1 1. Sobre Cristina Rivera Garza
Cristina Rivera Garza, escritora, traductora y crítica mexicana, está considerada una de las voces más relevantes de la literatura latinoamericana actual.
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Cristina Rivera Garza. Foto: Marta Calvo |
En 1985 Cristina se graduó en Sociología Urbana por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y en 1995 se doctoró en Historia Latinoamericana por la Universidad de Houston, ciudad donde los Garza tenían familia. Fue profesora asociada de Historia Mexicana en la Universidad Estatal de San Diego (1997-2002) y profesora del departamento de Comunicación y Humanidades, además de codirectora de la cátedra de Humanidades del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), campus Tolima, (2004-2008). Entre 2008 y 2016 fue profesora y dirigió el Programa de Bellas Artes en Escritura Creativa, en inglés, que ha impartido la Universidad de California, San Diego, a partir de 2009. Desde 2017 dirige un doctorado en Escritura Creativa en español —el primero existente en Estados Unidos— en la Universidad de Houston, en cuyo departamento de Estudios Hispánicos es profesora distinguida M. D. Anderson. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA) entre 2010 y 2013 y doctora honoris causa por la Universidad de Houston (2012), en julio de 2023 ingresó en El Colegio Nacional de México con un discurso titulado “Escribir sobre el presente: archivos, fronteras, cuerpos”.
Suelen señalarse como características de su obra la experimentación y el hibridismo, así como la mezcla de lo literario con las ciencias sociales y el aliento poético de su escritura, lo que la convierte en una de las voces más singulares de las letras mexicanas del siglo XXI. Ha publicado novelas, cuentos, poesía, crónicas y ensayos, en los que se ha ocupado de temas como la salud mental, la emigración, la identidad, los feminicidios, la necropolítica o las condiciones en que surge la obra literaria y ha dado voz a las personas sin voz de Hispanoamérica.
De su novela Nadie me verá llorar (1999) —galardonada con el Premio Nacional de Novela José Rubén Romero 1997 (por el manuscrito inédito), el Premio Internacional IMPAC /CONARTE / TESM 1999 y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2001— Carlos fuentes dijo que era “Una de las novelas más perturbadoras y hermosas jamás escritas en México”. Otras novelas suyas son La cresta de Ilión (2002), finalista del Premio Hispanoamericano Rómulo Gallegos 2023; Lo anterior (2004); La muerte me da (2007), Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2009; Verde Shanghai (2011); El mal de la taiga (2012) y Autobiografía del algodón (2020). Es autora también de libros de cuentos como La guerra no importa (1991), Premio Nacional de cuento San Juan de Potosí 1987; Ningún reloj cuenta esto (2002), Premio Nacional de cuento Juan Vicente Melo 2021, y Terrestre (2025), su último libro. Entre sus ensayos destacan Los muertos indóciles. Necroescritura y desapropiación (2013) y Escrituras geológicas (2022). Su obra poética se encuentra reunida en La fractura exacta. Poesía completa (2020). Algunos de sus libros han sido traducidos al inglés, italiano, alemán, coreano y francés.
22. El invencible verano de Liliana
El invencible verano de Liliana es un texto híbrido sobre el feminicidio aún impune de su hermana, ocurrido en 1990, cuando Liliana, una estudiante de Arquitectura de veinte años, cortó definitivamente la relación con su exnovio de la preparatoria. Solo veintinueve años más tarde Rivera Garza pudo
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Liliana Rivera Garza. Detalle de la portada del libro |
Si bien el jurado del Premio Pulitzer incluye el libro entre las memorias o la autobiografía, con frecuencia, tanto críticos como periodistas, se refieran a él como novela, lo cual nos lleva a plantearnos una primera cuestión sobre la obra: la relativa al género. La autora es muy clara al respecto, incluyéndola en la no-ficción creativa (creative non fiction). Trabajo de no-ficción porque existe una relación directa con el referente, se pone el énfasis en la investigación y en la relación directa con los documentos, pero a la vez es un artefacto literario en el que ha utilizado las estrategias y herramientas de la ficción y el cuidado del lenguaje que requiere una obra literaria, por lo que entiende que pueda ser considerada novela. Admite, por tanto, que hay una “colindancia” de formas, una combinación que se resiste a llamar “híbrida”. Para Roberto Cruz Arzabal la obra no responde a la clasificación tradicional que distingue entre ficción y no ficción, sino que se sitúa entre la invención y el archivo.
Toda la obra de Rivera Garza guarda una especial relación con los archivos y este libro no es una excepción. La autora confiesa que otros intentos anteriores de escribir el libro como ficción no habían funcionado. Pero cuando abrió el archivo creado por su hermana (varias cajas con cartas, notas, dibujos y diversos materiales sobre su vida), su voz “atravesó el tiempo y, como la de tantas mujeres desaparecidas y ultrajadas en México, demandó justicia”. Solo entonces fue capaz de contar su historia, pero esta vez dejando que fuera Liliana quien hablara por medio de los archivos, escribiendo “con ella, no sobre ella”, convirtiéndola así en coautora del libro. Para Cristina Rivera, los treinta años transcurridos entre el asesinato de Liliana y la redacción del libro le permitieron prepararse para enfrentarse a los materiales de la investigación y tener listas las herramientas necesarias para abordar la tarea. Fue un tiempo necesario para superar el sentimiento de culpa y de vergüenza que les había impedido hablar y pedir justicia para Liliana. Pero además, la lucha de las mujeres en este tiempo le proporcionó el lenguaje necesario para no revictimizar a la víctima y disculpar al asesino, para hablar de feminicidio y no de crimen pasional, para afirmar con rotundidad que la única culpa de Liliana fue encontrarse con un depredador en su camino.
