos, con programas míticos como el de Ángel Álvarez "Vuelo 605", "Clásicos M80" de Rafael Abitbol y "La gramola" con Joaquín Guzmán donde me entusiasmé con el Rock, el Soul y toda música de raíz anglosajona. Y, por último, en una curiosa regresión cronológica, Radio Clásica, que tengo siempre sintonizada aunque de cuando en en cuando, cuando me lo pide el cuerpo, sobre todo en verano, me pongo mis discos de Rock...
    Sin duda uno de los más geniales y necesarios inventos de la Humanidad, este de la música.
    Carlos San Miguel

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