miércoles, 15 de mayo de 2024

'El Frago, 1901. Por enseñar a las niñas', de Carmen Romeo Pemán

 

Grupo de lectura "Leer juntos" del IES Goya

Sesión del 29 de abril de 2024

Obra comentada: El Frago, 1901. Por enseñar a las niñas. 2ª edición, Zaragoza, Ed. Comuniter (Narrativa), 2023, 259 págs.

Autor: Carmen Romeo Pemán

 


 ¿QUIÉN ES CARMEN ROMEO PEMÁN?

Nacida en El Frago (1948), a cuya escuela asistió hasta los 13 años, es Licenciada en Filología Románica por la Universidad de Zaragoza, donde ejerció de profesora. Durante más de treinta años ha sido Catedrática en el Instituto “Goya” de esta ciudad.

A lo largo de su desempeño docente ha publicado textos didácticos, guías de lectura y estudios de índole filológica. Y su vocación literaria ha dado como fruto una considerable cantidad de relatos breves que han ido viendo la luz en el Blog Letras desde Mocade.

Una parte de ellos, veintinueve, apareció editada bajo el título De la roca nacidas, en Zaragoza, IFC-CSIC, 2021.

Hija de maestros, se ha dedicado al estudio de la escuela rural y ha publicado De las escuelas de El Frago, en Zaragoza, IFC-CSIC, 2014.

También ha participado en el estudio de El callejero de las mujeres y Paseos por la Zaragoza de las mujeres, Zaragoza, Publicaciones del Ayuntamiento de Zaragoza, 2010 y 2019, respectivamente.

Su labor de investigación y de creación literaria ha sido reconocida y galardonada:

Premio Bernardo Zapater Marconell. Ayuntamiento de Albarracín por un trabajo de investigación reflejado en Los Mayos en la Sierra de Albarracín, 1977.

VIII Concurso Helvéticas. Tu país de las mujeres por De la roca nacida. 2014.

 



EL FRAGO, 1901. POR ENSEÑAR A LAS NIÑAS

Hoy presentamos su última obra, una novela que consta de veinte capítulos numerados: 1 La ilusión de Matilde. 2 De camino a El Frago. 3 Las niñas a la herrería vieja. 4 Buscando soluciones. 5 Tomando cartas en el asunto. 6 Con la iglesia hemos topado. 7 A vueltas con el tabardillo. 8 Más casos de tifus. 9 Se desata la epidemia. 10 Notas de prensa. 11 Vientos desfavorables. 12 Amainando el temporal. 13 El nuevo local. 14 Al César lo que es del César. 15 Formas de diversión. 16 Las faltas de asistencia. 17 Acusan a Matilde. 18 Y las niñas en la cocina. 19 Matilde acusa. 20 Multan al Ayuntamiento. Más un Epílogo.

La obra El Frago 1901. Por enseñar a las niñas, desde su doble título, anticipa al lector el marco histórico y el leit motiv del argumento. La acción se ciñe casi exclusivamente a la geografía de esa localidad de las Cinco Villas zaragozanas y transcurre exactamente durante el año 1901, elegido por Carmen Romeo por su especial significado para la escuela en España. Fue el año en que el recién creado Ministerio de Instrucción Pública, dirigido por el conde de Romanones, adoptó las más decisivas medidas para los maestros y para la enseñanza primaria obligatoria.1

El segundo título explicita la convicción de una joven maestra, Matilde, acerca de su trabajo. Ha ganado unas oposiciones para ser maestra de niñas y está determinada a llevar a cabo su cometido sin escatimar esfuerzos.

Es la primera novela de Carmen Romeo, escritora conocida por sus narraciones breves llenas de personajes muy potentes y de situaciones insólitas, con las que ha ido tejiendo una densa red en torno a un núcleo muy pequeño, El Frago. Y finalmente ha dado el salto a la narración extensa, integrando en parte sus anteriores relatos, técnica usada por García Márquez, quien en La hojarasca (1955), El coronel no tiene quien le escriba (1961) y La mala hora (1962) fue creando los personajes y los escenarios que, más tarde, tomó como base para Cien años de soledad (1967).

Si García Márquez convirtió su Aracataca nativa en el Macondo literario, Romeo Pemán hace lo propio con su pueblo, aunque conserve el topónimo real. Así los personajes de María del Socarrau o del Canónigo de las Cheblas, las mujeres de los carasoles o los integrantes de la tertulia del bar, entre otros varios, conforman los personajes del pueblo, escenario de El Frago, 1901. 2

La novela gira en torno a dos principales núcleos temáticos de desigual peso en el relato: la llegada de una nueva maestra dispuesta a luchar por la escuela para las niñas y la epidemia de tifus. Todo ello narrado con rigor histórico y bien novelado para ser leído con facilidad y gusto.

Al terminar el Epílogo, el lector de hoy ya sabe de los difíciles comienzos de las escuelas para niñas, por todo lo que implicaban: habilitación de un local, presencia de una maestra dependiente del Ministerio y no del Ayuntamiento, una nueva legislación educativa y los innumerables conflictos que hacían necesaria la comparecencia epistolar e, incluso, física de las instituciones educativas.

El segundo núcleo argumental lo aporta la realidad de una epidemia de tifus, que reveló a El Frago sus muchas carencias sanitarias, sólo paliadas por el esfuerzo ímprobo del médico don Valero y la diligente cooperación de Matilde y de los abnegados fragolinos que no vacilaron en arrimar el hombro.

Ambos temas, inevitablemente, se ramifican y, a veces, se cruzan. Así, la cuestión de la escuela de niñas introduce al antagonista de la maestra, Mosén Mateo, auténtico vestigio de los viejos curas carlistas, que se resiste a que la Iglesia, encargada hasta entonces de la formación de las niñas, pierda su autoridad y su control. Este personaje será el más duro adversario de Matilde, a cuya presencia atribuye él públicamente todos los males del pueblo.

Asociado a la epidemia de tifus, trae Romeo Pemán el eco de las teorías higienistas de la época, que provocarán roces entre el médico a cuyo cargo se encuentra la actuación sanitaria durante la epidemia y la maestra, que parece invadir sus competencias al divulgar entre las mujeres y las alumnas sencillas medidas higiénicas como el lavado de las manos y de la ropa.3

La gravedad de la epidemia traerá, además, la exótica presencia de los médicos de la capital con sus máscaras de pico de ave, enfrentados a los prejuicios de los naturales. Y de nuevo hace acto de presencia la Iglesia con sus rituales de devoción popular para casos de peste, que la autora cuenta y describe con total eficacia incorporando las Letanías de san Sebastián.4

Y alrededor de ambos temas, el caciquismo, que la Real Academia define como “intromisión abusiva de una persona o autoridad en determinados asuntos, valiéndose de su poder o influencia”. El representante de esta “forma” política contra la que luchaba el Regeneracionismo de los gobiernos era don Casiano, que ponía y quitaba alcaldes y sometía a su dictado la forma de vida del pueblo y, como recuerda oportunamente el personaje de la señora María, “esa gente es peligrosa y nunca estará con los pobres”.5

El Frago, recorrido calle a calle con fidelidad de plano, aparece envuelto con una pátina que impregna las casas, los muebles y los muros, que aparecen desconchados, desvencijados, caducos. Lo que acentúa así la sensación de una sociedad decadente, presa de viejas ideas. En tres únicos puntos se desenvuelve su vida social: la iglesia, el café y los carasoles.

Y a ese “macondo” llega Matilde, una joven con su imagen fresca y moderna. Una mujer de ciudad, con estudios, que desea trabajar. Su sola presencia marca el vivo contraste que existía entre la vida urbana y la rural. Y, además, posee la fuerte personalidad y el conocimiento necesarios para llevar a cabo su histórica misión de implantar las novedades educativas del Ministerio.

La autora no duda en vestirla a la última moda y describe a lo largo de toda la obra su vestimenta y calzado, lo que constituye otro de sus aciertos. El siglo XX inició una tendencia de cambio imparable en la moda femenina: las ropas y calzados se adaptaron a una nueva forma de vivir y actuar, que inauguró un nuevo código en las relaciones sociales.