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Liliana y Cristina Rivera Garza |
Si el hallazgo del archivo de Liliana fue determinante en la escritura del libro, este comienza con la búsqueda de otro archivo: el expediente sobre el asesinato de su hermana. Una búsqueda que la autora compara con el descenso al Mictlán, el inframundo o reino de los muertos en la mitología azteca. Ambos archivos se complementan en la reconstrucción de los hechos y se oponen en la visión de los mismos. El primero, al que la autora llama “el archivo de los afectos” da cuenta de la vida de Liliana, su autora, y de su manera de ver el mundo; el segundo, certifica su muerte y la convierte en “material de archivo”. En esta indagación, o “excavación”, sobre los últimos meses de la vida de Liliana, el archivo creado por ella será una fuente de información fundamental que la autora no interpreta, sino que reproduce. Al trascribir sus notas, utilizando una tipografía que imita la letra de Liliana, el yo de la autora-narradora da paso al yo de Liliana, que se convierte así en narradora de su propia vida porque la autora no quería acallar la voz de su hermana como sí había hecho su asesino. Esta estrategia de “desapropiación”, que evidencia lo que el libro debe a materiales ajenos, se aplica también a otros documentos incorporados al texto: los testimonios de los amigos de Liliana, la información sobre el crimen publicada en la prensa de la época o los recuerdos de los padres, que lejos de integrarse en el discurso de la autora-narradora se yuxtaponen a él. La autora ha creado una narración polífónica, en que los numerosos narradores relatan, desde distintos puntos de vista, diferentes aspectos de la vida de Liliana y componen un retrato complejo y poliédrico. Un retrato que para la autora tiene algo de epifanía ya que le revela facetas de su personalidad desconocidas para ella.
Hay también en el libro una reflexión sobre la violencia de género pues la autora se pregunta cómo una muchacha inteligente como Liliana pudo ser víctima de un feminicidio. Para responder a esta pregunta recurre al libro de Snyder, No Visible Bruises, un lúcido análisis del comportamiento de las mujeres en el seno de las relaciones tóxicas o violentas. Así comprende que Liliana amó a ese hombre (lo que distingue la violencia doméstica es el amor, según Snyder). Liliana llevaba mucho tiempo intentando romper la relación, librando una batalla en solitario frente al chantaje y la amenaza constante, pero vivía en la negación del peligro y se creía capaz de controlar la situación sin ayuda de nadie porque carecía del lenguaje preciso para identificar el peligro: llamaba “vehemencia” a lo que era violencia física o psicológica. Finalmente, en los momentos más duros de esa lucha, supo encontrar la fuerza interior necesaria para poner punto final a la relación y proyectar su futuro como mujer libre. La autora lo cuenta recurriendo a las imágenes tomadas de la cita de Camus encontrada en el archivo de Liliana, que abre el libro y que, con variantes, lo atraviesa convertida en leitmotiv del mismo:
“Unas cuantas semanas antes de la tragedia, Liliana por fin tomó una decisión definitiva: en lo más profundo del invierno había descubierto que en ella, como bien había dicho Albert Camus, había un invencible verano. Lo dejaría atrás. Empezaría una nueva vida”.
El trabajo de Snyder demuestra que este es el momento crítico, el más peligroso para la víctima, cuando el depredador siente que la ha perdido definitivamente. De modo que Liliana, como el pajarillo de la anécdota que recuerda su amiga Ana, murió cuando estaba a punto de ser libre.
Pero el libro se propone, sobre todo, dar cuenta de la vida de Liliana y celebrar su paso por el mundo, como ya anuncia el título en el que el nombre de Liliana queda unido al término “verano”, para representar la luz, la alegría, la calidez y la fuerza de Liliana, que el libro, pese a su asesino, ha convertido en “invencible”.
Josefina López Granada
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Cristina Rivera Garza, en el centro, con su madre, Ilda Garza, y Liliana. Undated photo. Cristina Rivera Garza Papers, Benson Latin American Collection |
[1] ejido: terreno colectivo, indiviso y
sin posibilidad de venderse o heredarse.
BIBLIOGRAFÍA:
-CRUZ ARZABAL, Roberto: “Figuraciones sesgadas: teatralidad, intermedialidad y yo autoral en Cristina Rivera Garza”, Visitas al Patio (1), enero-junio/2022, págs. 44-66. https://revistas.unicartagena.edu.co/index.php/visitasalpatio/article/view/3789.
-RIVERA GARZA, Cristina: “Hija del algodón: Cristina Rivera Garza”/ Entrevistada por Sergio Rodríguez Blanco, Semanario Gatopardo, 24 de marzo de 2021. En https://www.gatopardo.com/articulos/hija-del-algodon-cristina-rivera-garza.
-RIVERA GARZA, Cristina: “La esperanza de un duelo creador. Entrevista con Cristina Rivera Garza”/Entrevistada por Alberto González, Nexos, Junio 9, 2021. En: https://cultura.nexos.com.mx/la-esperanza-de-un-duelo-creador-entrevista-con-cristina-rivera-garza/
-RIVERA GARZA, Cristina: “Cuando son verdaderos los viajes: reflexiones sobre la escritura”. /Entrevistada por Armando Esteban Gómez, Artelogie, 21/24. En https://journals.openedition.org/artelogie/14153.
-RIVERA GARZA, Cristina: “Duelo en lengua extraña”, conferencia del Ciclo Táctil impartida en El Colegio Nacional de México el 11 de marzo de 2025. En https://www.youtube.com/watch?reload=9&v=G6d-5zAnAXU.