domingo, 8 de mayo de 2011

"Fe de vida", de Antonio Colinas



                  Fe de vida

Esperar junto a este mar (en el que nacieron las ideas)
sin ninguna idea. (Y así tenerlas todas).
Ser sólo la brisa en la copa del pino grande,
el aroma del azahar, la noche de orquídeas
en las calas olvidadas.

Sólo permanecer viendo el ave que pasa
y no regresa; quedar
esperando a que el cielo amarillo
arda y se limpie de relámpagos
que llegarán saltando de una isla a otra isla.
O contemplar la nube blanca
que, no siendo nada, parece ser feliz.
Quedar flotando y transcurriendo de aquí para allá,
sobre las olas que pasan,
como un remo perdido.
O seguir, como los delfines,
la dirección de un tiempo sentenciado.

Ser como la hora de las barcas en las noches de enero,
que se adormecen entre narcisos y faros.
Dejadme, no con la luz del conocimiento
(que nació y se alzó de este mar),
sino simplemente con la luz de este mar.
O con sus muchas luces:
las de oro encendido y las de frío verdor,
o con la luz de todos los azules.

Pero, sobre todo, dejadme con la luz blanca,
que es la que abrasa y derrota a los hombres heridos,
a los días tensos, a las ideas como cuchillos.
Ser como olivo o estanque.
Que alguien me tenga en su mano como a un puñado de sal.
O de luz.

Cerrar los ojos en el silencio del aroma
para que el corazón —al fin— pueda ver.
Cerrar los ojos para que el amor crezca en mí.
Dejadme compartiendo el silencio
y la soledad de los porches,
la hospitalidad de las puertas abiertas; dejadme
con el plenilunio de los ruiseñores de junio,
que guardan el temblor del agua en las últimas fuentes.
Dejadme con la libertad que se pierde
en los labios de una mujer.

(Antonio Colinas, de Libro de la mansedumbre)


Antonio Colinas (La Bañeza, León, 1946) Escritor español. Ha publicado, entre otros, los poemarios Preludios a una noche total, 1968; Sepulcro en Tarquinia, 1975; Astrolabio, 1979; Noche más allá de la noche, 1983; Jardín de Orfeo, 1989; Los silencios del fuego, 1992, y El libro de la mansedumbre, 1997. Es autor también de novelas (Un año en el Sur, 1985; Larga carta a Francesca, 1986), de ensayos (Aleixandre: el autor y su obra, 1983) y traductor (Leopardi, Quasimodo). 

Ha recibido numerosos premios y reconocimientos: Premio Nacional de la Crítica (1975), Premio Nacional de Literatura (1982), Premio de las Letras de Castilla y León (1999) y, en Italia, el Premio Internacional Carlo Bertucchi (1999), por su labor como traductor y estudioso de la cultura italiana, y el Premio Nacional de Traducción (2005) por su traducción de la Poesía Completa del Premio Nobel Salvatore Quasimodo. 

En su obra, impregnada de sensualidad, se da una perfecta conjunción entre vida y literatura. A diferencia de otros poetas de su generación, decantados hacia el mundo urbano, se inspira en la naturaleza, los paisajes clásicos y las ruinas, percibidos de un modo neorromántico.

Otro poema del autor en este blog:


1 comentario:

  1. Fe de la vida contemplativa...¡quién pudiera!
    Carlos San Miguel

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