Matilde, una extraña en aquel pueblo, se siente, de principio a fin, muy sola. Pero el personaje de María del Socarrau que, en principio, parecía que no tenía más papel que hospedar en su casa a la maestra, crece a lo largo del relato hasta convertirse en su confidente y su apoyo. Se trata así con total realismo la situación de aquellas maestras pioneras que tuvieron que afrontar muchas situaciones insólitas sin contar con el amparo familiar.

En esas circunstancias, la aparición del amor podía mitigar la soledad de estas jóvenes y Carmen Romeo no niega a la protagonista el derecho a enamorarse del médico don Valero, aunque se pasa de puntillas por el asunto y se deja a la imaginación del lector, en el final abierto, el desenlace de este asunto.

Aunque se alude constantemente a viejas costumbres y a viejos utensilios nombrados especialmente en el ajuar de las casas, no se trata en absoluto de un relato costumbrista. La novela se mueve entre la literatura verité y la novela histórica, y en su misma indefinición encuentra su propio lugar. Y una muestra de ello, entre otras, es la naturalidad con la que se hacen convivir el lenguaje administrativo traído por la maestra y el inspector, los latines del cura y la lengua coloquial sin marcas locales.

Es una narración rigurosa hasta el extremo en los datos históricos, inserta en un marco ficticio pero a la vez verosímil. Aunque es muy rica en técnica, en referencias literarias, en el uso de registros lingüístico y en recursos narrativos, logra dar la sensación al lector de haber leído una obra muy accesible, porque el lenguaje es siempre claro y los personajes atrapan desde las primeras páginas. Tiene la marca de Carmen Romeo Pemán.

Francisca Soria Andreu

 


Notas

1Un Real Decreto de abril de 1900 separa la educación del Ministerio de Fomento y lo crea con el nombre de Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes (1900-1937). El conde Romanones, a sazón ministro de la nueva cartera, promulgó la remuneración de los maestros con cargo a los presupuestos del Estado, así como la reforma de la enseñanza primaria. Su plan de estudios se mantuvo vigente hasta 1937.

2Estos nombres protagonizaron narraciones como María del Socarrau, 2019; Un canónigo de Las Cheblas, etc. publicados en el Blog Letras desde Mocade.

3 Teorías higienistas iniciadas en 1790 en Austria y ya muy desarrolladas en España desde la segunda mitad del siglo XIX por el prolífico autor José Monlau, que publicó con éxito Elementos de higiene pública Monlau, J., Elementos de higiene pública, s.a. dos tomos. Este autor en los años 1856 publicó una extensa obra de divulgación, Diccionario etimológico de la lengua castellana (ensayo), precedido de unos rudimentos de etimología, 1856, con el que provocó una intensa polémica.

4 Capítulo 7. “A vueltas con el tabardillo”, páginas 82-85.

5 Capítulo 12. “Amainando el temporal”, página 149.



Once días antes de nuestra tertulia, tuvo lugar en Ejea de los Caballeros una presentación de la novela de Carmen Romeo a cargo de nuestra compañera del grupo de lectura Concha Gaudó. Con su texto, que a continuación reproducimos, queremos sumar la valoración, complementaria, de una historiadora y amiga al comentario literario anterior, realizado por Francisca Soria, también miembro del grupo “Leer juntos” del IES Goya y amiga suya. 
Y dice así…

 

 

 

 

 

Cuando yo era pequeña, en los albores de la televisión en España, había un programa titulado “Tengo un libro en las manos”. Este título se convirtió en un eslogan y muchas personas lo hemos adoptado como modo de vida.

Venir hoy a Ejea, a presentar un libro de Carmen Romeo Pemán, cumple dos de mis pasiones, el arte medieval, el románico en particular, y los libros, mejor si son de historia. Gracias, Carmen, y gracias a quienes lo han permitido y hecho posible, Felipe Díaz, vicepresidente de la Comarca de las Cinco Villas y José Ramón Reyes, alcalde de El Frago.

Mi presencia aquí es el regalo de una amiga. Pero no se preocupen, la amistad no me ciega para ser crítica y objetiva en mis valoraciones.

Seguramente, ya conocen a Carmen Romeo, vecina de una cercana localidad cincovillesa, El Frago, donde nació en 1948 y de donde, como ella dice, nunca se ha ido, pues ese es el lugar donde mora, aunque sus muchas actividades la hayan obligado a residir en otro lugares. En El Frago dio sus primeros pasos, aprendió las primeras letras en su escuela, de la mano de una buena maestra, y sólo salió de allí para seguir estudiando, mejor dicho, para titularse, porque su estudio, su conocimiento, tiene sus raíces en este lugar, donde, desde muy pequeña, iba de casa en casa para que gentes diversas le contasen historias, sus cosas, su vida… y ella iba almacenando narraciones, leyendas, construyendo su saber y, sobre todo, aprendiendo a amar sus orígenes y a su gente. Porque sin amor, sin pasión, no se pueden construir los hermosos relatos y la sabiduría que nos entrega.

Carmen estudió el bachillerato en el Colegio de Santa Ana de Zaragoza, en un internado que permitió a muchas chicas de los pueblos de Aragón acceder a una educación superior. Un lugar difícil por el que tuvieron que pasar las chicas jóvenes de pueblo que querían estudiar más.

Estudió Magisterio y Filología Románica en la Universidad de Zaragoza y, para no desaprovechar los veranos, perfeccionó idiomas en Francia y Bélgica. Su expediente académico la llevó a entrar, nada más acabar la carrera, en el Colegio Universitario de Teruel como profesora de Literatura e investigadora en el ámbito lingüístico y también, muy pronto, en historia de la educación.

Cambió la docencia universitaria por la enseñanza secundaria, donde ha ejercido su vocación docente en los Institutos Francés de Aranda de Teruel y Goya de Zaragoza durante más de 40 años, como Catedrática de Lengua y Literatura. Y digo “vocación” y no actividad docente, porque sólo desde la vocación se puede llevar una actividad profesional a la excelencia, como ella lo ha hecho.

A pesar de que los tiempos en la enseñanza secundaria están muy dominados por las clases, la docencia, Carmen nunca abandonó la investigación, ampliando sus temas de interés a la didáctica, la pedagogía y la coeducación.

Un trabajo intenso, eficaz y reconocido. Emociona ver cómo la valoran sus alumnas y alumnos, cómo la abrazan, cómo la citan. Cómo la quieren. Sus publicaciones, premios y reconocimientos, los pueden ver fácilmente en la red. Pero estas citas no recogen el día a día. Yo quiero contar aquí un ejemplo, visto con mis propios ojos, pues, además de tener el privilegio de ser su amiga, he tenido la suerte de ser su compañera de trabajo.

Carmen asumió por decisión personal el Aula de español para alumnado extranjero del Instituto Goya. No era lo habitual, en su condición de Jefa de Departamento. En un accidente doméstico se rompió una pierna y tuvo que estar de baja. Sus alumnas y alumnos, con los que se comunicaba por correo electrónico, en los primeros pasos de la informática, para hacerles practicar la lengua, se enteraron enseguida. No querían otra profesora y nos propusieron la solución. Se enteraron de que en la Seguridad Social prestaban sillas de ruedas. Ellos mismos irían a pedir una silla y, cada día, por turno, ellos o ellas irían a buscar a Carmen a su casa y la devolverían a su domicilio. Todo arreglado. Varios de estos alumnos que pasaron por las clases de español de Carmen llegaron a la universidad y son hoy excelentes profesionales.

El Frago, 1901. Por enseñar a las niñas. Ya he dicho que me gustan los libros de historia. Pues aquí tenemos uno, un libro de historia, historia política de España (la regencia, los ministros, el carlismo y la influencia de la Iglesia, el caciquismo, las tímidas reformas regeneracionistas) de historia de la educación (el recién nacido ministerio, los decretos, las exigencias en educación, las nuevas corrientes pedagógicas), de historia de las mujeres (acceso al trabajo, a la educación, primeros pasos de la emancipación y también la violencia, la opresión, el dolor), de historia de una comunidad, historia del pensamiento (nuevas y viejas ideas), historia de la cultura. Y una novela, novela social (las relaciones, las diferencias, la relativa riqueza y la relativa pobreza, el trabajo, el progreso, el ocio, la amistad), novela protesta, novela reivindicativa, novela utópica. Utópica, sí, porque nos invita a mejorar, a crear ese lugar que todavía no existe. Y una novela homenaje.

La autora es, en primer lugar, una investigadora. Todos y cada uno de los aspectos tratados en la obra están documentados e investigados. Son muchas las horas pasadas en los archivos históricos y es muy profundo el conocimiento que Carmen tiene de la Historia de la Educación. Con esos mimbres teje, de forma magistral, el largo camino de la educación de las mujeres. ¡Cuántos escollos por superar, cuántas ideas que rebatir, cuántas piedras en el camino, malentendidos y malas intenciones, y cuántos sufrimientos para las niñas y las maestras!, algunos conocidos por experiencia propia, incluso mucho tiempo después. El final feliz ha llegado después de un largo camino de espinas, un calvario, en lenguaje de don Mateo, aunque él diría algo peor.

Pero no sólo aborda la historia de la educación. Préstenle mucha atención al tema de la moda incluido en la novela. Las diferentes formas de vestir, las prendas tradicionales y sus usos, los cambios introducidos con el nuevo siglo, tejidos, prendas, modas… (Carmen descubrió a la primera mujer empresaria en el s. XIX en Zaragoza, propietaria de una fábrica de fajas).

Historia de la medicina y de la higiene. Las enfermedades, los tratamientos y los nuevos usos higiénicos…. También en este campo tiene la autora un profundo conocimiento a través de sus estudios sobre las Damas de la Cruz Roja.

Por último, pero tan destacado o más que el primer punto, la historia de la comunidad. Este aspecto es un auténtico tratado de etnografía. ¿Cómo es la vida cotidiana de una comunidad pequeña, rural, de montaña media, las Altas Cinco Villas, en la época del cambio de siglo, del XIX al XX, y del cambio de era, de la tradición a la modernización? ¿Cómo convive lo nuevo y lo viejo, cómo se superan las resistencias al cambio? Reconozco que, a mí, los otros temas me interesan y me gustan mucho, pero este me ha dejado abducida. Cómo cuenta la vida diaria, las necesidades, las relaciones, cómo recupera los usos, la tradición.

Carmen había escrito muchas obras de investigación; ahora nos ofrece una obra literaria, una novela, su primera novela publicada (siempre lo digo, que ha tardado en publicar literatura, pero que lleva muchos años escribiendo. Si no, no se puede hacer tan bien). ¿Qué aporta la novela a esta historia? Pues le aporta el alma. Porque todo lo que sucede es la vida misma de las personas que hacen o sufren los acontecimientos. Y sólo de esta forma conocemos la auténtica verdad histórica. No es lo mismo escribir que hubo muchas dificultades para escolarizar a las chicas que mostrar que recibían clase en un lugar lleno de boñigas en el suelo. Y así, todo.

En El País del 7 de abril último, Irene Vallejo publicó un artículo titulado “El ombligo de los sueños”. Allí recoge unas frases de la primera novela conocida, del s. XI, Genji Monogatari de Murasaki Shikibu: “Las crónicas históricas muestran sólo una parte de la verdad, y es en los relatos de ficción donde descubrimos las causas profundas de lo que sucede”.

Eso es, precisamente, lo que logra Carmen con esta novela. Contar la verdad de la historia, la historia total, la intrahistoria.

Por cierto, Carmen Romeo fue profesora de Irene Vallejo. Ella la presentó al primer concurso literario, que ganó, por supuesto, y la animó en sus primeros pasos de escritora. Irene nunca olvida citarla en sus charlas, en sus obras ahí está en El Infinito en un junco, y de reconocerle, con todo su cariño, todo el conocimiento que le trasmitió y le trasmite, en presente.

También dice Irene que, al leer una novela, intervienen todos los sentidos y se activan las áreas cerebrales relacionadas con el significado de las palabras. Olerán el aroma del falso café de achicoria recién hecho, sentirán el estómago ardiente con el trago de pacharán. Y temblarán ante la idea de los manejos de la Feria de Ayerbe y les dolerán las manos, como a las lavanderas cuando bajaban a lavar la ropa a las frías aguas del Arba.

Ya termino, pero no sin hablar del lenguaje. Culto y popular, en una sinergia especial, en una transición imperceptible, pero clara y lógica. No es fácil manejar con tal seguridad ambos registros.

Recordemos que la lengua, las lenguas, incluidos los latines, y la literatura son las dos aficiones y especialidades de la autora. La descripción precisa, los topónimos, el vocabulario específico y las citas literarias, elegidas a su gusto. Todo, todo está perfectamente integrado.

Pero la razón de la novela es otra. El objetivo final es la reivindicación de la EDUCACIÓN como fuente de sabiduría, como llave del conocimiento, del progreso, de la libertad. Como clave de la emancipación de las mujeres. “Otro gallo nos habría cantado a nosotras” con una maestra así, dice Dominica del Corronchal (cap. 6). “Es usted muy valiente. Al final cederán. No les quedará más remedio”, dice una voz de mujer desde la ventana (cap. 5). “Esas manicas, pronto bordarán sus ajuares con primor” (cap. 5), y aprenderán a coser la ropa interior y aprenderán higiene y, quién sabe, algunas de ellas saldrán a estudiar y se harán maestras para enseñar a las niñas.

Todas esas maestras, que Carmen tiene biografiadas en su blog Letras desde MOCADE, doña Inés, doña Simona, doña Angelita, doña Asunción, doña Nieves, todas, todas son doña Matilde. Todas ellas “entregaron su vida a las niñas de un pueblo perdido entre los montes”. Un homenaje al magisterio femenino.

Carmen ha reconocido, en varios de sus escritos y, sobre todo, en el gran libro sobre la escuela rural De las escuelas de El Frago, la gran importancia que ha tenido la escuela las maestras y los maestros para el gran número de fragolinos que andan por el mundo ejerciendo, de forma destacada, sus profesiones. En El Frago construyeron “a vecinal” las primeras escuelas y “a vecinal” del siglo XXI, aunque ahora usaríamos otro término, se han reabierto las escuelas hace un par de años. Tienen un gran futuro.

A don Gregorio y doña Asunción, maestros de El Frago, sus maestros, sus padres, dedica Carmen esta primera novela. Y destinó los beneficios de la primera edición a la reabierta escuela de El Frago.

Tengo un libro, una joya, en las manos: el libro de Carmen Romeo El Frago, 1901. Por enseñar a las niñas. Léanlo, aprendan y disfruten.

Concha Gaudó Gaudó



Encontrarán una reseña de la presentación que de esta novela se hizo, en marzo pasado, en el Palacio de Sástago de Zaragoza, con la intervención de la autora, en el blog Letras desde Mocade.


domingo, 12 de mayo de 2024

"Kymata" (Olas) y otros dos poemas de Marta López Vilar


André Bertoneusque, Contando las olas


Kymata

 (Olas)

Escucho
—acodada frente al mar que alguna vez ha de llevarme
el palpitar exacto y silencioso de estas olas
iguales sólo a aquellas que jamás llegaran
a este puerto,
la solitaria palabra de los vientos
que, oscuramente,
tejen y destejen mi destino.

Escucho sin oírte
y me pregunto
si acaso tú y yo somos la desordenada sombra
de los días
la perpetua sombra de los días
que fluye por la piel transparente de este mar
y me desvela el presente con la misma lentitud 
de una sibila vieja a punto de morir
de olvido y de futuro.

De La palabra esperada, Hiperión, 2007

Perséfone

Mas él, atrayéndola a sí, le dio a comer dolosamente
un dulce grano de granada, para que
no se quedase para siempre allá, al lado de su venerada
Deméter, la de peplo púrpura oscuro.
"Himno Homérico a Deméter"

Acerco a mis labios el oscuro néctar que mana de esta ofrenda.
Imagino que va a poder curarme, que esa sangre púrpura
es lo que queda de la tarde más hermosa: la que no veo,
la que nunca veré extendida en mis ojos.

Entrego lo que tengo de mi frágil juventud
a este instante que tiembla. 
Entrego mi cuerpo como el mimbre a esta sed y a este vacío.
Es la prueba que me queda de estar viva

Alguien me habla fuera ,
alguien pide mis manos de nieve, su pureza.
Pero nada toco en ese instante que me exige
la más limpia claridad de quien soñó con regresar
al mundo de los vivos.
Este cuerpo joven no será para siempre de la vida,
comí de la granada de la noche,
su engaño de luz y de esperanza.
Y en la tierra morirá lentamente aquel lirio tan puro 
que me trajo a las sombras. 
Y mi madre le llorará cada día, como si hubiera muerto.

De En las aguas de octubre, Bartleby, 2016

El árbol

Miro el árbol bañado por el sol. Miro sus ramas, sus
hojas, cómo sus raíces salen de la tierra. Amanece y
nada parece acabar nunca. Todo desde su principio: el
viento, el pájaro pequeño que me mira desde el árbol,
la hierba que crece alrededor. Acerco mi mano hacia la
luz  del   sol  entre  las ramas. Es  como  si  pudiera
acariciarlo. Me quedo  detenida bajo el árbol. Todo
cabe en esa luz atravesando las hojas. Todo cabe. Todo
cabe en  mis dedos. Mi  nombre,  de repente. Mi 
corazón, de repente. Hermoso árbol que no conoce la
noche, cuida de mí.

De El Gran Bosque, Pre-Textos, 2019

Marta López Vilar. (Universidad Complutense de Madrid)


Marta López Vilar (Madrid, 1978)  es doctora en Filología Española por la Universidad Autónoma de Madrid,  con una tesis sobre el simbolismo y la mística en las Elegies de Bierville, del poeta catalán Carles Riba. Ha sido profesora de lengua y literatura catalanas en la Universidad de Alcalá de Henares y actualmente lo es de filología catalana en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del grupo de investigación UCM Poéticas de la Modernidad.

Su libro De sombras y sombreros olvidados obtuvo en 2003  el Premio Blas de Otero de Poesía de Madrid. En 2007 ganó el Premio Arte Joven  con el libro La palabra esperada. En 2016 publicó su tercer poemario, titulado En las aguas de octubre. Por El Gran Bosque obtuvo el II Premio Internacional de Poesía Margarita Hierro en 2018. Sus poemas figuran en diversas antologías españolas y extranjeras y han sido traducidos al italiano, portugués y húngaro. Es autora, así mismo, de la edición del libro (Tras)lúcidas. Poesía escrita por mujeres (1980-2016) (Bartleby, 2016). Como traductora literaria ha realizado la edición y traducción  de los libros Dos viajes al más allá (ELR Ediciones, 2005), Elegías de Bierville de Carles Riba (Libros del Aire, 2011) y Libro de ausencias de Miquel Martí i Pol (Bartleby, 2022). También ha traducido poesía griega contemporánea. Ejerce la crítica literaria en revistas como Turia.
Dante Gabriel Rossetti, 
Perséfone, 1874


El segundo poema hace referencia al mito de Perséfone (conocida también por el nombre de Kore, y como Proserpina en la mitología romana), hija de Zeus y Deméter, la diosa de la fertilidad de la tierra. Perséfone se encontraba cogiendo flores en compañía de las ninfas cuando fue raptada por Hades, dios del Inframundo, para convertirla en su esposa. Cuando Deméter lo supo, se entristeció tanto que la tierra dejó de producir, ante lo cual Zeus exigió a Hades que dejara regresar a la joven al mundo de los vivos. Este aceptó con la condición de que
 no comiera nada en el reino de los muertos. Pero Hades no se resignaba a perderla y engañó a  Perséfone ofreciéndole una granada de la cual esta comió seis granos, por lo que ya no era posible el regreso. Finalmente, se llegó a un acuerdo: la joven regresaría seis meses al año junto a su madre (los meses de buen tiempo, en que la tierra se vuelve productiva) y los otros seis, en que los árboles pierden las hojas y la tierra no produce, permanecería en el Hades. Así explica el mito el nacimiento de las estaciones. 

miércoles, 8 de mayo de 2024

Recomendaciones de los departamentos de Matemáticas y de Tecnología

 Os presentamos una selección de lecturas juveniles de ficción que nos sugieren los departamentos didácticos de Matemáticas y de Tecnología:


Recomendaciones de Tecnología by Biblioteca_IES_Goya

Recomendaciones de Mates by Biblioteca_IES_Goya

domingo, 5 de mayo de 2024

"Teoría de las islas" y otros dos poemas de Ben Clark

 




Teoría de las islas


                      Manuel Lara Cantizani, in memoriam

No determina el agua lo que es isla.
El mar no sabe nada
sobre las leyes viejas de las rocas.
Los mares se evaporan, se secan los océanos,
se pudren nuestros mapas y se caen 
del cielo los satélites.

Pero las islas siguen siendo islas.

Su condición depende de otra cosa:
de que existan por siempre los apátridas, 
los náufragos, los locos descastados.
Los errantes que, solos, fundan todos
los días una Arcadia
que merezca la pena abandonar
cuando caiga la noche
o se termine el vino.

Sin isleños las islas no serían
más que tierra mojada,
una anécdota más de las tormentas
tropicales que arrasan a los pobres
en la televisión.
Sin piratas en busca de un tesoro;
sin prisioneros viejos numerando las olas;
sin la visión amarga de una huella
en la arena empapada, el accidente
no se transformaría en pensamiento.

Por eso sueño siempre con las islas
que nunca pisaré,
por el mismo motivo que te nombro
sabiendo que ya nunca nos veremos.

De Demonios, Sloper, 2023

Cuando llegue el poema

Cuando llegue el poema que te quiero
escribir, cuando acuda vivo y joven
a los ojos primero y a las manos
después, sencillamente,
predicando que nada hubo más fácil
que esperarlo, a pesar
de haberlo hecho en cuarto sin ventanas
durante muchos años, desde siempre.
Cuando llegue y te lea ese poema,
y el poema envejezca y muera solo
como un santo incorrupto y no sepamos
dónde habita: si en ti, si en mí, si vaga
entre los dos igual que una promesa
que no puede cumplirse, cuando llegue
y exija ser, no sé si voy a estar
preparado. Pensarlo me atormenta
tanto como temer que no vendrá,
o que ya vino y no logré acogerlo;
ahora no podré decirte nunca
lo que sólo el poema, aquel poema
que podría llegar como llegaste
tú, de pronto, llenando de palabras
el espacio vacío, lograría
decirte como quiero yo decirte
y que te digo así, mientras espero,
con la urgencia y torpeza con que escriben
todos sus versos los enamorados.

De La policía celeste, Visor, 2018

No quiero

Yo no quiero una calle en mi ciudad
ni en la ciudad feliz donde fui joven
ni en esta otra ciudad donde me muero.
Y no, no soy modesto, ni me abruma
la idea (bien bonita, la verdad)
de tener una calle corta y fea
o que la gente escupa sobre el suelo
de mi nombre o que un niño flaco acabe
debajo de las ruedas de un camión
que reparte butano en esa calle.

Lo que a mí me fastidia es que, hoy en día,
si le ponen tu nombre a cualquier sitio,
la huella que se imprime en internet
al rastrear tu nombre son ofertas
de pisos y de plazas de garaje.

En Armisticio (2008-2018), Sloper, 2019

Encontrarás información sobre el autor y su poema "Contra todo florecen los almendros": AQUÍ.

[Imagen: etsy.com]

lunes, 29 de abril de 2024

Entrega de premios del XIX Concurso de Poesía del IES Goya

En la mañana de hoy, 29 de abril, se ha procedido a la entrega de premios a los alumnos ganadores del XIX Concurso literario de Poesía, convocado el mes de marzo pasado por la Biblioteca y el Departamento de Lengua castellana y literatura del IES Goya:

Categoría I (1º, 2º, 3º ESO):

-          1er premio: “A través de la poesía”. Autora: Candela González Casado, 2º ESO B.

-          2º premio: “Sueños en silencio”. Autor: Áxel Lorén Muñoz, 2º ESO A.

Categoría II (4º ESO y Bachillerato):

-          1er premio: “El avión”. Autora. Inés Lázaro González, 2º de bachillerato F.

-          2º premio: “Megalomanía”. Autor. Mario Peña Costa, 4º ESO A.

Los alumnos galardonados –tres en persona y uno de ellos a través de su profesor de Lengua- han recibido sendos libros de poesía como estímulo a su afición a la escritura.

¡Enhorabuena a los cuatro!

Candela González recibiendo el premio de manos de la profesora Marily Gómez,
jefa del departamento de Lengua y literatura

Inés Lazaro recibe el premio de los profesores Marily Gómez y Javier Aznar


Mario Peña recibe el libro regalo de manos de su profesor de Literatura 


El profesor Juan Luis Guzmán recoge el premio de su alumno Áxel Lorén





domingo, 28 de abril de 2024

Dos poemas de 'Los trabajos sin Hércules', de Mayte Gómez Molina

 




Ganarse la vida significa:
que la vida está fuera
que no es tuya que 
se la tienes que robar a las oficinas

Buscarla dentro del huequito de la grapadora
ahí donde se meten las grapas
o debajo de todos los papeles
de esa máquina que hace trizas los documentos
Confeti laboral,
funeral de los árboles

Ganarse la vida tiene un impuesto muy alto
todo para un viernes de derrumbe
un sábado de descanso
y un domingo invadido por el pánico
a las siete de la tarde

Regala tu espalda al látigo cinco días a la semana
40 horas de esclavitud al servicio de una pirámide alimenticia
donde los ratones están abajo
y sueñan con ser águilas

Donde quien es cazado no sueña
con abolir la caza
sino con cargar el rifle

El progreso se cimenta sobre deseos de venganza.

*   *   *

Porque soy pobre me vuelvo un lobo
un perro enfermo de rabia

La espuma que me sale por la boca
me cubría los pies en la playa
cuando, hace mucho, 
jugaba con otros cuerpos pequeños
sin más preocupación que el helado

Ahora se acabó el juego y empezó la lucha
por conseguir un trabajo
para conseguir volver
a esa playa
                                         [en realidad, a esa infancia]
a la que llegamos tan cansadas
tan fuera de nosotras mismas
que cuando empezamos a oír el mar
estamos de vuelta en el escritorio

Esos niños con los que jugué son ahora rivales
Eso me hace aullar.

(De Los trabajos sin Hércules, Hiperión, 2022)

Mayte Gómez Molina. (hoyesarte.com)

Mayte Gómez Molina nacida en Madrid en1993, pero afincada en Granada es una escritora y artista audiovisual y digital que trabaja con el concepto de literatura expandida a través de los nuevos medios, tratando temas como el cuerpo, la identidad y la realidad como contrato social. Becaria Fullbright 2019-2021, ha estudiado un máster en cine, vídeo, nuevos medios y animación en The School of the Art Institute de Chicago, como colofón a sus estudios de Comunicación audiovisual y su máster en Producción e investigación Artística en la Universidad de Granada. Ha ganado premios como el Primer Premio de Narrativa en Málaga Crea (2018), el XXXI Concurso Literario "Jorge Guillén" (2016), el XIII Concurso Literario "Eugenio Carbajal" (2015) y el XL Concurso Literario "Maria Agustina" (2014). En 2021 ha hecho su primera publicación, Mi piel virtual, cansada (Universidad de Granada, 2021), un poemario que contiene un ensayo y un experimento visual creado a partir de imágenes recopiladas por Internet. El poemario era una pieza más de la primera exposición individual  de Gómez Molina, titulada Me Veo la Nuca, que tuvo lugar en Granada en enero de 2021. Su segundo poemario, Los trabajos sin Hércules (2022) fue premiado en 2022 con el "Valencia Nova de Poesía en Castellano" que otorga la Institució Alfons el Magnànim, y en 2023 con el Premio Nacional de Poesía Joven "Miguel Hernández", que concede el Ministerio de Cultura. El jurado de este premio ha señalado que en este poemario hay una recuperación de la poesía de "compromiso social" y ha destacado, así mismo,  que la autora, con "una frescura insólita", revisita la mitología clásica "integrando la tradición en una radiografía magistral de los problemas de la vida cotidiana".


jueves, 25 de abril de 2024

Presentación de “Azar” en el IES Goya

Azar, de Mapi Pellicena Algarabel. Imperium Eds., Zaragoza, 2024.

Lo siento, no quería gritarte, pero es que ya no está, Val, ya no está. He perdido una hija y tú has perdido a tu hermana, no puedo llevarlo como tú, yo no soy así. 

Así le dice Cecilia a su hija Valeria, la joven protagonista de esta novela, tras la muerte de su hermana Mónica. Las voces de los personajes nos irán llevando por sus pensamientos y emociones mientras intentan lidiar con la pérdida de un ser querido por todos y buscan al asesino de una inocente.




Dos días después de la firma de ejemplares de “Azar” en la feria del libro de San Jorge en Zaragoza, Mapi Pellicena nos ha presentado su esperadísima novela en el Instituto Goya, donde está cursando 1º de Bachillerato.


Ha estado acompañada por sus profesores de Lengua y Literatura –Isabel Abanto y José Luis Garrido- y sus compañeros y compañeras de Literatura universal en un encuentro cálido y cercano en la biblioteca del centro.

Desde este blog, felicitamos a Mapi por la publicación de su novela -sabemos que ya se han vendido muchos ejemplares- y le deseamos que siga transitando con acierto y éxito por la senda que ha iniciado.




martes, 23 de abril de 2024

'Las malas mujeres', de Marilar Aleixandre

Grupo de lectura “Leer juntos” del IES Goya 

Sesión del 25 de marzo de 2024

Autora: Marilar Aleixandre

Obra comentada: Las malas mujeres. Xordica, 2022.

                                    

 

 Sobre Las malas mujeres de Marilar Aleixandre



Marilar Aleixandre (nombre con el que es conocida la escritora madrileña afincada en Galicia María Pilar Jiménez Aleixandre) forma parte de ese grupo de escritores que —como Max Aub, Jorge Semprún o más recientemente Theodor Kallifatides— toman como lengua literaria el idioma de su tierra de adopción, en este caso el gallego, lengua propia de una comunidad autónoma bilingüe.

Su novela As malas mulleres (2020), escrita en gallego y traducida al castellano por la propia autora, obtuvo el Premio Blanco Amor 2020 y el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Narrativa en 2022. La novela se centra en la vida de las mujeres reclusas de la cárcel coruñesa de la Galera y en los esfuerzos realizados por Concepción Arenal y Juana María de Vega por mejorar las condiciones de vida en la prisión y para favorecer  la reinserción de las reclusas.

Cubierta de la edición en gallego

 La idea de escribir el libro se le ocurrió a la autora leyendo la biografía de Concepción Arenal escrita por Anna Caballé (Concepción Arenal: La caminante y su sombra, Taurus, 2018). Por ella supo que Arenal fue visitadora (inspectora) de la cárcel coruñesa de la Galera, en la que estaban recluidas trescientas mujeres, lo que impresionó vivamente a la autora. Actualmente el único testimonio que queda en la ciudad sobre la existencia de la Galera es el nombre de la calle donde estuvo ubicada.

El título procede  de la expresión utilizada por una monja en una carta dirigida en 1608 al rey Felipe III. En ella le dice que si había galeras —pena de trabajos forzados de remo en embarcaciones reales denominadas galeras— para los hombres, tendría que haber galeras para sacar a ‘las malas mujeres’ (ladronas, prostitutas, asesinas…) de las calles. Así, el término ‘galera’ amplía su significado para pasar a designar también la cárcel de mujeres.

Es esta una novela coral protagonizada por personajes femeninos pertenecientes a dos mundos separados que confluyen en la Galera, y en la que los personajes reales se cruzan con personajes legendarios como  la bandolera gallega Pepa la Loba y con otros que son fruto de la imaginación de la autora. Aleixandre ha construido una novela en la que se entrelazan varias historias narradas por distintas voces y en diferentes estilos.

Una voz en tercera persona focalizada en la conciencia de Sisca (narrador equisciente), que en alguna ocasión muta a primera persona, cuenta la historia de esta joven de quince años, presa en la Galera por haber acompañado a su madre a que le practicaran un aborto clandestino con resultados fatales. Se trata de un personaje de ficción cuya historia se inspira, no obstante, en unos hechos sucedidos en los años cincuenta del siglo XX. El relato del día a día en la prisión (la suciedad, la mala alimentación, las penosas tareas…) se trenza con los recuerdos de la vida en libertad: la pobreza y el hambre, la muerte de un hermano, el trabajo de su madre como lavandera que providencialmente la pone en contacto con Paquita, sirvienta y amiga de la condesa de Mina; el descubrimiento del amor, el trágico final de su madre y la evocación de la belleza de la naturaleza que, como en el caso del prisionero del romance medieval, hace más duro el encierro:

“Hoy es lunes dieciséis de marzo. Imagina los sauces a la orilla del río, cerca de casa. Estos días de marzo, en esta primavera que le robaron, estarán brotando, nada se les da que ella no pueda verlos, sus renuevos dorados son peludos y suaves como animalillos; los acaricia en su pensamiento. ¿Habrá sauces, mimbreras, hierbas, pájaros para tantos días a lo largo de cuatro años?”. (pág. 17)

En esa tercera persona limitada, cuyo foco a veces se desplaza  de la mente de Arenal a la de la condesa de Mina, se narra también la historia de colaboración de dos mujeres excepcionales, dos personajes reales que, a pesar de sus muy diferentes convicciones —Concepción Arenal, religiosa y conservadora, y Juana María de  Vega, liberal y progresista—, pusieron su voluntad y su empuje al servicio de una causa común. Ambas libran una  dura lucha por mejorar la vida de las reclusas de la Galera y por instruirlas para lograr su reinserción. Para ello deberán hacer frente con inteligencia y diplomacia a la resistencia de las autoridades de la prisión y a una opinión pública contraria a la instrucción de las mujeres. En su empeño cuentan con el apoyo de personas como Pardo Bazán y su esposa, padres de la futura escritora, y de un grupo de mujeres “hidalgas” que forman parte de la Sociedad de la Magdalena. Como ocurre en la historia de Sisca, esta narración abarca también aspectos de la vida personal de ambas mujeres: los problemas de salud de Arenal, su deseo frustrado de tener un título universitario, un fracaso amoroso, su feliz matrimonio, el drama de la muerte de su hija y la de su marido después, la enemistad con su madre; así como la vida casi legendaria de Juana María, sus años al servicio de Isabel II, su apoyo a la causa liberal, los sucesivos  exilios, su historia de amor con el guerrillero Espoz y Mina y la temprana muerte de este, además de su labor filantrópica en favor de los más necesitados. En primera persona se expresan los dramas de las mujeres presas del “mudo coro de las malas mujeres”.

La narración da entrada a numerosos poemas y textos no literarios como cartas, informes, memorias o fragmentos de libros de Arenal. Con tal fragmentación formal Aleixandre logra construir una novela histórica que se aparta de los convencionalismos de este subgénero y la dota de un aire de modernidad, como ha señalado Santos Sanz Villanueva. La denuncia de la miseria y la pobreza, del hambre de las clases bajas y de la penosa vida de las mujeres encarceladas en un periodo de la historia de nuestro país, la convierten en una novela social que en algunos momentos adquiere tintes tremendistas.

La acción de la novela se sitúa hacia final del reinado de Isabel II y se prolonga a lo largo de tres años. Comienza en 1863, año en que Sisca ingresa en la cárcel de la Galera y Concepción Arenal es nombrada visitadora de cárceles de mujeres. Es también el año de publicación del libro Cantares gallegos de Rosalía de Castro, considerado el punto de partida del Rexurdimento (Resurgimiento) gallego, que adquiere especial relevancia en la novela, puesto que sus poemas, leídos en las clases de la Asociación de la Magdalena, emocionan a las presas porque les hablan en gallego, la única lengua conocida por la mayoría de ellas, de temas y lugares que les resultan muy próximos. Además, los poemas de Rosalía y de Eduardo Pondal, así como ciertas composiciones del folclore gallego le servirán a la autora para componer sus “mudos coros de las malas mujeres”. El final de la novela, en 1866, coincide con un hecho histórico trascendental: la abolición de la esclavitud en Estados Unidos, un rayo de esperanza para la animosa Juana María, quien confía en que pronto otros países sigan el ejemplo.

La novela se divide en tres partes que se corresponden con cada uno de los años que abarca la acción.  Cada una de estas partes se abre con una extensa cita y se cierra con un texto no literario: el reglamento de una casa de corrección, en la primera; la “Memoria de la Sociedad de la Magdalena” en la segunda, y el  apócrifo  “Contrato de maestras…”, en la tercera, al que le sigue un epílogo. Entre la cita y el documento se incluyen diez capítulos, con sugerentes epígrafes, en los que las historias narradas se alternan siguiendo un orden que se repite a lo largo de toda la novela. Para una mejor comprensión, vamos a distinguir dos bloques de cinco capítulos, en los que los cuatro primeros se dedican de forma alterna a la historia de Sisca (S) y a la de Concepción Arenal (A) y el quinto al coro de las malas mujeres (C), y el esquema se repite en los cinco siguientes: [S, A, S, A, C] [S, A, S, A, C]. En la tercera parte se produce una ligera variación: el coro del segundo bloque es sustituido por el relato del encuentro de Sisca y Pepa fuera de la prisión.

El cuidado con que la autora relaciona las tramas y las distintas partes dota a la novela de una fuerte cohesión interna, que consigue mediante el uso de paralelismos y contrastes, amén de la reiteración de temas y motivos. Baste seleccionar algunos de los muchos ejemplos que podríamos aportar: La novela se abre con una escena humillante: el corte de pelo y posterior rapado de Sisca al ingresar en prisión, contemplada por Arenal y comentada desde su  punto de vista en el capítulo dos, dando lugar a la primera muestra del perspectivismo de la novela. El motivo del pelo se retoma en la escena que Arenal imagina con Manuel y otra vez en uno de los capítulos finales cuando Arenal piensa en el color rojo de su pelo y en la tradicional asociación de este con la brujería. Si en el segundo capítulo del libro, Arenal reflexiona sobre las diferencias entre visitadora y visitante, al final de la novela, cuando ya ha sido cesada, vuelve a ello y dice no conformarse con el papel de visitante para convertirse en visionaria que adivina la lucha de las mujeres del porvenir. El llanto del hermanillo muerto que resuena en la mente de Sisca e interrumpe su sueño en el capítulo tercero, encuentra su eco en el lloro de Candonguita, la hija muerta, que desvela a la Visitadora en el capítulo siguiente. La referencia al vuelo de los murciélagos evocado por Sisca en la prisión, vuelve al final de la novela, cuando Arenal le enseña a su hijo a distinguir el vuelo de estos animales que terminan siendo para ella imagen de la justicia, que va y viene. Objetos como los zapatos de terciopelo verde o el libro de Rosalía de Castro; el chocolate que prueba Sisca por primera vez rebañando la chocolatera en el primer capítulo y reaparece en la taza de chocolate que le hace servir Juana María tras salir de la cárcel son otros tantos elementos que vertebran la obra.

La historia de Concepción Arenal en su etapa de visitadora es la historia de un fracaso colectivo de la sociedad española que ella percibe como un fracaso personal: “Era yo una rueda que no engranaba con ninguna otra de la máquina penitenciaria y debía suprimirse”* (pág. 129), escribe a su amigo Jesús de Monasterio. La trama sigue inicialmente una línea ascendente que alcanza su punto más alto en la segunda parte, con la creación de la Sociedad de la Magdalena y el inicio del trabajo con las internas; comienza a descender en el momento en que el alcaide consigue torpedear su labor, y cae bruscamente cuando la reina firma su cese como Visitadora:

“La conciencia del fracaso la persigue. De todo cuanto se había propuesto en la prisión lo único que consiguió fue eliminar el curtido de pieles, derivando a las reclusas para el hilado, indispensable para no perder el jornal. Las presas algo más limpias, peinadas, algunas  aprendieron a leer; poco más”. (pág. 212)

Pero no es este el único conflicto en que se ve inmersa la Visitadora, puesto que en la novela se produce la colisión entre dos mundos muy distantes: el de la Visitadora y el de las ‘malas mujeres’, representadas por Sisca. La relación entre ambos parte de un desconocimiento de la realidad del otro, de ideas preconcebidas y recelos mutuos, dando lugar a un enfrentamiento que estalla cuando Arenal decide poner a prueba sus Cartas a los delincuentes, con la lectura ante las presas de la durísima carta 29, “Infanticidio, Aborto”, con la intención de observar sus reacciones. La ira de Sisca interrumpiendo la lectura provoca el desasosiego y las dudas de la Visitadora, y abre en la memoria de Sisca una puerta por donde irrumpe el pasado que no quería recordar, dando lugar a tres de los capítulos más dramáticos de la novela, que alcanzan su punto álgido con el relato de la muerte de la madre (el primero de la tercera parte). En ellos se da una visión de la mujer que aborta muy alejada del monstruo que había pintado Arenal en su carta y se desvela que el hambre, el no tener qué darles de comer a los hijos, es el motivo que con más frecuencia  lleva a las mujeres pobres a abortar. Cuando Arenal conozca la historia de Sisca por boca de Juana María y de la misma Sisca, concluirá con esta que la justicia no siempre es justa y se fijará un nuevo objetivo menos ambicioso: el de salvar a Sisca, la joven que tanto le recuerda a su hijita muerta.  

La trayectoria de Sisca sigue un desarrollo inverso al de la Visitadora. Su situación inicial la define el epígrafe del capítulo primero, la palabra “desesperanza” escrita por una mano anónima  en los muros de la prisión,  que inevitablemente nos trae a la mente las palabras grabadas a la entrada del Infierno de Dante. Tras la huida de Pepa, “la desesperanza mudó en esperanza. Puede imaginar la salida de la Galera, contar los días que faltan, menos de dos años” (pág. 222). Pero su suerte cambia tan inesperadamente, que cuando sale de prisión se da cuenta de que no le ha dado tiempo a hacer lo que tenía planeado: escribir en el muro “no pierdas la esperanza”. Ambas mujeres, la presa y la Visitadora, tenían un sueño. El de Concepción Arenal quedó inconcluso como el mantel de flores de tojo que empezó a bordar Sisca en las clases de costura. El de Sisca se cumple cuando pisa de nuevo la casa de Juana María, donde anhelaba servir, como Paquita, si bien no es este el futuro que la condesa de Mina imagina para ella.

Hay en la novela otros personajes femeninos, convertidos en protagonistas de “Los coros mudos de las malas mujeres”, relatos breves que pueden ser leídos de forma independiente, pero adquieren pleno sentido en el contexto de la obra. Las protagonistas son  personajes cuya voz se ha acallado como indica el oxímoron, cuyos lamentos solo pueden expresarse en silencio:

"¡Pobres de nosotras! Llora, mujer: escuchamos tus suspiros. Solo nos es dado lamentarnos en silencio. Canta: escuchamos tus penas”. (pág. 36)

Ellas son ahora narradoras de sus propias historias, que transmiten otra visión muy distinta sobre las consideradas "malas mujeres”. Para ello, toman prestadas las palabras de los poetas, en textos híbridos, que mezclan prosa y verso, incluso alguna carta, y dan entrada a la cultura oral. Como en la tragedia griega, la intervención de la mujer es respondida por un coro, estableciéndose así un diálogo de enorme expresividad y lirismo.

“Entre pinos” (cap. 5) parte de un poema de Pondal (otro de los poetas del Rexurdimento) que narra una violación desde el punto de vista del depredador sexual, para contarnos la dramática  historia de una mujer violada que acaba en la calle. El poema original se modifica para ponerlo en labios de la mujer, que narra su propia historia: “Me pilló entre pinos sola…”. A lo que el coro responde: “Entre los pinos. Te pilló sola”. La narración en prosa tiene elementos comunes con el cuento de Caperucita, pero el peligro que acecha en el bosque no es el lobo sino el hombre.

En “La hoz” (cap. 10), es el poema de Rosalía de Castro “La justicia por su mano” el que sirve de punto de partida para contar la historia de una mujer forzada por el señorito al que sirve y la venganza de esta.

El titulado “Artista de lo blanco” (cap. 20) toma otro poema de Rosalía para contar la desgraciada historia de la costurera Dolores, presa en la Galera acusada de haber dado muerte a su marido y condenada a garrote vil. Dolores no aparece en los relatos de Sisca y de Arenal, pero ambas tienen conocimiento de su existencia. Sisca le había oído hablar de Dolores, “la que cose sábanas y manteles para esta casa” (224), a Paquita. Y ya en la prisión, la joven tiene noticia de que hay al menos una mujer en la Galera “aguardando por el garrote vil. Pero está en otro dormitorio o en una celda de castigo, nunca la ha visto” (pág. 97). Más adelante, será una jovencísima y “sabihonda” Emilia Pardo Bazán, convertida en personaje de ficción, la que comente su caso y anuncie: “Algún día he de escribir su historia” (pág. 165). En efecto, Marilar Aleixandre, en un nuevo juego intertextual, recrea aquí la historia narrada por Emilia Pardo Bazán en el cuento “Casi artista”.

Finalmente, en “Desahuciada” (cap. 25) una mujer se venga del hombre que ha causado las desgracias de su familia, para evitar que sea su marido quien tome venganza, lo que no libra a este de acabar también en la cárcel.

Entre los cuatro “Coros” se intercala un canto de desafío creado por la autora tomando como modelo las regueifas del folclore gallego, en el que se alternan dos voces que disputan sobre las distintas versiones de la leyenda de Pepa la Loba (cap. 15, “La loba”). Las coplas de desafío se ven interrumpidas por los comentarios en prosa de la propia Loba que, en primera persona, corrige, matiza o añade detalles a lo dicho en las coplas. Acusada de haber dado muerte a su padre adoptivo, termina su intervención con la promesa de acabar con el verdadero culpable. Pepa, bandolera gallega convertida en leyenda cuya existencia se ha puesto en duda, fue un personaje real a quien nombra Arenal en una de sus cartas. En la novela aparece como personaje secundario en las historias protagonizadas por Sisca y por Arenal.

Estos breves relatos denuncian los abusos de los poderosos y humanizan a las mujeres protagonistas, víctimas todas ellas de diferentes tipos de violencia: la violencia del varón sobre la mujer, la que condena al hambre y a la desesperación a las familias y la que convierte en culpables a inocentes, porque en el “pan de la justicia”, como en el de la cárcel, “se ocultan gusanos”. 

 

Marilar Aleixandre ha escrito una novela brillante, en la que demuestra un admirable dominio del lenguaje y de las técnicas narrativas. Una novela en la que reivindica las figuras de Concepción Arenal y de Juana María de Vega, al tiempo que recupera la memoria de aquellas mujeres olvidadas que penaron en la Galera. Una novela absolutamente recomendable.

 *La cursiva en las citas es del original.

                                                                   Josefina López Granada


Sra. de Espoz y Mina


La obra –¿biografía, ensayo, novela?– Las malas mujeres de Marilar Aleixandre (Xordica, 2022) tiene tres protagonistas, junto a otros personajes destacados: Sisca, Concepción Arenal y Juana María de Vega.

Sisca es un personaje de ficción aunque basado en personas reales. Doña Concha, la visitadora, es Concepción Arenal, una destacada mujer en el panorama del siglo XIX español, conocida y reconocida. La primera mujer que pisó las aulas universitarias españolas, aunque, para ello, tuviese que disfrazarse de varón; la precursora feminista y autora de La mujer del porvenir; la primera mujer que ocupó un alto cargo, de gran trascendencia política, en la administración española.

La tercera protagonista, Juana María, tiene en la obra un papel si no más destacado, sí más decisivo que la propia Concepción Arenal. A pesar de ser una mujer conocida en el ámbito de la historia de las mujeres, bien estudiada y biografiada1, no ha tenido el eco de otras mujeres escritoras y activistas, apenas es conocida por el gran público. ¿No habrá concebido la autora la novela, precisamente, para dar a conocer a esta importante mujer, casi olvidada? ¿Quién es Juana María de Vega?

En la biografía publicada por la Biblioteca Nacional de España se la califica como “uno de los referentes femeninos del liberalismo progresista español del siglo XIX. Escritora, activista y filántropa”. Pero su nombre no suele aparecer en la lista de mujeres destacadas en el ámbito de la cultura del s. XIX. Con estos títulos previos, evidentemente, merece la pena prestar atención a este personaje.

Juana María de Vega Martínez y Losada, condesa de Espoz y Mina, vizcondesa del Arado, condesa de la Caridad (título personal al que renunció) y Grande de España, nació en La Coruña en 1805. Hija única de una familia acomodada ilustrada y liberal. Tuvo una excelente formación, “más allá de los saberes domésticos y ornamentales, estudió aritmética, gramática, francés e inglés y leía a los autores de la antigüedad clásica” y muy joven, a los 16 años, se casó con el ya maduro general Francisco Espoz y Mina (1781-1836).

Juana María vivió tres importantes etapas. Hasta la muerte de su esposo, se halló inmersa en las circunstancias políticas de los liberales, con su padre y su marido: conspiraciones, exilios, reconocimientos políticos, y participó en todo ello, desde un discreto segundo plano de hija y esposa, pero activa y, a veces, criticada por otros correligionarios.

En 1841, el regente Baldomero Espartero la eligió como aya y camarera de la futura reina, con fuerte oposición de la aristocracia, precisamente para que un poco de aire liberal entrase en el Palacio y la princesa fuera educada en el espíritu constitucional. Al declararse la mayoría de edad de Isabel II, en 1843, abandonó Madrid y se instaló en La Coruña. Esta etapa de su vida la dejó reflejada en su obra Memorias de la condesa de Espoz y Mina. Apuntes para la historia del tiempo en que ocupó los destinos de aya de S.M. y A. y camarera mayor de palacio, escrita en 1844 pero publicada en 1910 por el congreso de los Diputados (disponible en este enlace).

A partir de 1843 vivió en La Coruña dedicada a la actividad política en apoyo a la causa liberal y progresista y al trabajo social, actividad que ella consideraba como un deber de justicia y no un acto de caridad. Por ello rechazó el título de condesa de la Caridad con Grandeza de España, que le fue otorgado en 1854, tras una epidemia de cólera en la que arriesgó su vida en los hospitales.

Fundó la Asociación de Señoras de La Coruña y redactó sus estatutos, apoyó la educación de la infancia desfavorecida, ejerció el mecenazgo cultural (Pablo Sarasate), fue dama fundadora de la Cruz Roja, escribió artículos en la prensa y redactó y publicó las Memorias del General don Francisco Espoz y Mina.

A su muerte, en La Coruña en 1872, se creó la “Fundación Juana de Vega” para la enseñanza de la agricultura, con los fondos previstos en su propio testamento. En la actualidad sigue en funcionamiento con los mismos objetivos, adaptados a los nuevos tiempos. Véase en el siguiente enlace.


EXCURSUS

El militarismo del siglo XIX en España. La influencia del ejército en la vida política española


El ejército ha sido una institución esencial en la constitución y mantenimiento de los estados a lo largo de toda la historia. En la época contemporánea, su posicionamiento e intervención han sido decisivos en el triunfo de las revoluciones liberales y la implantación de los sistemas democráticos en Europa y América. Pero, a diferencia del caso español, estos procesos han comenzado con revoluciones sociales que, en determinado momento, han recibido el apoyo militar.

La peculiaridad española tiene su origen en la Guerra de la Independencia. El “Dos de Mayo” ocasionó una fuerte reacción popular y la creación de numerosas partidas militarizadas por todo el territorio peninsular. En la Guerra de la Independencia “las guerrillas”, “los guerrilleros”, armados y uniformados como podían, desempeñaron un importante papel.

A lo largo de la guerra, estas partidas guerrilleras se fueron regularizando e incorporando al ejército, adoptaron la jerarquía militar y los grados y escalas correspondientes. Al final de la guerra, los guerrilleros quedaron incorporados al ejército y sus jefes mantuvieron el grado militar adquirido. Es el caso del guerrillero de origen navarro, Francisco Espoz Illundáin, que adoptó el apellido Espoz y Mina por su sobrino, Javier Mina, otro jefe guerrillero conocido como “Mina el mozo”.

El ejército que salió de la guerra fue, por tanto, un ejército mucho más numeroso, con una composición y extracción social muy diferentes al anterior, de origen aristocrático, y donde dominaban unas ideas distintas, el liberalismo y el constitucionalismo, que habían defendido en la guerra contra los franceses. A pesar de los intentos de la monarquía para transformar y controlar el ejército, el ideario constitucionalista se mantuvo y se defendió, y se prolongó hasta la crisis de la I República. Más adelante, las Guerras Carlistas también potenciarían el papel político del ejército y su tendencia liberal.

Tras la vuelta de Fernando VII y la restauración del absolutismo, entre 1814 y 1821, hubo cinco pronunciamientos del ejército en defensa de la Constitución de Cádiz (1812). El primero de ellos, en el mismo año 1814, protagonizado por el propio general Ezpoz y Mina. Las consecuencias de estos levantamientos fallidos eran el exilio (Espoz) o el fusilamiento (Porlier, Lacy y otros). En 1821, tras el éxito del pronunciamiento de Riego, se restableció la Constitución y regresaron los exiliados (entre otros, el padre de Juana María de Vega y el propio Espoz y Mina, nombrado Comandante General de Galicia, donde conocería a su futura esposa).

El fin del Trienio Liberal supuso un nuevo periodo de fuerte represión, ejecuciones y numerosos exiliados. Los liberales siguieron conspirando desde el exterior, en Inglaterra o Francia, e intentando, por medio de la sublevación militar, la vuelta al constitucionalismo. Es el caso del general Torrijos en 1831, perpetuado por Gisbert en un cuadro que reproduce la ejecución de los sublevados.

Las oleadas revolucionarias que recorrieron Europa en los años 30, 40 y 60 y 70, se reprodujeron en España. Pero, mientras en Europa estas revoluciones estaban protagonizadas por la creciente burguesía y, más adelante, la clase obrera, en España los levantamientos sociales requirieron siempre de la fuerza militar, a través de insurrecciones y amotinamientos, para modificar el conservadurismo monárquico, ostensible a pesar del Carlismo, e implantar el ideario liberal más progresista. Esto explica, también, la frecuente presencia de militares en la jefatura del gobierno.

El motín de La Granja en 1836, Espartero en 1840, la sublevación de Vicálvaro en 1854 y, finalmente, “La Gloriosa”, en 1868, que provocó la caída de Isabel II, el gobierno provisional del general Serano y la llegada de Amadeo I de la mano del general Prim.

En los años 70, la presencia guerrillera en el ejército había desaparecido de forma natural y, junto a las dificultades políticas de la improvisada I República y, sobre todo, al debate extremo de la cuestión territorial, las ideas políticas dentro del ejército cambiaron radicalmente. A partir de ahora, los pronunciamientos militares tendrán un fuerte carácter conservador, incluso dictatorial. El general Pavía, sin entrar a caballo en las Cortes, puso fin a la l República (enero de 1874), y tras un nuevo gobierno militar de Serrano, Martínez Campos aceleró la restauración monárquica y la vuelta de Alfonso XII (diciembre de 1874).

Durante la Restauración hubo un largo período de silencio cuartelario. Los militares, más acordes con la política moderada y controlada de Cánovas del Castillo y ocupados en las guerras coloniales, dejaron de intervenir políticamente, aunque el ejército, su composición, eficacia y funcionamiento no dejó de ser un importante problema político en toda esta etapa. Miguel Primo de Rivera (1921), José Sanjurjo y Francisco Franco Bahamonde (1936), Antonio Tejero, Jaime Milans del Bosch y Alfonso Armada (1981) fueron los últimos militares levantiscos.



Concha Gaudó

 

1 Entre otras biografías, puede verse: Romeo Mateo, María Cruz (2000), «Juana María de la Vega, condesa de Espoz y Mina (1805-1872). Por el amor al esposo, por amor a la patria», en Isabel Burdiel y Manuel Pérez Ledesma, ed., Liberales, agitadores y conspiradores. Biografías heterodoxas del siglo XIX. Madrid, Espasa Calpe.